El proceso de urbanización de Aguascalientes de los últimos años ha resultado en un entorno de menor calidad en cuanto a la oferta de espacios públicos, no sólo porque el espacio existente en gran medida se encuentra en deterioro, sino también porque reemplazar el espacio público por infraestructura vehicular se ha vuelto una práctica cotidiana. Lo anterior ha hecho que el espacio público de la ciudad sea cada vez menos atractivo para las personas, lo que restringe las oportunidades de la población de disfrutar la vida al exterior -es importante mencionar que las ciudades con mayor calidad de vida suelen caracterizarse por su excelente oferta de espacios públicos-.
En ese contexto, tanto el gobierno estatal como el municipal tienen la gran oportunidad de promover estrategias tácticas, pero de alto impacto para recuperar gradualmente el espacio público; por ejemplo, mediante la conversión de pequeños espacios residuales en parques públicos conocidos como parques de bolsillo, que pueden contar con mobiliario urbano, juegos infantiles, gimnasios abiertos, vegetación u otros elementos. Los parques de bolsillo suelen construirse en espacios residuales, por ejemplo, de entre 100 y 300 metros cuadrados, que se ubican entre edificaciones, o en áreas de donación subutilizadas próximas la vía pública que no cuentan con dimensiones suficientes para promover otros usos de mayor intensidad, como el comercial o habitacional. Igualmente, estos parques pueden construirse en espacios viales remanentes que pueden recuperarse mediante el rediseño o adecuación geométrica de algunas vialidades e intersecciones, sin afectar la circulación vehicular.
Los parques de bolsillo posibilitan la interacción social al activar el espacio público, con lo cual no sólo se crean nuevas oportunidades para disfrutar del exterior, sino que también pueden mejorarse las condiciones de seguridad ciudadana y vial. Además, estos parques no son necesariamente costosos, tanto por sus dimensiones reducidas como porque pueden construirse con materiales económicos que no requieren mantenimiento excesivo, pues incluso pueden simplemente delimitarse con pintura, macetas, bancas, bici-estacionamientos, etcétera. Pero ¿cómo podría implementarse una estrategia de parques de bolsillo? Veamos.
Primero, se podría elaborar un catálogo de espacios residuales que se encuentren subutilizados o abandonados en la ciudad, o bien, en algunas zonas prioritarias con carencias importantes de espacio público, incluyendo áreas verdes y equipamiento recreativo y deportivo. Este catálogo debería priorizar la identificación de espacios de propiedad pública que podrían utilizarse para crear nuevos parques de bolsillo -incluyendo espacios residuales en la vía pública-, e incluir su localización exacta y características físicas, como la dimensión y la forma de cada espacio.
Segundo, se podría realizar un análisis más detallado de los espacios identificados a través de métodos geoespaciales y de recorridos y observación en distintos horarios del día, para entender con mayor precisión las dinámicas funcionales del espacio a intervenir, incluyendo la circulación vehicular y peatonal; las características sociodemográficas de los posibles usuarios; el tipo de actividad que podría realizarse; la percepción de inseguridad; y factores ambientales que deberían tomarse en cuenta en el diseño del nuevo espacio, como la contaminación visual y auditiva y las condiciones climatológicas.
Tercero, se podrían organizar actividades participativas como talleres y consultas, para involucrar a la comunidad en el proceso de análisis y diseño del nuevo espacio público, con la finalidad de entender e incorporar sus necesidades y prioridades. Estos procesos podrían facilitar la implementación de los proyectos al tomar en cuenta, desde un inicio, las inquietudes de la comunidad para reducir dudas e incertidumbre. Más aún, incluir las opiniones e ideas de la población directamente relacionada con cada proyecto, podría aumentar la apropiación del nuevo espacio público para lograr un mayor cuidado del mismo.
Cuarto, el proceso de implementación podría realizarse de manera gradual, no sólo para transmitir los beneficios del nuevo espacio público, sino también para demostrar que la nueva infraestructura no perjudica la circulación vehicular. Por ejemplo, primero podría realizarse un evento de un único día en el sitio seleccionado, para invitar a las personas a imaginarse nuevas actividades en el espacio. Posteriormente, podrían instalarse materiales o elementos removibles como pintura, macetas o conos para crear el nuevo espacio público de manera temporal, lo que permitiría analizar su funcionamiento y corregir cualquier falla. Finalmente, el nuevo espacio público podría crearse de forma permanente con materiales más duraderos, una vez que se haya probado el diseño y la comunidad haya comprendido el proyecto.
Una estrategia de parques de bolsillo podría no representar un costo elevado para la administración estatal o municipal, y sí podría alcanzar resultados visibles en cuanto a la recuperación del espacio público en la ciudad. ¿Por qué no pensar una estrategia así?
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