- En los últimos años, pareciera que la normatividad está perdiendo su papel, y hace tiempo que la ciencia ha perdido su función social ante fenómenos de fideísmo exasperado, religioso o laico, dijo el doctor honoris causa por la UNAM
- En un tiempo un dictador vestía trajes jurídicos para esconder su arbitrariedad, hoy los líderes políticos se jactan de estar por encima de la ley, incluso la constitucional
Por tradición, el derecho ha sido un instrumento de legitimación gracias a sus mensajes normativos, por tratar de convencer mediante el valor intrínseco del argumento y de persuadir mediante la sanción. No obstante, ahora su función legitimadora está en peligro, afirmó Vincenzo Ferrari, doctor honoris causa por la UNAM: “En los últimos años, pareciera que la normatividad está perdiendo su papel frente a la imagen, y hace tiempo que la propia ciencia ha perdido su función social ante fenómenos de fideísmo exasperado, religioso o laico”, dijo en la conferencia magistral “Algunas funciones del derecho y su problemático cumplimiento en el mundo actual”.
Acompañado por la directora de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (FCPyS), Angélica Cuéllar Vázquez, el jurista italiano resaltó la incapacidad para enfrentar, por ejemplo, la devastación del medio ambiente. No han valido los múltiples instrumentos normativos adoptados en la mayoría de países, ni otros internacionales como el Protocolo de Kioto y el Acuerdo de París; “se han declarado ineficaces para poner obstáculos a la explotación masiva de los territorios y destrucción de ecosistemas”.
En el marco de la economía a gran escala y de las organizaciones transnacionales del crimen, “la pedofilia y el tráfico de órganos –de menores de edad, en particular– son fenómenos vinculados con la violencia y los homicidios, sin dejar de mencionar los feminicidios, frecuentes en sociedades tanto desarrolladas como en vías de desarrollo”.
Discípulo de Renato Treves y sociólogo del derecho, Vincenzo Ferrari destacó que “estamos frente a una nueva forma de legitimación carismática, dirigida por una simbología grosera, disfrazada bajo la apariencia engañosa de democracia directa. “Si en un tiempo un dictador vestía trajes jurídicos para esconder su arbitrariedad, hoy los líderes políticos se jactan de estar por encima de la ley, incluso la constitucional”.
No puede ignorarse la ineficacia del derecho y la visible incapacidad de todos los sistemas jurídicos de hacer frente a ciertos fenómenos. “Más que obvio, aunque no el único caso, es el narcotráfico, problema mundial con un evidente desequilibrio entre la dimensión económica frente a la capacidad de reacción y control de los sistemas jurídicos”.
Sin embargo, reconoció, en varios países hay gran cantidad de éxitos por parte de policías y fiscalías, pero tales iniciativas triunfadoras corresponden a un porcentaje mínimo, pues se sabe que las propias instituciones políticas entran al juego a través de la corrupción.
Un aspecto al que no se le ha puesto suficiente atención es la difusión de la conciencia social y la ineptitud del derecho; con ello se ha desanimado lo que hasta hace poco se consideraba la natural inclinación de las mayorías a obedecer las leyes, al menos las fundamentales, sin las cuales no hay orden jurídico.
El autor de más de 200 publicaciones científicas agradeció a la UNAM su reciente nombramiento como doctor honoris causa: “Estoy endeudado con ella, es un gran honor porque es una gran universidad de América Latina y una de las siete más grandes del mundo, con un campus central espectacular”.
Con información de la UNAM