No estoy seguro de si tenemos una idea clara de las verdaderas dimensiones del Encuentro Internacional de Música de Cámara Aguascalientes 2019 en su décima quinta edición, pero nuestra ciudad se convierte durante la semana del Encuentro en el centro neurálgico de la música en México, por ejemplo, el pasado lunes, durante el concierto que ofrecieron el violinista Simón Gallo y el pianista Eduardo Rojas tuve la oportunidad de saludar a Silvia Santa María, primer violín del Cuarteto White, cuarteto en residencia del Encuentro, al pianista Jorge Federico Osorio y al flautista Horacio Franco, seguramente el mejor flautista mexicano cuyo repertorio va desde el más delicioso barroco hasta el más exigente catálogo de música contemporánea. En uno de los palcos del Teatro Morelos estaba el maestro Rafael Machado, director artístico del Festival acompañado por el compositor Mario Lavista, maestro participante en esta décimo quinta edición del Encuentro Internacional de Música de Cámara y que habrá de compartirnos una breve charla previo a cada uno de los conciertos con el fin de ilustrarnos más sobre la música que se habrá de ejecutar y de esta manera tener un mayor conocimiento de causa, que sin duda nos ayudará a disfrutar más plenamente de la audición.
Para el pasado lunes 8 de julio, en el segundo de los conciertos programados en el Encuentro, disfrutamos de una sesión para violín y piano que fue protagonizada por el violinista suizo venezolano Simón Gollo y el pianista Eduardo Rojas con un programa compuesto por la Sonata en la mayor para violín y piano del compositor de Bélgica Cesar Frank, después del intermedio escuchamos el Scherzo en do menor para violín y piano de Johannes Brahms para continuar con la Sonata No.8 en sol mayor, Op.30 de Ludwig van Beethoven y concluir con Aires gitanos, Op.20 del compositor navarro Pablo de Sarasate, de quien tomó su nombre la Orquesta Sinfónica de Pamplona y que es la orquesta en activo más antigua de España.
Fíjate que yo no conocía el Scherzo de Brahms que se interpretó el lunes, cierto, debo confesarlo, me sentía culpable de no conocer la obra e incluso un poco avergonzado, pero la vergüenza se me quitó cuando el maestro Lavista, en su charla previa al concierto, comentó que él no conocía esta obra, sentí que se me quitaba un peso de encima, me sentía culpable porque al dedicarme a hacer programas de radio de música de concierto y escribir, orgullosamente en La Jornada Aguascalientes sobre estos temas, pero sobre todo al ser un brahmsiano hasta la médula de los huesos desconociera esta delicia de uno de mis quizás cinco compositores favoritos, por eso el comentario del maestro Lavista aligeró sensiblemente mi carga de culpabilidad y quizás hasta de responsabilidad.
Durante el concierto, el maestro Simón Gollo comentó que era la primera ocasión que tocaban juntos lo que definitivamente no dejó de sorprenderme, su entendimiento y alto nivel de comunicación me hizo pensar en que se trataba de un dueto perfectamente establecido y no, esta era la primera vez que compartían un escenario y de qué manera, con excelentes resultados y un repertorio, por supuesto, de muy alto nivel, por ejemplo, la Sonata de Franck sin duda lleva al límite las facultades técnicas y sensibles de los intérpretes y en el caso de Aires gitanos de Sarasate, en toda su brevedad, lleva al extremo, específicamente al violinista, sabemos que Sarasate es un verdadero virtuoso del violín y toda su producción musical gira en torno a este bello instrumento.
Beethoven, bueno, ya sabemos, se trata de uno de los más grandes compositores que como Mozart, abordó todos los lenguajes musicales, y la sonata para violín con piano no es la excepción, compuso diez obras para esta dotación instrumental siendo quizás las más conocidas la quinta conocida como Primavera, la Novena que es la célebre Kreutzer y seguramente ésta, la octava que es su opus 30.
Interesante el comentario del maestro Lavista en el sentido de que no podemos dar un seguimiento a toda la carrera creativa del genio de Bonn desde la propuesta de sus sonatas para violín y piano porque todas fueron obras, digamos, de juventud, ejercicio que sí podríamos hacer sin problema con sus cuartetos de cuerda, que además de ser verdaderos portentos de la creación humana, sí están repartidos a lo largo de toda su carrera como compositor lo que nos permitiría dar un seguimiento a todas sus etapas de creatividad. Y el Scherzo de Brahms, además de que ya lo conozco, y eso es muy importante, la ejecución de los dos protagonistas de este segundo concierto del encuentro fue de verdad irreprochable, como de hecho lo fue todo su tratamiento de las obras que les fueron encomendadas
La noche del martes, en el tercer concierto del Encuentro, disfrutamos de la presentación del Trío Madrigal con una propuesta diseñada en función del lied, canción alemana cultivada por muchos pero principalmente por Schubert, Schumann y posteriormente por Mahler y Richard Strauss, y otro aspecto del canto con canciones latinoamericanas, y sobre esto ya lo comentaremos en su oportunidad. Esta noche se presenta el Cuarteto White con el pianista Jorge Federico Osorio, interpretarán en la primera parte el Cuarteto No.2 en fa mayor, Op.41 de Schumann y Toque de Silencio de Mario Lavista. En la segunda parte el Quinteto para piano y cuarteto de cuerdas Op.34 de Johannes Brahms. Ya sabes, los conciertos son todos los días a las 20.30 horas en el Teatro Morelos, por ahí nos veremos si Dios no dispone lo contrario.