- Beatriz Osorio Urrutia, Movimiento Ambiental de Aguascalientes A.C.
Pasé una mala noche por el nervio que me provocaba visitar el sitio conocido tradicionalmente como “centro antirrábico”. Llegó la hora… Lo primero que leí a mi llegada escrito con letras azules en la entrada fue: “Secretaría de Servicios Públicos, Dirección de Salud Pública, Departamento de Salud y Bienestar Animal”. Me recibió la Jefa de esta secretaría junto con el Jefe operativo del turno matutino, quien me explicó de forma detallada y con precisión el procedimiento que se realiza para esterilizar a un animal de compañía (perro/gato), proceso cuya solicitud está descrita en una hoja blanca que por título tiene “Esteriliza a tu mascota”. Ésta es una buena opción, sino es que la mejor, para evitar lo que describiré a continuación.
Después de la bienvenida se me invitó a pasar a una zona restringida en la que sólo tiene acceso personal autorizado. Me sentí en la antesala al Infierno descrita por Dante Alighieri, zona en la que los condenados están en tres categorías dependiendo de sus pecados. En el “Centro de Control, Atención y Bienestar Animal”, análogamente, también hay tres grandes jaulas en las que se resguardan los animales, pero no por sus pecados, sino se dividen dependiendo con base en sus horas de estancia en este sitio. En la primera, están los animales que acaban de llegar; en la segunda, los que tienen 24 horas; y en la tercera, la última, están los animales que serán sumergidos en un sueño eterno, o dicho eufemísticamente, los que van a ser “sacrificados” aplicando el método de la eutanasia. ¿Qué pecado cometieron estos seres que tanto se esmeran en manifestar su cariño y lealtad a su familia humana para recibir esta pena?
Sacrificio es una noción que procede de la lengua latina (sacrificium) y que tiene varios usos. Puede tratarse de un homenaje u ofrenda que se le realiza a una divinidad con la intención de rendirle tributo. Eutanasia, por su parte, significa acelerar la muerte a un desahuciado con la finalidad de evitar sufrimientos. ¿Se está ofreciendo la muerte de animales a una deidad?, lo que tendría sentido, incluso para el animal sacrificado, o ¿es una falta de conciencia del valor de la vida de una especie, considerada inferior? El proceso eutanasia comienza con la aplicación de una inyección tranquilizante, posteriormente se le aplica la que los llevará al estado de muerte. No fui testigo del paso uno, así que cuando entré al sitio de sacrificio varios perros yacían en una mesa cromada y otros estaban en el piso. Había una diversidad de perros en cuanto a raza, tamaño y edad. Todos iban a ser eutanasiados. Al día se realizan tres rondas de eutanasias: en la mañana, a mediodía y en la noche; además, cuando un animal llega en un estado de sufrimiento, se le aplica la eutanasia de forma inmediata para no prolongar su agonía.
¿Cómo llegan estas creaturas al centro de salud y bienestar animal? La historia se remonta a momentos como los siguientes. Se ve un hermoso cachorro que apenas y cabe en las manos, de piel suave como algodón, de ojos miel cautivadores y se escucha ¡Lo quiero, lo quiero, lo quiero! Es Navidad, “creo que es momento que los niños comiencen a ser responsables” y se los regalan. O tal vez, es el día del amor y la amistad, “éste es un regalo hermoso” para mi novia. Al cabo de unos meses: “¡Caray, este perro es muy grande!”, su piel ya no es tan suave, sus ojos ahora son obscuros, los niños no quieren hacerse responsables de él, la persona a la que le dieron el regalo del día del amor y la amistad resultó alérgica y, además, no tienen tiempo de sacarlo a pasear, destruye todo, ladra demasiado, aúlla por las noches…“¿qué hacemos con esta cosa tan molesta? Que se vaya al patio, que se vaya a la cochera, mejor que se vaya la calle, ya habrá una buena persona que se encargue de él”. Se cumplió el capricho y la experiencia resultó desagradable porque crea compromiso. Éstas son algunas de las principales razones por las que siete de cada diez perros son entregados por sus dueños para que les den muerte; se les llama “perros despreciados”. Los otros tres son encontrados en la calle.
Según la Ley de Protección a los Animales para el Estado de Aguascalientes, maltrato es “todo hecho, acto u omisión consciente o inconsciente que pueda ocasionar dolor, sufrimiento, poner en peligro la vida del animal o que afecten su salud y bienestar, así como la sobreexplotación de su trabajo”. Entonces, arrojar a la calle o poner en el contenedor un animal constituirían actos de maltrato animal.
El antirrábico no es un ente aislado, pues está dentro de una sociedad y ofrece servicios a la misma, sociedad que se puede observar es permeada por la “cultura del descarte” que en la encíclica Laudato si’ se aborda: “Los seres humanos son excluidos y las cosas rápidamente se convierten en basura” (22), “la cultura del relativismo nos lleva a aprovecharnos de otros y tratarlos como meros objetos…, fuera de la satisfacción de los propios proyectos y las necesidades inmediatas, todo se justifica bajo la lógica del ‘usa y tira’”.
El antirrábico es un departamento que, nos guste o no, tiene que cumplir con la función para la cual fue creado: el proceso de la eutanasia, que cumple con la NOM-33-SAG/ZOO-2014; la electroinsensibilización ya no es permitida, aunque un momento estuvo en norma. El antirrábico de este municipio tiene aproximadamente ocho años practicando la eutanasia por utilización de sobredosis de anestésicos, previa tranquilización o sedación.
En ningún momento percibí evidencia de acciones de maltrato animal, y las instalaciones estaban debidamente ordenadas y limpias; las lonas que cubrían el techo ya no existen, ahora esta una especie de velaria. Grandes avances en virtud de las solicitudes, donaciones y colaboraciones de las asociaciones protectoras de animales durante años. Hay, sin embargo, ciertas modificaciones necesarias y carencias que tanto personal como asociaciones protectoras detectan y subrayan pero, como es usual, hay barreras burocráticas o presupuestales que obstaculizan subsanarlas.
¿Es el “Antirrábico” la antesala al infierno?, ¿qué sugiere que se haga con los aproximadamente 100 mil perros callejeros que hay en nuestra entidad?, ¿los incluimos en la “cultura del descarte”? Definitivamente no, lo que necesitamos es crear una cultura de mayor responsabilidad hacia los animales de compañía y en general hacia todos los animales no humanos. Si ponemos esto en práctica eliminaremos no sólo los centros de control canino y felino, sino además las granjas factoría, las plazas de toros, los palenques y todos los espacios en los que sacrifican a nuestros compañeros sentientes con los que compartimos este planeta.