El único espacio en donde el “éxito” precede al “trabajo” es en el diccionario.
Dr. Armando M. Pérez De Nucci, precursor argentino bioeticista.
IX Congreso Nacional de Bioética y VI Congreso Internacional de Bioética
(14-17 de noviembre, 2013, UAA)
Las elecciones intermedias que vienen presentan una escena política altamente diferenciada de las pasadas, particularmente de las dos últimas. Los partidos políticos por contender presentan rasgos harto distintos de los previos a las recientes elecciones presidenciales, de recambio en los Poderes de la Unión. Características que se ahondan aún más en el ámbito local de Aguascalientes.
Aquí, el PRI está borrado prácticamente de la participación en el poder, apenas si figura en el Congreso del Estado, con cuatro Diputaciones nominales y dos de representación proporcional, en la que destaca la Lic. Edith Citlalli Rodríguez González. Una diputación federal de representación proporcional en la persona de Norma Adela Guel Saldívar. Y la presidencia municipal de San Francisco de los Romo. Nunca una nómina partidista tan raquítica y de altísima levedad en el corpus politucum de la localidad.
El PAN, enseñoreado de la situación política coyuntural que puede, o no, refrendar en estas elecciones de alcaldías y regidurías del estado. Si y sólo si se pone a trabajar a fondo, y no esperar el éxito en lugar del trabajo; pues apostarle a la modorra intrascendente que ya ha demostrado en el Congresito; no podrá augurarle sinos tan auspiciosos.
Morena, un movimiento ciudadano/partido (en construcción) todavía sin consolidarse en la localidad, a pesar de sus triunfos y glorias alcanzados en la pasada y definitoria contienda política, aquí en Aguascalientes carece de cuadros políticos propios; que no pueden ser copados por dos o tres nombres de relativo arraigo y aun de proveniencia diversa. En verdad, llegaron a la rivera del poder político por una suerte de tiro a tres bandas y aún no atinan a administrar eficientemente el capital político del que son prendarios.
Escenario éste que anticipa el recurso a esquemas de coaliciones políticas, cabe las cuales se cobijen potenciales candidatos provenientes de una miscelánea dispersa de minipartidos, sin luces que ofrecer por sí solos, a no ser apuntalados por el grosor de nóminas electorales que los hagan parecer más robustos y más dignos de una contienda equitativa.
La reciente definición de la Lic. Lorena Martínez Rodríguez de retirarse o ser retirada de la política activa, deja apenas una nómina de dos probables candidaturas a la alcaldía del municipio capital: Lic. Edith Citlalli Rodríguez González y la Sra. Blanca Rivera Río, cuyo potencial lanzamiento queda fuera de proporción del solo PRI como único impulsor. Por ello visualizo un escenario de alianzas partidistas entre marcas de diverso calibre, y con el solo propósito de presentar una contienda creíble, no risible, ante el atrincherado PAN.
En verdad, sí es para reflexionar seriamente la opción que tomó el electorado de Aguascalientes, al optar decididamente por el cambio nacional representado por el ahora presidente Andrés Manuel López Obrador; pero, eligiendo la continuidad panista en lo local, como medio de contención de la incertidumbre que se avistaba. Lo que ya presagiaba esa especie de profecía autocumplida: “que la voluntad de Dios que haga en los bueyes de mi compadre”. Y, hoy, no se vislumbra en el entorno local una energía de liderazgo político que conduzca con esperanza y eficacia a nuevos derroteros. Vivimos una especie de “topismo” político… hagamos más profundos los túneles hacia abajo y ya veremos mañana qué pasa allá arriba.
Ojalá y me equivoque. Pero, por mientras, creo oportuno recuperar un decálogo para un presidente/a municipal, que escribí dos trienios atrás, en que se trataba de una transición política semejante a la presente. Y al mismo tiempo inyectar algo de stámina que nos trae la energía inspirada en la Bioética.
Decálogo para un/a presidente municipal.
Primero, amarás a tu Municipio sobre todas las cosas. De manera que no te postrarás ante el borrego de oro, que idolatran los buscadores del poder a toda costa; anteponiendo el ídolo del dinero y la adulación por encima de las hijas y los hijos del pueblo, para el que Dios te eligió como servidor incondicional y no partidario de facciones.
Segundo, no jurarás en vano la Obediencia Constitucional, en tu acto solemne de Protesta. Pues infame y nefanda cosa es prometer ante casi un millón de ciudadanas y ciudadanos, respetar y hacer respetar los principios, las leyes y valores supremos de la Constitución Política, a sabiendas del perjurio que significa pronunciarlo, sin la intención real de cumplirlo. Un tal acto de cinismo merece el ostracismo público por el resto de tu vida.
Tercero, santificarás las fiestas y conmemoraciones cívicas que dan cuenta de la Historia y Tradición que dieron origen a la Villa de la Asunción de las Aguas Calientes, cuyo territorio consagró la Constitución de 1857 y cuyo pacto selló el ósculo de un presidente a una distinguida dama de la localidad. Ser hombre de honor, honrado a carta cabal y con capacidad de vergüenza consiste en saberse hijo de una tierra generosa que lo vio nacer, que lo acogió en su regazo durante la infancia, lo alimentó con sus feraces frutos del maíz, la vid, el chile, el frijol, la granada, el higo y el durazno; le brindó educación, cultura y buenas maneras, y en la adultez joven hasta le brindó esponsales santos para que perviva su estirpe. En fin, el buen nombre se amamanta en lo que el sabio historiador Luis González llama: “Matrias” que no municipios.
Cuarto, honrarás a tu padre y tu madre. Por muy presidente municipal que te hagas o muy hombre/mujer que te creas, pondrás por delante el nombre y el apellido de tu padre y de tu madre, pues un descastado no merece el honor ni el respeto público que una familia de honorable origen y costumbres ha conseguido a lo largo de generaciones, y ha heredado de padres y madres a hijos e hijas.
Quinto, no matarás. El quitar a otro el derecho a la vida no solamente es grave latrocinio, sino la supresión de sus condiciones de posibilidad de pervivir y llevar una digna subsistencia. Por eso tu compromiso público de servir desde la autoridad, en este caso de nivel local, es no tan solo de respetar la vida y las haciendas de todos los súbditos a dicha autoridad, sino obligatoriamente para ti existe conjuntamente el deber de hacerlas respetar, de proteger, alentar y promover en todo lo que significa el acceso a un bienestar digno y superior calidad de vida. De modo que la Gobernanza es el mandamiento supremo para quien gobierna y no por consecuente condescendencia, sino por superior instrucción de Ley; para ti irremisiblemente obligatoria.
Sexto no cometerás actos impuros. El Código del Antiguo Pueblo de Israel no tan sólo estaba cifrado en la pureza ritual, sino también en el deber de extender la casa y la mesa, es decir, dar techo al desamparado, vestir al desnudo, más dar de comer y beber al sediento. Pecar contra este mandamiento no implica exclusivamente el regalarte a los placeres carnales, que ya de suyo exigen de prudencia y templanza, sino dejar al desnudo la pobreza lacerante de los cuerpos de los más pobres, desvalidos y discapacitados. Piénsalo, los antivalores de la carne no pasan sólo por la libido del sentir o concupiscencia, sino por la profanación de los que son templos de la divinidad… ¿Lo habías pensado?
Séptimo, no hurtarás. En un mundo cínico de corrupción, la menor excusa es ¿qué tanto es tantito? Ser político y ser corrupto, contra todo lo que se dice y se piensa es la peor antítesis, que degrada el arte de la Política. Dijo el profeta: A quien causa este escándalo, más le valiera atarse una rueda de molino al cuello y tirarse al mar.
Octavo, no mentirás. Grave y ominosa tentación de las y los políticos. Mentir por sistema es el acto de cobardía más nefasto de quien se dedica al quehacer público. Ser veraz es del estadista de a de veras. Y que se precie de serlo.
Noveno, no desearás ni la mujer ni la hacienda de tu próximo. Hello! Estamos en el siglo XXI. El gobierno de los sátrapas, señores feudales y hacendados y sociópatas ha terminado. Pon tu reloj a tiempo y mira los nuevos tiempos del empoderamiento, la autonomización ciudadana y la libre determinación de los particulares.
Décimo, pagarás diezmos y primicias. La Hacienda pública es el sacrosantum de la vida pública. Sustraer, regatear, divertir -o desviar gastos-, o peor aún cometer peculado con ellos, aunque sea con todo el poder de tu firma significa alta traición al pueblo que te los encomendó. El Erario público es el tesoro sin manos ni rostros muy vivos, no es tu “my precious”, es el patrimonio común de los comunes.
Y todo se resume en dos: Amar a tu Municipio sobre todas las cosas y a tu prójimo mandante, como a ti mismo. Y te irá bien.