Ernesto Carlos Martínez Villalpando es un jalisciense egresado de la Universidad Panamericana Campus Bonaterra, en 2001.
Además de ser destacado deportista, consiguió su primer logro importante en 2004, al ser aceptado para estudiar la maestría en el Massachusetts Institute of Technology (MIT), que a nivel mundial es una de las universidades con mayor prestigio y reconocimiento en carreras tecnológicas y a la cual ingresan los mejores científicos del planeta.
Fue durante esta etapa, en 2007, cuando participó en el proyecto denominado “PowerFoot One”, una prótesis robótica de pie y tobillo, que en ese mismo año fue considerado uno de los mejores inventos en el área de salud por la revista norteamericana “Time” y que hoy se encuentra en preparativos para su venta en el mercado.
Este proyecto fue desarrollado en tres años, en el laboratorio de Biomecatrónica del MIT, dirigido por los profesores investigadores Hugh Herr y Samuel Au; en esta ocasión, la participación de Ernesto consistió en el diseño de los sensores y su implementación, así como las pruebas clínicas de lo que hoy es un implemento ortopédico que incluso usan los deportistas paralímpicos por las ventajas que ofrece sobre otras prótesis, como la reducción del consumo de energía al moverse y el permitir realizar el 95 por ciento de la locomoción de una persona que no ha sido amputada, incluso en escaleras y terrenos irregulares.
Sobre este aparato, Ernesto comentó que “de acuerdo a lo que me platica mi asesor, que él es el encargado de esto, en unos dos o tres años estaremos viendo ya este proyecto como una realidad”, a la venta en el mercado.
Actualmente, este aguascalentense por adopción estudia el doctorado en robótica, también en el MIT. Gracias a su participación en el PowerFoot, donde aprendió combinar disciplinas tan diversas como la anatomía, la biología, la biomecánica, herrería y diseño, entre otros, ahora encabeza un nuevo proyecto que tiene los mismos objetivos.
En este caso se trata de una prótesis biónica para personas que han sufrido la amputación de una pierna desde la rodilla. Aunque Ernesto cuenta con la asesoría y colaboración de Herr, Au y el resto de los científicos con quienes desarrolló el proyecto anterior, ahora la responsabilidad es suya y de la rodilla biónica depende que obtenga el grado de Doctor.
La nueva prótesis está siendo apoyada por los veteranos del ejército norteamericano, que a decir del entrevistado son cada vez más jóvenes y por ello desean recuperar en la medida de lo posible la movilidad que tenían antes de la guerra. Aparte de ellos, el proyecto tiene otros patrocinadores, interesados ya en la producción comercial una vez que se termine la investigación y las pruebas clínicas.
Esta prótesis lleva un avance simultáneo de un segundo y tercer prototipo “y pensamos que este proyecto se va a unir al proyecto de pie y tobillo en unos cinco años”, dice, aunque su programa doctoral termina al término de 2010.
De acuerdo a lo que comenta Martínez Villalpando, actualmente sólo existe una prótesis robótica de rodilla, originada también en el Instituto de Massachusetts hace siete, pero comercializada por una compañía Islandesa; sin embargo, la que desarrolla actualmente será la más avanzada a nivel mundial.
Para ello, dice, se está cuidando que la pierna robótica tenga todos los elementos de una normal: peso, volumen y el uso de baterías recargables que duren todo el día, permitiendo al usuario un caminado prácticamente igual al de una persona con piernas propias, con la misma comodidad.
En los dos años que Ernesto y sus colegas llevan trabajando el proyecto, se le ha invertido más de un millón de dólares, recursos utilizados para adquisición de materiales, mantenimiento, instalaciones, recursos humanos, etc.
Según refiere, el apoyo ha venido del gobierno de Estados Unidos e instituciones privadas interesadas en el desarrollo de este tipo de proyectos para llevarlos a un mercado comercial.
Ernesto considera que lo aprendido aquí en Aguascalientes le sirvió de mucho para ingresar al MIT, lo mismo que a los demás mexicanos que estudian en la institución. En lo que coincide con otros académicos e investigadores entrevistados por La Jornada Aguascalientes, es en la necesidad de que el gobierno de México invierta en educación, ciencia e investigación, ya que a su juicio es el futuro –y no sólo económico- de este país, que en capacidad de sus habitantes es muy fructífero.