Estimado lector, estos meses hemos sido testigos de un uso muy peculiar o mal uso del lenguaje en la figura de un funcionario público, y mire qué funcionario, nada más y nada menos que el presidente de una nación, sí, la nuestra, y usted dirá que esta reflexión es lo de menos cuando el país está sintiendo los estragos de la operación política de un gobierno que no tiene nada de diferente a los anteriores, es verdad pero no está de más hacer un análisis somero sobre el uso del lenguaje de la figura presidencial encarnada en un mexicano que está generando la división de la sociedad de manera clara.
Recuerda usted cuál fue la frase con que amenazo al país antes de conocer el resultado del proceso electoral que lo llevó a ser el burócrata menos calificado para el puesto, dijo que si no ganaba las fieras se iban a desatar y él no las controlaría; de manera clara y sin analogía alguna la interpretación fue, o gano o armo una revuelta agresiva, y así comenzó todo. Con el paso del tiempo las cosas no han cambiado mucho, ni de tono ni de intención, de pronto quiero pensar que el uso tan desenfadado de su lenguaje pudiera tener su origen en una falsa percepción de la sociedad, es decir, hablar tan coloquial y con tan poco repertorio pudiera ser porque el señor piense que de esa manera el grueso de la sociedad va a entender el mensaje de forma más clara, pero no es así, ya lo dijo Noam Chomsky en la estrategia número cinco de manipulación mediática; dirigirse al público como criaturas de poca edad: “La mayoría de los mensajes propagandísticos y publicitarios que van dirigidos al gran público utiliza discursos, argumentos, personajes y entonaciones particularmente infantiles, muchas veces próximos a la debilidad, como sí el espectador fuese una criatura de poca edad o un deficiente mental. Cuanto más se intente buscar engañar al espectador, más se tiende a adoptar un tono infantilizado. ¿Por qué? Si uno se dirige a una persona como si ella tuviese la edad de 12 años o menos, entonces, en razón de la sugestión, ella tendrá, con cierta probabilidad, a una respuesta o reacción también desprovista de un sentido crítico como la de una persona de 12 años o menos”.
Una de las frases que me parece tiene una carga interpretativa sobresaliente es ésta que mencionó al dar a conocer que iniciaron los trabajo para la construcción del aeropuerto en la base militar de Santa Lucía, “tengan para que aprendan”, tengan qué, para que aprenda quién, ahora qué quiso decir.
Los signos son unidades significativas que están compuestas, según Ferdinand de Saussure, por un significante y un significado, el primero es la forma material que adopta el signo y el significado es el concepto que representa, ahora bien, en este caso de la frase tan jocosa, pero con tanta desavenencia existe una denotación y una connotación que nos permite analizarla, primero, la denotación se refiere al significado literal de un signo, comprende un consenso más amplio de códigos. La denotación incluye el primer orden de significación, se refiere a un signo que está estructurado de un significante y un significado. En este primer escalón entonces el tengan para que aprendan me dice que el presidente nos va a dar algo para que aprendamos, una lección tal vez, una muestra de su poder ante todo y, sobre todo, que nos da, en el mensaje no dice, sin embargo lo entendemos y es porque la frase se convierte en un signo y está sujeto a la variabilidad sociocultural, pero también a los factores históricos que cambian con el tiempo. Entonces, entendemos lo que quiso decir y por qué la connotación se refiere a las asociaciones socioculturales y personales que impactan sobre el que recibe el mensaje lo que produce un segundo orden de identificación, es decir, entiendo perfectamente que el presidente quiso mandar un mensaje de poder, donde pudo mostrar de manera momentánea el músculo y dejó claro que se hace y se hará lo que el dice, así esté por encima de las leyes que les competan los asuntos en turno.
El presidente no gobierna para todos, tiene adversarios y se jacta de decirlo, pareciera que lo disfruta, para ellos la frase, para los que no comulgan con su forma de pensar y gobernar, fueron muchos años de espera, mucho tiempo que le sumó rencor y que ahora pareciera que es el momento de tomar venganza, un actuar que va sobre todo lo demás, sobre el mismo esquema de gobernar y los estragos ya se hacen presentes, los números son fríos aquí y en La Chingada (no piense mal estimado lector, me refiero al rancho de Andrés Manuel).
Tengan para que aprendan, el jefe aquí es él, el país es territorio morenista, tenemos una figura presidencial que no impacta por su estilo de gobernar sino por sus frases de rencor y que no pierde la oportunidad para soltar.
América Latina está en movimiento, lástima que en la última puerta antes del primer mundo vivamos en un aletargamiento beisbolero y mediático que nos hace ser el ejemplo de borrego en el mundo, hasta nuestro líder emite balidos en las mañaneras.
Venga la alegría que mañana y el sábado pediremos calaverita.
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