Nuestros problemas son hechos por el hombre, por lo tanto, pueden ser resueltos por el hombre. Ningún problema del destino humano está más allá de los seres humanos.
John F. Kennedy.
Han pasado los meses suficientes para entender que la economía está endeble, que el sector salud está sufriendo una crisis, que en la educación no habrá evaluación y existirá un retroceso, que aunado a eso la seguridad es amenazada constantemente por la falta de estrategias ante un crimen que está más organizado que el gobierno. Aunado a eso se vive una polarización política y social, no se percibe a una oposición ejerciendo un equilibrio, ni a una sociedad tomando causas que generen mejores condiciones.
Podría parecer lo mismo de siempre, pero como dice el dicho, “aquella sociedad que no conoce su historia está condenada a repetirla”. En México sucede algo particularmente irónico, en un contexto generalizado se piensa que un político llegará y cambiará toda la realidad que nos incomoda, es decir, las conveniencias no las convicciones. Ningún cambio trascendental lo logra una sola persona, mucho menos se puede lograr de una manera inmediata. Un cambio trascendental conlleva tiempo, esfuerzo y sacrificio.
El bien común, la justicia social o la esperanza por México, van más allá de los postulados ideológicos de las distintas expresiones políticas. El loable deseo de progresar, es algo natural en los humanos, pero también implica una responsabilidad y la sabiduría a priori de saber esperar. La semilla de un bambú tarda aproximadamente 7 años en dar el primer crecimiento palpable a su destino.
Como mexicano me niego a creer que estamos destinados a la desigualdad, a la ignorancia, a la corrupción y a vivir en sueños perdidos. Por el contrario, tengo la firme convicción de que no falta mucho para ver un futuro prometedor de esperanza presente. Definitivamente son la preguntas, las que le dan sentido a los caminos y a las decisiones, dice un libro sagrado; ¿Qué deberes tiene el hombre para con Dios? Tener fe en sus ideales ¿Qué deberes tiene el hombre para con sus semejantes? Esperanza en realizarlos ¿Qué deberes tiene para consigo mismo? Por amor a la humanidad. Los mexicanos debemos volver a tener la perseverancia en el bien y entender que estamos en el momento inefable de dejarle un mejor país a nuestros hijos.
El coraje de la vida es a menudo un espectáculo menos dramático que el coraje de un momento final, pero no es menos magnífica una mezcla de triunfo y tragedia.
John F. Kennedy.
La patria no es una sola persona, no es el Presidente, somos todos nosotros, siendo invencibles en la guerra y magnánimos en la victoria, siendo como soles, despidiendo luz de nuestro interior, en ese ideal de Flores Magón, como antorchas humanas. Sin duda alguna, las palabras convencen, pero el ejemplo arrastra. El mundo no cambia con las opiniones cambia con los ejemplos.
Más allá de la individualidad de nuestro contexto histórico, tenemos la gran oportunidad de dejar un legado, dejar un recuerdo de honor para los ciudadanos del mundo y también para el honor de nuestra existencia. No claudicar nunca en el intento del progreso.
Los cambios verdaderos no vienen en la aplicación de una política pública, se generan honrando a nuestros padres, instruyendo a los aprendices, cumpliendo con nuestras responsabilidades más básicas, entendiendo que en los pequeños detalles están las grandes cosas de la vida. No ser mexicanos en la comodidad de la inercia, sino comprometidos con el cambio constante.
La mente es más caótica que la propia realidad, considero que el cambio, reside en leer más, en prepararnos más, en sembrar árboles, en respetar al medio ambiente y también a las leyes naturales y al estado de derecho. Si algo no me gusta de mi gobierno, ejercer una crítica constructiva y acompañarlo con una propuesta, de lo contrario mis palabras únicamente alimentarían a una percepción que nos tiene sumergidos en el desencanto.
Basta de críticas, es tiempo de construir, la vida está medida por el factor tiempo, el cual si analizamos bien, es el único recurso no renovable para el ser humano, y si tomamos como referencia el tiempo que estamos en la tierra, es verdaderamente mínimo en comparación con la línea de nuestra historia. Por eso cada segundo vale más que el oro. Es tiempo de construir, es tiempo de edificar castillos a la virtud y una obra que dure más que nuestra vida.
No hay que preguntarnos qué es lo que nuestro país hace por nosotros, sino preguntarnos qué es lo que nosotros hacemos por nuestro país.
John F. Kennedy.
In silentio mei verba.