En lo personal advierto a la Secretaría de Educación Pública (SEP) como una de las tres más importantes secretarías dentro de la Administración Pública Federal, esto en gran medida porque es inaplazable el hecho de que el país pueda dar ese gran salto hacia una educación de primer nivel en todos sus renglones. Lo anterior sólo será posible si se cuenta con un titular que en lo general reúna dos requisitos: formación académica completa y por supuesto, vocación hacia los asuntos de alta pedagogía.
A escasos días de tomar protesta, Enrique Peña Nieto, debe tener en sus manos una serie de propuestas y cartas fuertes para ocupar dicho cargo, -que estamos seguros no será un improvisado(a) como lo vimos en las dos últimas administraciones-.
Lo primero que nos podríamos preguntar es ¿Qué características debe reunir un personaje para dicho puesto? Veamos.
En primer término se puede señalar que debe ser un personaje probado (con resultados que lo avalen) en materia educativa, y lo mejor es que se trate de un personaje con experiencias académicas tanto en la educación pública como privada; obviamente debe de ser un hombre de libros y de lecturas, que escribe y es leído.
Se puede sugerir también que quien encabece el destino educativo de México sea una persona con una formación académica preferentemente amplia y que hable por lo menos dos idiomas. Un tercer punto y como característica plus puede ser que quien aspire a ocupar la Secretaría en cuestión haya escrito uno o un par de libros de corte académico. Otro factor puede ser perfectamente contar con el respaldo de varias universidades públicas y privadas de México, y por qué no decirlo de otros países.
El próximo titular de la SEP debe conocer muy bien de educación pública a nivel estatal, esto es importante porque sabes por experiencia propia cómo se maneja la educación de manera ascendente. Tiene que ser también –obligatoriamente- un académico que esté al día con las tecnologías y nuevas herramientas de formación cultural, las hoy llamadas TIC.
Será también significativo, -aunque no debería- el hecho de tener una relación de respeto pero no de sumisión con el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE).
Hablamos principalmente de un próximo titular de la SEP que logre mejorar y modernizar al país en materia educativa, y busque dejar un legado cultural en las generaciones de estudiantes actuales y futuras. Un Secretario de Educación Pública que no minimice los porcentajes del panorama educativo expuesto por la OCDE donde somos el último lugar en la expectativa de graduados de bachilleratos y penúltimo en caso de universitarios y que las cifras en cuanto a la enseñanza de ciencias, matemáticas y habilidades lectoras siguen siendo insuficientes.
En México no se puede seguir improvisando, mucho menos en educación, por ello la urgente necesidad de un Secretario verdaderamente formado, con visión global y con vocación humanista como lo hicieron en su momento José Vasconcelos, Jaime Torres Bodet y Jesús Reyes Heroles, considerados por muchos, como los mejores Secretarios de Educación Pública que ha tenido el país; nada hay de malo incluso, que pueda tratarse de un académico destacado procedente de la misma formación ideológica del próximo presidente; existe en Aguascalientes un ex gobernador que cumple con esos requisitos deseables que hoy se expresan.
Finalmente, considero que también tendrá que ser la propia juventud quien deba estar dispuesta a sumarse al llamado del próximo titular de la SEP de México para lograr la construcción de un país realmente mejor, porque, como lo señala A. Ainos “la diferencia entre los países desarrollados y los que están en vías de serlo es una palabra: Educación”.