La primera vez que escuché al Onix Ensamble fue en el Teatro Morelos dentro del programa cultural de la Feria Nacional de San Marcos, la verdad no me atrevo a señalar el año, no lo recuerdo con precisión, pero debió ser por ahí del 2004 o 2005, había poca gente en el teatro, lógico, viernes, día de pago y en plena Feria, sin embargo, al terminar el concierto me sentí feliz de no haber sido de los tantos que prefirieron hacer otras cosas, nada mejor en ese momento que asistir al concierto de Onix. Se trata de un impresionante ensamble dedicado con toda la convicción y pasión que es posible, a difundir un repertorio contemporáneo, esfuerzo que siempre será digno del más sincero agradecimiento.
El Onix Ensamble se fundó hace poco más de 22 años y siempre con ese noble objetivo que entiendo como un imperiosa necesidad, ya que otros lenguajes musicales, dentro del contexto de la gran música de concierto, como el barroco, el clasicismo vienés, el romanticismo, incluso la música medieval como el canto gregoriano o la polifonía de la era gótica, además de la música de inicios del siglo XX como el impresionismo o la música dodecafónica o serial, encuentran espacios o intérpretes, si no con la facilidad que debería tener y todos los melómanos quisiéramos, por lo menos se hace posible; en cambio, la música contemporánea, quizás por su difícil digestión no cuenta con los foros incluso cuando sin duda hay grandes intérpretes, y consecuentemente este lenguaje musical resulta desconocido para las grandes mayorías. Entiendo que no es música fácil de escuchar, su frecuente atonalidad y sus rasgos propios exigen un oído entrenado o por lo menos dispuesto a conocer cosas nuevas, asunto no muy frecuente entre el gran público que en las más de las veces se contenta con tonaditas fáciles y que no exigen ni comprometen mucho su atención.
Pues bien, el Onix Ensamble tiene estas nobles pretensiones de cultivar la música de cámara contemporánea sin inhibiciones ni complejos y sí con toda la convicción y pasión que le son naturales al trabajo artístico. El director artístico del grupo es el flautista Alejandro Escuer con una base sólida de músicos que han trabajado con esta misma inercia de incalculable valor, el violinista Aber Romero, la pianista es la maestra Edith Ruiz Zepeda, en el violoncello tenemos a Edgardo Espinosa y el clarinetista Fernando Domínguez, digamos que esta es la formación base del Onix ensamble y lógicamente se va adaptando a las necesidades y requerimientos que exige el repertorio del que se estén ocupando.
Dentro de las actividades que el Onix Ensamble realiza está un proyecto muy interesante que es el de los solistas de Onix, cada uno de ellos ha realizado trabajos en solitario con el mismo compromiso de difundir la música contemporánea, en este caso me quiero ocupar del clarinetista, el maestro Fernando Domínguez, sin la menor duda, la mayor autoridad para ocuparse de las obras contemporáneas dedicadas a este noble instrumento musical.
El viernes pasado, en el tercer concierto de temporada de la Orquesta Sinfónica de Aguascalientes, el maestro Fernando Domínguez se presentó ejecutando el Concierto para clarinete y orquesta El vendedor de ilusiones del compositor Javier Álvarez, al terminar el concierto, el ingeniero Salvador Meza, gerente de la OSA tuve la gentileza de obsequiarme el disco Energía, obras para clarinete de diferentes compositores y en todos los casos en la interpretación de Fernando Domínguez, un disco que reúne obras de Joao Pedro Oliveira, su composición se llama Time spell, es de 2004, aunque esta versión corresponde a una revisión de 2010, se trata de una composición para clarinete y ensamble electrónico.
El disco continúa con Canto de danza de los innúmeros abuelos, compuesta en el 2007 por Alejandro Cabrera, en este caso para clarinete solo. La tercera pista es Límite para clarinete y electrónica, obra de Rodrigo Sigal fechada en el 2008. La cuarta obra es de Víctor Rasgado, se trata de Tres epigramas para clarinete solo dividido, evidentemente, en tres partes: I) Ostinato, II) Evocación y III) Frenesí, la obra fue compuesta en el año de 1999. Después, de Ignacio Baca Lobera que ya ha trabajado anteriormente con el Onix Ensamble, concretamente en el disco 5 de 2004, cinco compositores para cinco intérpretes, los cinco integrantes de Onix, en este caso Baca Lobera colabora con Estudio de la resonancia III, pues sí, de este compositor se incluye la composición Invención No.6 de 1997 para clarinete solo y el disco termina con una obra de Roberto Morales llamada Euge, la más reciente obra incluida en esta producción de 2018, la más reciente del maestro Domínguez y antecedida por un excelente disco llamado Negro fuego cruzado de 2016.
No hay sorpresas, es exactamente lo que se esperaba de un disco de estas características, un trabajo impecable en la ejecución del clarinete. Por otra parte, el lenguaje empleado por cada uno de los compositores de las obras presentadas para este proyecto, evidentemente es el que frecuenta el Onix Ensamble, cierto, no hay sorpresas pero esto no tiene porqué demeritar el trabajo realizado en la confección de este disco, tanto en el trabajo de composición como en la irreprochable ejecución del maestro Fernando Domínguez. Lo que sí te puedo decir es que en una semana, he escuchado el disco completo en tres ocasiones y cada vez que lo escucho le encuentro cosas diferentes, cosas que quizás no percibí en una audición anterior, y tengo la certeza de que cada vez que lo vuelva a escuchar esto mismo me seguirá sucediendo, en efecto, nada de que sorprendernos, pero…