Comenzaron las campañas electorales donde se disputan los once Palacios Municipales en Aguascalientes, y con ellas inició también la época de promesas y más promesas. En el caso específico del Ayuntamiento capital comenzaron a discutir un asunto que nos afecta gravemente a todas y a todos: El agua.
Desde 1995 el servicio de agua y saneamiento de Aguascalientes está bajo la concesión de Caasa -hoy Veolia- y si bien el servicio durante más de 20 años ha tenido deficiencias el tema, no es sólo decir “que se vaya” y ya. Yo no soy experto en el tema técnico, pero sé que un rubro así debe tener todo un esquema bien fundamentado para evitar más problemas a la población; porque no hay mes que las familias trabajadoras no vengan a la CROM a exponer que el recibo les llegó doble, que les cobran el mes que ni agua tuvieron, que las obras tienen 2 meses con hoyos por todos lados sin que den solución a las fugas, y así un sinfín de quejas bien fundamentadas, y que la propia autoridad no resuelve nada ni intenta generar un cambio.
Insisto, no es un asunto de colores partidistas, a la ciudadanía, o al menos al sector que me corresponde atender que es el sector obrero, no le importa a qué partido pertenece quien esté al frente de un gobierno, sino que esa persona tenga la capacidad de atender y resolver las problemáticas que aquejan a la sociedad. Cada proceso electoral, quienes buscan justamente representarnos, han subido como bandera electoral en la capital el tema del agua y la concesión, pero esta vez ya no podemos permitir que nos prometan ideas imposibles de ejecutar, ahora la base trabajadora estará preparada para razonar su voto y exigir soluciones reales y palpables, y más en este rubro tan sensible, porque no sólo es una falta de calidad en el servicio, es una ausencia de planeación sobre el futuro del vital líquido en nuestro territorio.
Para el segundo semestre del 2018, la Comisión Nacional del Agua informaba que el acuífero de Aguascalientes ocupaba el quinto lugar de los 652 acuíferos del país, más sobreexplotado; tomando en cuenta que en los últimos dos años se registran profundidades de casi los mil metros para su extracción, esto es -como lo han manifestado los expertos- gravísimo porque a mayor profundidad de extracción de agua del subsuelo, mayor es el riesgo a la salud de los consumidores por los materiales pesados que contienen como arsénico o flúor. No quiero ser pesimista sino realista, es lo que hemos platicado con los trabajadores cromistas, Aguascalientes no necesita pleitos políticos, le urge una solución a esta grave problemática.
Podría sonar repetitivo, pero para lograr un cambio no sólo se necesita una concesionaria que “atienda bien”, que remodele las instalaciones o cambie sus uniformes; se requiere de la participación de los tres órdenes de gobierno, de la empresa o bien del modelo utilizado en otros ayuntamientos donde el servicio está a cargo de la autoridad municipal (sin concesión). Pero además también se necesita de la participación e interés ciudadano para el uso racional del agua, la cultura de la denuncia ya tención de las fugas, y otras acciones que desde nuestro entorno podemos hacer para abonar a la protección de este líquido vital, porque, aunque lo veamos imposible, Aguascalientes se está quedando sin agua, nos estamos quedando sin este recurso natural.
Por ello me atrevo a escribir estas líneas para pedirles a las y los candidatos, ya basta de tomar el asunto con ligereza, estudien y propongan soluciones como mejor le sea a la sociedad, sobre todo para la base trabajadora que llega a endeudarse por años de mal servicio o por enfermedades causadas por la falta del agua a pesar de ser un derecho humano.
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