Año con año, desde el 2006, el Foro Económico Mundial (World Economic Forum) realiza un Índice sobre la Brecha Mundial de Género, con la finalidad de proporcionar información clave sobre esta en cuatro áreas claves: salud, educación, economía y política.
El subíndice referente a la “Participación Económica y Oportunidades” es de los más preocupantes. De acuerdo al Foro Económico Mundial deberán pasar aproximadamente 202 años para cerrar esta brecha de género.
Interesada en indagar sobre la Economía del trabajo y la paridad de género, la Dra. Eva Arceo Gómez, Profesora Investigadora Titular de la División de Economía del Centro de Investigación y Docencia Económicas CIDE, publicó en el número 339 de El Trimestre Económico del Fondo de Cultura Económica el artículo Negociación y preferencias económicas por género: Evidencia experimental en México.
“Se cree que la brecha salarial entre hombres y mujeres es muy amplia, en gran medida porque existen menos mujeres que hombres en el sector laboral. De esta manera, si tomamos el total de la población, asignando a las mujeres que no trabajan un salario de 0 pesos, la brecha es mucho muy amplia. Sin embargo, si nos enfocamos en la población que trabaja y tratamos de comparar la educación, la experiencia y el trabajo similar, la brecha salarial no es tan grande como parece”, comentó la Dra. Arceo.
Diferencias conductuales por género y negociación
Esta investigación publicada en el 2018 busca encontrar las causas que contribuyen a que las mujeres obtengan un menor salario en promedio que los hombres.
Según comentó la Dra. Arceo en entrevista, existen diversas explicaciones alrededor de estas brechas salariales: menor participación de la mujer en la vida laboral; una menor formación académica en las mujeres por la creencia de que el hombre era el único que debía prepararse; interrupción de la experiencia laboral originada por el nacimiento de un hijo; discriminación en el mercado laboral; estereotipos sociales acerca del comportamiento de la mujer y hasta el ciclo hormonal de las mujeres.
“Parte de esta investigación iba destinada a tratar de responder una de estas causales; ver si existe en México una diferencia en el comportamiento de las mujeres en las negociaciones salariales”, comentó.
El experimento realizado por la Dra. Eva Arceo ―junto con Raymundo Campos, Eduardo Medina y Roberto Vélez Grajales― contó con la participación de 404 adultos y adultos jóvenes, que ya participaban o estaban a punto de participar en el mercado laboral, quienes fueron reclutados a través de diversos anuncios publicados en diferentes portales de trabajo, redes sociales y universidades públicas y privadas de la Ciudad de México.
Los voluntarios participaron en tres tipos de juegos tradicionales de la economía experimental, los cuales se usaron para medir distintos aspectos del comportamiento. Solo los datos arrojados de los juegos ultimátum y de negociación compuesta fueron usados para el desarrollo del artículo Negociación y preferencias económicas por género.
Ultimátum. Es un juego de negociación simple, en el que los jugadores deben repartirse una cantidad fija de dinero sin opción a negociar.
Negociación compuesta. Es un juego que presenta la posibilidad de negociación. En este experimento, uno de los jugadores presenta una oferta y el otro puede realizar una contra oferta, con una probabilidad del 20% de que termine súbitamente. |
“La combinación de los juegos que nosotros implementamos nos permitía abordar comportimentos desde distintos enfoques, como qué tan agresivo o competitivo eres en tus negociaciones, y si tienes preferencias altruistas con las personas o ciertas preferencias por la justicia”, mencionó la Dra. Arceo.
Por ejemplo, continuó explicando la profesora investigadora del CIDE, el juego del ultimátum ayuda a medir la justicia mientras que el juego de la negociación compuesta se utiliza para trata de medir la “agresividad” o competitividad de los jugadores al momento de hacer contra ofertas.
Los juegos del ultimátum y negociación compuesta se implementaron en diez rondas. En las primeras cuatro (dos para el juego del ultimátum y dos para el juego de negociación compuesta) las negociaciones se realizaron de manera anónima. Posteriormente, se realizaron cuatro rondas más (dos para ultimátum y dos para la negociación compuesta) con una variación: antes de comenzar los juegos, se mostró por 10 segundos la fotografía de la persona con quien se estaba negociando. Las dos últimas rondas (una para ultimátum y una para la negociación compuesta) se realizaron frente a frente.
Al finalizar los juegos, todos los participantes contestaron un cuestionario con el que se recolectó información como la edad, hábitos, creencias, aspiraciones sobre el futuro entre otras preguntas; además de agregar dos reactivos de preferencias al riesgo.
Hallazgos de los juegos de negociación
Los resultados arrojados en el ultimátum demuestran que, en promedio, tanto los hombres como las mujeres ofrecen prácticamente la misma cantidad de dinero al respondente. De los tres tratamientos con los que se desarrolló el estudio (sin fotografía, con fotografía y frente a frente), existió un incrementó en el monto ofrecido en el tratamiento “frente a frente”, debido posiblemente al sentido social con el adversario.
Fuente: Negociación y preferencias económicas por género: Evidencia experimental en México
En el juego de negociación compuesta, el experimento arrojó que en las duplas de género mujer con mujer ―tanto para el caso de la negociación con fotografía como como para la negociación frente a frente― se oferta un salario inicial más alto (41.9% de la dotación inicial) que en cualquiera de las otras duplas, esto debido al efecto solidaridad entre mujeres.
Asimismo, se encontró que los hombres negocian de manera más agresiva en contra de las mujeres empresas (M-H). Esto se puede observar en el porcentaje de hombres que rechazaron la oferta inicial que recibieron (60%) y la contra oferta del salario inicial (49.2% de la dotación inicial).
Fuente: Negociación y preferencias económicas por género: Evidencia experimental en México
Este tipo de experimentos pueden ser una pieza importante en la creación de políticas públicas para reducir la brecha salarial de género en nuestro país. La Dra. Arceo comentó que, en Europa, existen países nórdicos en el que las empresas tienen que publicar el salario que le pagan a sus trabajadores, lo que contribuyó a que con el tiempo, la brecha salarial de género se cerrara.
“En México no existe nada parecido. No hay ninguna política que obligue a las empresas a revelar este tipo de información. Una política pública similar podría ayudar a reducir la brecha salarial de género de dos maneras. La primera es que la empresa, al transparentar los datos, comenzaría a pagar el mismo salario a hombres y mujeres; de esta manera la empresa no se vería machista. La otra manera es que los empleados, al tener la información de cuánto ganan sus colegas, al momento de realizar la negociación, sabrían cuál es el salario que deberían pedir”, comentó la Dra. Arceo Gómez.
Negociación y preferencias económicas por género: Evidencia experimental en México demostró que la discriminación explícita en el mercado laboral no es el único factor determinante en la brecha salarial de género. Los estereotipos de género es otro de los factores que inciden y se ven reflejados en el hecho de que las mujeres rechacen menos ofertas salariales, tengan mayores dificultades de negociar con los hombres y los hombres negocien de manera más agresiva en contra de las empresas mujeres.
Con información del CIDE