México vive una alza histórica de inseguridad con más de 17 mil homicidios registrados sólo en el primer semestre del año en curso. Estos homicidios incluyen a niñas, adolescentes, jóvenes, y adultas que no pudieron regresar a sus hogares. Todos tenemos una madre, tías, amigas, algunos hermanas e hijas, es imposible no horrorizarse con tantas noticias de desapariciones, agresiones, feminicidios, asesinatos.
Esta última semana el país ha sido foco de especialistas, de académicos, de medios de comunicación a nivel mundial, pero más por las formas que por las razones. Sí, hubo manifestaciones radicales por grupos feministas hartas de la impunidad, familias guiadas por la rabia ante la injusticia. El fin jamás justificará los medios, pero ¿de verdad el tema aquí debe ser el cómo se exige justicia y derechos? O el que estamos en una crisis de derechos humanos (confirmado por organizaciones como Amnistía Internacional y la ONU-DH) y de inseguridad en todo el país.
Yo no tengo la preparación de analizar a las colectivas de manifestantes ni al movimiento denominado #NoMeCuidanMeViolan, quiero ser cauteloso porque comparto el dolor y la rabia de esas familias que ya no tienen a sus mujeres, a sus niñas, a sus hermanas. Yo quiero enfocarme en que, como mexicanos, tenemos la obligación de exigir justicia, de poner el foco en donde debe estar: en el sistema de justicia, de prevención, atención y erradicación de los delitos. No sólo de aquellos dirigidos a las mujeres por ser mujeres, sino todo aquel delito que agreda la integridad de las personas sin importar su raza, género, sexo, situación económica, profesión.
Comienzo con algunos números. El Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP), registró que el primer semestre de 2019 sumó 17 mil 138 homicidios dolosos, es decir, 95.2 asesinatos al día; 7.2% más que en 2018 cuando se tuvo 15 mil 973 homicidios. Hay entidades como Nuevo León e Hidalgo que tuvieron un incremento de hasta el 50% de casos de homicidio. Si a esto le sumamos a que, de enero a junio se han reportado -oficialmente- 470 víctimas de feminicidio; en promedio, 3 mujeres son asesinadas al día y al menos 49 mujeres son víctimas de abuso sexual diariamente ¿cómo podemos ser indiferentes a nuestra realidad?
Tanto las corporaciones policiales, como las procuradurías, los tres niveles de gobierno, los representantes populares de todos los rubros, las organizaciones civiles, las instituciones académicas, todas y todos, debemos ya de atender este foco rojo. No pueden justificarse con la falta de recursos económicos, el exceso de la demanda, o como sucede en muchos casos, la falta de evidencias. Si empezamos desde lo más sencillo, puedo asegurar que es urgente una modificación al sistema de denuncia, porque si los delitos del fuero común son casi imposibles de denunciar, imaginen aquellas familias víctimas de alguna desaparición forzada, de un feminicidio, de una violación sexual a una joven. Es imposible.
Ya no podemos esperar a que los programas pilotos surtan efecto, México requiere de estrategias de seguridad viables, palpables, con resultados a corto, mediano y largo plazo. A nuestras autoridades exijámosles resultados. Reeduquemos a nuestros niños y jóvenes varones para vivir en un entorno sin violencias.
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