Dicen que no hay otra manera de aprender que intentando algo, corregir sobre lo malo y seguir haciendo lo bueno tantas veces como sea necesario hasta perfeccionarlo. Así, aprendimos a hablar, a caminar, a leer, a sumar, cualquier actividad.
No estamos exentos de errores al realizar nuestra labor, la calidad humana necesariamente precede a la de falible, luego es de sabios más errar, que cambiar de opinión. Y al cambiar de opinión también se aprende. Todo en la vida, lo bueno y lo malo debe dejarnos una enseñanza.
Querida lectora, querido lector: si es que para entonces ya tenías conciencia, seguramente conservas alguna referencia del año 2000. Mis recuerdos van, desde un fenómeno informático que podría afectar el funcionamiento de aparatos al cambiar la fecha del año 99 al 00 y según, colapsarían al creer que habríamos viajado en el tiempo, en un segundo, de vuelta al año 1900, hasta la bizantina discusión de si cambiábamos de década (y de siglo) en el primer minuto del año o hasta el 2001.
Cómo olvidar los agoreros fatalistas que aseguraban interpretar indicios sacados de quien sabe donde para afirmar que el mundo se acababa y para aquellos que ya éramos ciudadanos, seguramente recordaremos la elección de ese año, que logró lo que se creía impensable en esos ayeres: que la oposición ganara la Presidencia de la República.
Tal vez de la lectura de estos párrafos evocaron más recuerdos, sentimientos, canciones, personas que ya no están entre nosotros. Hoy quiero hacer una breve remembranza de aquel octubre del año 2000, cuando se determinó, con la entrada en vigor de una nueva ley electoral, la constitución del Instituto Estatal Electoral, como órgano permanente encargado de la organización de los procesos electorales en la entidad.
No es que antes no hubiera quien organizara las elecciones, de hecho la tradición electoral en México nos viene documentada desde el Virreinato y las Juntas de Parroquia, pero a partir de la Independencia de México y sobre todo del constitucionalismo triunfante a la Revolución, los procesos electorales en el siglo XX eran, por decir lo menos, sui generis, con muertos votantes, cómputos definitivos que se realizaban inmediatamente, un partido-gobierno que al unísono eran juez y parte, y un léxico que afortunadamente ahora sólo encuentra un resquicio en la historia donde conviven por igual carruseles, urnas embarazadas, borregos, tamales, tapados y dedazos.
A finales de la década de los 80, es decir, relativamente hace poco, la situación se volvió insostenible a grado tal que la exigencia ciudadana de elecciones libres y democráticas se transformó en una realidad con el primer organismo ciudadanizado a nivel federal tras unos años, ya en los 90, situación que se replicó en los Estados, en donde Aguascalientes no fue excepción y se conformó primero una Comisión Estatal Electoral, aún con visos de injerencia gubernamental, transformándose en Consejo Estatal Electoral en 1995. Estos son los antecedentes que llevaron a la creación del Instituto Estatal Electoral en el 2000.
La idea, tras la ciudadanización de los organismos, consistió en apostarle a la profesionalización de las personas que se encargaban, ya no solamente de organizar las elecciones, sino de llevar a buen puerto la educación cívica tan necesaria en nuestra población, sobre todo, en edad escolar. Para ello fue imprescindible edificar un andamiaje institucional basado en la permanencia y el perfeccionamiento constante de sus integrantes y convertir así a la Institución, en un órgano autónomo, ya sin la intervención gubernamental quienes, de manera conjunta con la sociedad y los actores políticos, organizaran los procesos electorales que provocan las transiciones gubernamentales en estricto orden y apego a la ley.
17 elecciones en 8 procesos electorales, 3 para renovar la gubernatura y 7 para las diputaciones y los miembros de los ayuntamientos. Ha estado dirigido por un Consejo General que se ha renovado en 6 ocasiones quienes han visto pasar 13 partidos políticos representados alguna vez en su mesa. Y no sólo eso, pues a la fecha son más 1,300 procesos escolares donde el Instituto ha acudido a los planteles educativos a mostrar a los ciudadanos en potencia a vivir una elección, en un simulacro muy parecido a la realidad, para renovar a las mesas directivas de las sociedades de alumnas y alumnos. Y eso sólo por poner un ejemplo de los programas permanentes en los que trabaja el IEE.
19 años han pasado desde su nacimiento. A esta edad es una institución joven, pero cada vez más consciente de su labor. Todavía conserva el ímpetu de los primeros años, pero ahora se asume con la humildad de quien sabe que ha aprendido de las duras enseñanzas que le ha dejado la vida, sí, pero con el deseo de seguir intentándolo, corrigiendo y perfeccionando su actuar con las actividades que le vienen en el futuro cercano. Es decir, seguir aprendiendo.
Felicidades a quienes están, a quienes nos antecedieron, a quienes pasaron alguna vez por sus muros y nos dejaron una enseñanza. Felicidades a todo Aguascalientes, porque es una institución de todos. Feliz cumpleaños 19, IEE.
/LanderosIEE | @LanderosIEE