Eso de andar en transporte público a temprana edad le deja a uno una serie de aprendizajes que en ningún otro lado los puede adquirir; estoy hablando de los ochenta. Después del medio día, como a las dos de la tarde con el sol cayendo de plomo, esperando el camión para regresar a casa así como un grupo de compañeros ansiosos para abordar el transporte; el pelotón se preparaba para el abordaje y entonces de la manera menos civilizada y sin importar el resto de los usuarios se iniciaba la trifulca para evitar ser el último en subir, porque según los cánones urbanos de la ciudad más contaminada de este planeta, el de atrás pagaba.
La anécdota la traigo a la mesa porque me parece que esta manera de ser de los mexicanos, lo jocosos y ocurrentes que nos caracteriza de pronto se puede convertir en una situación incómoda en la vida cotidiana; imagínese este escenario, solamente imagíneselo, es algo que nunca verán sus ojos en esta olvidada tierra de los dioses ocultos; de pronto la jerarca suprema de México Tenochtitlan se enfrenta a un problema realmente serio, las partículas contaminantes en la atmósfera de la otrora región más transparente se han duplicado, triplicado, se multiplicaron de manera exponencial y eso comenzará a ocasionar estragos en la salud de los habitantes, ella, lenta en reaccionar, finalmente atina a grabar un mensaje oficial donde contextualiza la situación, expone el caso, casi casi lo somete a consideración de pueblo sabio de la capital del país no sin antes dejar la querida frase de “la otra administración no dejó ningún protocolo para este tipo de contingencias ambientales”. Tan absurdo como informar que la otra administración hipotéticamente no hubiera dejado un protocolo para sismos en la Ciudad de México; es el pan de cada día, la posibilidad de un movimiento telúrico en esa zona es más que alta, la posibilidad de que se presenten contingencias ambientales por contaminantes en la atmosfera es tan común como lo anterior que mencioné; si bien es un valle, el valle de México como mi alma mater -perdón, lo tenía que decir- ese valle está rodeado de cerros, montañas y hasta volcanes apagados; qué se puede esperar, si además es un zona económicamente muy activa, lo que ocasiona que existan plantas automotrices, electrónicas, de alimentos, etc, es más que obvio tener dificultades para contar un aire limpio o por lo menos medianamente respirable, pero la culpa es del de atrás, lo ve, el de atrás paga, pero eso por qué, pues por ser el más lento y débil para subirse al camión, así acá, el que ya no está es el culpable de todo, y no sólo en este ejemplo, estimado lector, somos un país donde acostumbramos a hablar de los que no están presentes hasta blasfemarlos; y usted dirá, eso qué tiene que ver, pues que el de atrás tiene la culpa de los altos índices de contaminación en la Ciudad de México, nunca hizo nada, había recurso y se lo mal gastó, practicaba actividades de corrupción, qué se yo, el chiste es que ese cuate tiene la culpa de los fenómenos que pasan en la administración de doña Claudia, en este caso, y para que no se vaya a comenzar a rumorar que no hay capacidad de respuesta, tarde pero sin sueño, se pone en marcha un plan para bajar los índices de contaminación en la Ciudad de México.
Pero el caso es ese, estimado lector, para qué nombrar a las administraciones del pasado cuanto este gobierno tiene las riendas del país, del pueblo que es sabio y que entiende que con ella van a llegar muy lejos y a buen puerto, el de atrás paga ya vio, siempre nos auto aplicamos la misma dosis.
Pero no sólo doña Claudia está convencida de que la actual administración está haciendo bien su chamba, ahí tiene por ejemplo al mismísimo cabecita de algodón, al mero mero jefe supremo de las fuerzas y bandas armadas, el retrasa los resultados de sus propuestas porque dice que los gobernantes anteriores dejaron un cochinero, sí, claro, como para justificar que su gobierno no está haciendo cosas.
Se fija la fuerza que tiene el personaje, sus colaboradores y el partido mismo para “blindar” al gobierno y transmitir su verdad, completamente de acuerdo que bajo esa óptica el pueblo si es sabio. Se va a pasar la luna de miel y la cosa se pondrá ruda, ya no habrá gobierno anterior a quién echarle la culpa, pero no sólo eso, en una encuesta que presentó el Dr. Carlos Estrada en una emisora de radio con cobertura nacional, dijo que, haciendo un estudio de opinión, supongo que, basado en la metodología de Merton, se identifica claramente el número de veces que dice mentiras don Andrés al día, iniciando por la mañanera claro está.
Cuando yo estudiaba, lo primero que decían los maestros es que fuéramos honrados y comprometidos con algo, esto con el fin de ser una persona de bien, se imagina que uno de los docentes nos hubiera dicho que sí el no podía con nosotros era la culpa de profesor anterior, le suena lógico, le suena conocido en el ámbito político, le suena que esa frase la escucha con frecuencia de las voces de nuestros gobernantes, qué cosas ¿no cree?, nunca, o por lo menos yo, escuché a mi profe decir que el maestro anterior no hizo bien su chamba y por eso parecíamos de lento aprendizaje; tal vez ahora sí se den casos cuando los egos de los docentes se suben hasta la estratósfera, pero antes no.
El de atrás paga, para justificar la ineficiencia del actual gobierno o porque en México, siempre, siempre alguien debe tener la culpa menos uno.
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