Joker es una anomalía. Joker no es sólo un acontecimiento fílmico (posiblemente el del año), sino un acontecimiento social. Alrededor de su estreno comercial han surgido de manera inmediata varias críticas y reacciones que van más allá de lo fílmico. En su contenido las considero casi todas inadecuadas, pero no en su sentido: y es que realmente es una película que va más allá de lo fílmico. De todas maneras hay que decir que técnicamente la película es, a mi parecer, una joya. Es un estudio de personaje monumental (que podría estar firmado con alguien como Paul Thomas Anderson), donde el protagonista tiene tanto dominio que no existe escena alguna de la película, subtrama o trama paralela que no lo involucre a cuadro. Phoenix es un actor prodigioso que deja todo en cada bendito segundo de la película. A pesar de ser una película larga, y de la omnipresencia del personaje, no es absoluto tediosa (cada acto tiene su propia resolución, lo que la vuelve dinámica). Su música, a cargo de Hildur Guðnadóttir (quien nos trajo el score de Chernobyl), es proverbial, aunque ¿qué no lo es en la cinta? Fotografía, diseño de producción y por supuesto guión y dirección son realmente sobresalientes. En resumidas cuentas, una película que, créanme, vale la pena ver.
Y sin embargo ha causado controversia recientemente. ¿La razón? Su contenido violento que parece estar generando angustia. Sobre todo en Estados Unidos donde se ha hablado sobre la posibilidad de que genere violencia. Un adjetivo ha sido recurrente en esta controversia: que es una película incómoda. Es, considero, un adjetivo justo. La película es incómoda, en primer lugar, porque es una gran retrato implacable de la sociedad. Ciertamente esto pasa, creo, con mayor frecuencia de lo que suponemos: los productos culturales suelen ser reflejo de sus tiempos y sus circunstancias. Siempre me ha parecido disparatado que se quiera censurar una obra por miedo a que genere violencia. Lo que deberíamos censurar, si se transita por ahí, es la realidad. Creer que los narcocorridos generan sicarios es como pensar que cenar pavo provoca la Navidad. Los productos culturales son, por regla (siempre hay excepción), justo eso: el producto resultante de nuestra cultura. Los videojuegos violentos, las canciones violentas, las películas violentas, las narraciones violentas no generan violencia: la retratan, la denuncian, la descifran, la inmortalizan. Joker no es la excepción en ese sentido. Pero sí en otro, porque Joker es una anomalía.
Joker no habla (o no sólo habla) de la descomposición social, de la decadencia, de la venganza y de la locura, sino de sus orígenes. Leí por ahí “joker antes: ¿qué pasa si arrojas a un hombre a químicos / joker ahora: ¿qué pasa si arrojas a un hombre a una sociedad enferma?”, la película de Phillips habla sobre todo de la marginación. Esa cosa que está ahí y toleramos día con día (en la mayor parte del mundo), que crece, y apesta y es evidente y la queramos ver o no, está ahí: y tarde o temprano habremos de hablar de ella. Por eso, en la película, las bolsas de basura están en todas partes, inundando la ciudad. Por eso las ratas gigantes que fueron “originadas” por la basura. La película habla sobretodo de la marginación. De cómo los que están a cargo suelen ignorar los problemas de la mayoría. Y no hablo sólo de política. La marginación se repite en todas las cúpulas: clero, burguesía, élite. Menos del 1% de la población posee casi la mitad de la riqueza global. Eso es una invasión de basura de la que tenemos que hablar. Está ahí, sigue atiborrando nuestra realidad y tarde o temprano habremos de hablar de ella. O hacer algo. La división que retrata nuestra película en el show de tiempos modernos es precisa y escalofriante.
Y está el asunto de las enfermedades mentales y lo poco que nos hacemos cargo de ellas. La poca seriedad con que el Estado ha tomado el asunto. “Ya no habrá medicinas, hay recorte presupuestal, y nos vamos primero nosotros” dice la terapeuta. Que somos una sociedad enferma es una frase trillada, que la causa de la enfermedad es la marginación, no. Por eso esta película es importante. Ansiedad, neurosis, depresión son las enfermedades de nuestro tiempo. Porque hoy la mano de obra de un obrero (perdón por el pleonasmo) es más barata de pagar que la de un esclavo en el medioevo: se le exige lo mismo pero hoy el obrero debe pagar su vivienda y su salud. Y no, no es el capitalismo, sino nuestra forma (porque siempre encontramos formas insospechadas de joder lo hermoso) de pervertirlo. Entre a global rich list y vea en qué porcentaje de la riqueza mundial se encuentra usted (en serio, hágalo ahora). Necesitamos un new deal, urge resetear el juego. Ya no está siendo divertido. Asistimos a una eterna partida de monopoly (o turista) donde un jugador es el único que no está en bancarrota y sin embargo debemos seguir tirando fichas y pasando turnos sin descanso, y sin sentido.
Joker es un fiel retrato de la marginación. De la miseria: lo único peor que la pobreza. La miseria no sólo es pobreza económica sino segregación política, civil. Los pobres, en todo el mundo, no sólo padecen su condición económica, sino que saben que inevitablemente van después en la repartición de bienes públicos: seguridad, salud, educación. Suelen vivir a las orillas de las ciudades, hacinados, confinados en guetos, chabolas, villas, favelas. Y tarde o temprano queramos o no, habremos de hacernos cargo porque la marginación es una bomba de tiempo. Leí que algunos temen que la película inspire a alguien a salir con una pistola y matar gente. Breaking news: eso ya sucede y no lo creó una película. Fue nuestra sociedad. En México un sicario gana 8 mil en promedio y tiene una vida promedio de 3 años al entrar al “negocio”. ¿Cuánto le debemos a esos jóvenes? Aceptemos lo obvio: nuestras sociedades productoras de delincuentes. Dime cuántos delincuentes tienes y te diré quién eres. Dime cómo son tus delincuentes y te diré tus deudas sociales. Las circunstancias los generan y quien no lo quiera ver se pierde de empezar a pensar en soluciones. El joker no hará que aparezcan delincuentes en la sociedad. La sociedad ha generado muchos jokers, y esta película es un escalofriante y preciso retrato de ello.
/Aguascalientesplural | @alexvzuniga | TT CIENCIA APLICADA