Estimado lector, este día hablaremos de lo que está sucediendo en nuestro país, de cómo afecta nuestra vida, y de lo que necesitamos pensar, hacer y decir para evitar una hecatombe mortal.
En estos momentos, nos encontramos como país en una coyuntura mortal. Durante mucho tiempo, la izquierda mexicana estuvo a la espera de llegar al poder. La izquierda del país, contrariamente a lo que pasó en otras partes del mundo, se quedó en el pasado. Vicente Lombardo Toledano, el comunista por excelencia, y su camarilla, como lo fueron Diego Rivera y otros siempre pensaron que lo mejor para México era el sistema implantado por la Unión Soviética. Nunca pensaron ni se detuvieron a analizar el sistema comunista como tal, y no sólo eso, sino que todos ellos aunque odiaban a los americanos les encantaba su estilo de vida, tal como el neocomunista Fernández Noroña que lo vemos en Las Vegas o Nueva York. La primera ruptura de la izquierda ocurrió cuando Stalin, el genocida, expulsa a los comunistas moderados y su líder Trotsky termina siendo asilado en nuestro país. Aquí, empieza a comunicar los excesos de los estalinistas, el genocidio, y la izquierda radical lo tacha de loco. La misma izquierda radical pagada con recursos de Stalin matan en nuestro país a Trotsky, y es así que sofocan la ideas comunistas menos radicales. Stalin erige su mito y alrededor de él, la admiración de todos los izquierdistas del mundo. Cuando muere Stalin y se destapa la cloaca, se dan cuenta de que el paraíso comunista es el infierno en la tierra, el mundo en su totalidad y sobre todo la izquierda de los países desarrollados, cambia de perspectiva para hacerse más moderada y ver las bondades del sistema capitalista y como poder adaptarse al sistema socialista. Todo el mundo menos Latinoamérica. Aquí la izquierda radical ve un héroe que derrotó a los Estados Unidos, Fidel Castro. Y así, la izquierda radical toma el poder en Chile con Salvador Allende, en Nicaragua, en Argentina tratan de entrar, pero el pasado Nazi de ese país lo evita, y se empieza a desmoronar el mito de la izquierda de vanguardia. El “Che” no es más que un mercenario que sigue siendo visto como un héroe que murió por ideales.
En este tratar de frenar el avance del comunismo, en plena Guerra Fría, Estados Unidos tiene como respuesta el apoyo a los golpes de estado por parte de los militares, y es entonces como se derroca a Allende en Chile, la junta militar toma Argentina, Uruguay y Brasil está por las mismas, y los únicos que se defienden y se vuelve una guerra interminable es Centroamérica.
¿Qué pasó en México? A través de argucias, Luis Echeverría, el comunista, toma el poder maniatando al elegido por Díaz Ordaz a través de la masacre del 2 de octubre de 1968. Si alguien sabía que iban a hacer los estudiantes era Echeverría, y si alguien dio la orden de la masacre fue el mismo. Toma el poder y entonces coquetea con la izquierda. Rompe el molde del desarrollo estabilizador del país para irse a una economía social o como él dijo de tercer mundo (igual que Andrés con su disparate de economía “moral”) y el resto es historia. Vivimos una década de pesadilla, en donde el libre mercado era perseguido, donde el gobierno se hizo obeso, donde la corrupción fue rampante y los beneficios sociales no llegaron a los más pobres, porque esos, son la carne de cañón de los políticos.
Coqueteaba con la izquierda del mundo, con Allende, con Fidel, y la misma Unión Soviética, mientras con doble moral, trabajaba para la CIA y hacía su trabajo sucio, matando en nuestro país a la izquierda y reprimiéndola.
De esa izquierda radical es de donde nace políticamente Andrés Manuel. No es economía moral, es socialismo lo que quiere imponernos; no es democracia, es dictadura; no es libertad, es represión; no es progreso, sino regresión.
En el sexenio de Echeverría, también se coqueteó con la posibilidad de una reelección, pero los Estados Unidos y el país en su conjunto se sumó para evitarlo, y entonces puso a su compadre del alma como presidente José López Portillo, un individuo que no tenía los tamaños para ser presidente y el país cayó en un abismo profundo.
En este sexenio, desafortunadamente, los Estados Unidos no son contrapeso para evitar el socialismo en el país, su presidente, Trump, está muy ocupado con la campaña de reelección y mientras no la consiga, dejará de lado nuestro país para ocuparse de sus electores.
Estamos entonces ante una coyuntura mortal. Nuestro deber es defender lo que somos, lo que creemos y evitar caer en un sistema mortal, que más que progreso, nos dará regresión y nos sumirá en un profundo hoyo del cual tardaremos décadas en salir.