He got feet down below his knee
Hold you in his armchair
You can feel his disease
Come together, right now
Over me…
Come Together, The Beatles
La alta responsabilidad de ser parte del cuerpo legislativo de una entidad, o de la Federación, es una grave encomienda que debe -por necesidad- llevarse a cabo con los mayores estándares de derecho positivo, de irrestricto respeto a los derechos humanos, de amplia mediación social, libre de toda presión de los poderes de facto, y enfocada a la cultura de paz y a la coexistencia integradora de las distintas pluralidades diversas de las que nos componemos como comunidad.
Para ello, debemos idealmente contar con un cuerpo legislativo integrado por personas cabales, independientes, conocedoras de las luchas civiles y del derecho derivado de estas luchas, con habilidad política para el consenso, con criterio amplio y propio, con alta estatura moral e intelectual, defensores de los derechos humanos, y sensibles a las vulneraciones históricas que sufren distintos sectores de la población.
Al estar insertos en una democracia, elegir los mejores perfiles legislativos es una responsabilidad ciudadana que muchas veces se enturbia porque los partidos políticos postulan candidaturas de personas que obedecen más a la componenda, al pago de apoyos y lealtades, al pragmatismo calculador de la política, o simplemente a los recursos humanos que los partidos tienen a la mano, sin que necesariamente éstos sean los mejores.
Puestos ahí, con las personas que -bien o mal- alcanzaron los votos para integrar al poder legislativo, es menester aprovechar este espacio para hacerles llegar un mensaje. Primero, ustedes legislan para todas y para todos; en tal sentido, deben entender cómo está compuesta nuestra comunidad y cuáles son las necesidades jurídicas sobre las que deben trabajar. Segundo, ustedes legislan con base en el derecho positivo, aquel que se apoya en la ciencia, en la bioética, en el derecho humano: y en la noción republicana del estado laico, de separación de poderes, y de representatividad popular. Tercero, la labor que ustedes desempeñan es trascendente, por eso no pueden hacerla desde la limitada y personalísima parcela de sus prejuicios. Cuarto, su trabajo debe obedecer al desarrollo social (de toda la sociedad, diversa y plural), no a quedar bien con los grupos de presión que apoyaron su llegada al cargo, ni a usar sus votos legislativos como parte del mercadeo de la politiquería. Quinto, nuestra sociedad está en constante y dinámica evolución; por ello también ustedes deben evolucionar hacia horizontes más abiertos, dispuestos al diálogo y el encuentro público, a estadios distintos a su propia formación basada en tradiciones de credo, patriarcales, heteronormativas, y aferradas a concepciones que no corresponden a nuestra actualidad social.
Aunque este mensaje puede encontrar destinatario en cualquier persona que forme parte de un cuerpo legislativo, tiene especial dedicatoria a las y los diputados del congreso local de Aguascalientes, en el que -una vez más- resonó la participación ciudadana para oponerse a una reforma legal que -de fondo- pretende criminalizar a las mujeres que decidan interrumpir un embarazo no deseado. Señoras y señores diputados; es urgente que se sensibilicen en cuestiones de género, de bioética, de laicismo, de sexualidad; que desarrollen habilidades socioemocionales como el diálogo, la empatía, y la coexistencia saludable; que se desmarquen de grupos oscuros que tras las sotanas quieren influir en los asuntos públicos.
Hay varias realidades a las que deben atender con urgencia: la maternidad será deseada, o no será. No se trata de castigar o no el aborto, sino de asegurar que las interrupciones se hagan en el marco legal y con el respaldo público de los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres. No se trata de “defender la familia tradicional”, sino entender que las familias son diversas, y que el estado debe garantizar la equidad de derechos para todas las personas que deciden unirse en civilidad, independientemente de su orientación, expresión de género, o -incluso- condición de salud. No se trata de imponer una visión chata y anquilosada de la moral, sino de trabajar para que las distintas realidades sociales coexistan en equidad.
Ahora, si ustedes, diputados y diputadas, tienen particular rechazo a que la mujer ejerza con libertad su sexualidad, y que para ello elija con autodeterminación el ser o no madre; o ven como amenaza el hecho de que las personas se autorrealicen con la expresión de género que mejor les satisfaga, incluyendo la corrección jurídica de sus datos de registro civil; o que decidan unirse de manera civil con quien quieran compartir un proyecto de vida; señoras y señores del congreso, están a tiempo de sensibilizarse sobre cómo y quiénes somos los integrantes de la sociedad para la que trabajan; pero, mientras tanto, harían bien en dejar el escapulario y el prejuicio fuera de la curul, por el bien de todas y de todos, incluidos ustedes.
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