Hace diez años la Feria Nacional de San Marcos se canceló por la gripe porcina. Los que habitamos Aguascalientes en ese tiempo y estábamos en edad de salir a la calle, veíamos con desdén el drama del Distrito Federal. En las teles veíamos cómo lavarse las manos bien, restaurantes con pérdidas millonarias, calles vacías, algunos bromistas, otros tantos oportunistas y la satisfacción de que en la ciudad habría Feria.
Eso se acabó. Como la mayoría de los días de la breve verbena abrileña del 2009, estaba en el perímetro ferial con mi familia pero con planes de volver por la noche, cuando vimos helicópteros y decenas de policías. Shit just got real. Al subir al auto con mis papás me di cuenta que mi miedo etílico se hacía realidad: se cancelaba la Feria, dijo el locutor de Radio BI.
Hubo quien realmente la pasó mal. Por ejemplo, una profesora de mi hermana había invertido todos sus ahorros en algo que solía ser buena idea pero incluso hace diez años ya no lo era tanto: un stand en la Megavelaria. La señora, según supe, perdió el dinero destinado a ese proyecto junto con su marido ya que nadie se hizo responsable de la crisis por la influenza. Al final, sus alumnos hicieron una coperacha y al menos salió tablas.
Ante el tedio, y esto nunca lo he contado de manera escrita, me fasciné un tanto con todas las medidas de seguridad que ya eran norma en el DF: diagramas para correcto lavado de manos, hechura de tapabocas caseros, fórmulas para gel antibacterial y recomendaciones generales de salud. El material de la Secretaría de Salud era bueno, útil, copioso y podía salvar vidas. ¿Qué iba hacer un ñoño de 20 años sin poder salir? Por supuesto, generar una cuenta de Twitter para difundir la información.
Así nació @gobiernofederal. La cuenta apócrifa. El nombre es un reflejo de sus tiempos, ya que mientras Peña Nieto se decantó por Presidencia, con Calderón todo se enmarcó en “Gobierno Federal”. Bajé algunos elementos de la identidad gráfica oficial (Presidencia San, ¿la recuerdan?) para generar un avatar, recopilé un stash de material de Secretaría de Salud y comencé a seguir usuarios clave.
Al principio no hubo mucha tracción. Los likes de Twitter todavía eran estrellitas, no existían los youtubers y en realidad Twitter era un refugio de entusiastas de tecnología tipo Tequila Valley, escuchas de Dixo.com y gente que trabajaba como Social Media Expert. Autoconsumo, pues. Puro nerdo. No era tiempo de teléfonos inteligentes para un chico de clase media en 2009. Volví a conectarme al día siguiente y la cosa había cambiado. Muchísimos seguidores, cientos de respuestas, todavía más RTs, usuarios relevantes como Javier Matuk (https://bit.ly/2VqfuCl) u Oscar Noriega (https://bit.ly/2PxKCu8) dieron visibilidad a la cuenta pero con inteligencia dudaron de su procedencia. También ayudó que la administración de Calderón extrañamente estaba en canales como Ustream con el mismo user pero carecía de presencia oficial en Twitter.
Otros miles, cayeron. Mi charada duró otros tres días. Seguí compartiendo información verificada (estuve adelantado nueve años, ja) y como escaseaban los gráficos oficiales, comencé a compartir notas de El Universal, La Jornada y Milenio. Las teorías no se hicieron esperar. Algunos decían que eran becarios del ITAM. Ya existían los críticos que por tener Twitter pensaban que podían hacer mejor el trabajo.
En menos de una semana me abrumó el alcance y las consecuencias. Borré todos los correos de notificaciones de la cuenta, olvidé para siempre su password hecho a puños, dejé de lado esa cuenta dummy de Gmail donde lo registré y envíe la manera de acceder en un correo dirigido al funcionario de Calderón que ubiqué más adepto al tema.
El usuario gobiernofederal sigue oficialmente suspendido. En Gobierno Federal nunca les interesó recuperar el tema o el servidor público fue muy bruto para entender su importancia y años después fue cuando los de Calderón tomaron en serio Twitter.
¿Podemos decir que comencé la comunicación política digital en México? Eso sería una locura, pero aprendí mucho de responsabilidad, el alcance de las plataformas sociales y lo fácil que puede ser su mal uso. Después de trolear a todo un país, cualquier otra hazaña quedaría chica. Y es la primera vez que lo cuento en público.
[email protected] / @masterq