Pasada las elecciones en los Estados Unidos, hoy las presiones de varios congresistas Norteamericanos están enfiladas a que las demandas del electorado latino, que influyó de una manera muy importante en las elecciones del 6 de noviembre, deben de ser atendidas.
Prueba de esto es que el señor Chuck Schumer -Demócrata de Carolina del Sur y presidente en el Senado del comité judicial sobre inmigración, refugiados y seguridad fronteriza-, y Lindsey Graham, -Republicana por Nueva York-, haciendo eco a las presiones y demandas de grupos de inmigrantes, iglesias, sindicatos, organizaciones de ayuda humanitarias y algunos otros funcionarios que gracias al voto hispano fueron elegidos en este último proceso electoral, han reconocido que los hispanos votaron de manera récord y que en algunos distritos y regiones son ahora factores de decisión y que en el futuro esto será la constante.
Durante esta elección, de los hispanos registrados votaron el 71 por ciento, aquellos con derecho a voto, y esto, comparado con el 2008, subió cuatro puntos pues fue 67 por ciento; algunos otros congresistas que también están apoyando este movimiento y apoyando a los inmigrantes son los Congresistas José Serrano, Nydias Velásquez, y la senadora por Nueva York Kirsten Gillibrand.
Esto estimados lectores no es una obra de la casualidad, pues es increíble que la ahora primera minoría en los Estados Unidos y la de mayor crecimiento, la hispana, casi no participa en las elecciones y en esta ocasión, se organizaron grupos que los motivaron y aleccionaron para que se registraran y votaran para hacer sentir su peso, y los resultados están a la vista.
Como ya hemos comentado estos cuatro años han sido el periodo en donde se ha extraditado a más hispanos y a pesar de esto la lucha porque se tome en cuenta su contribución al desarrollo de los Estados Unidos, hoy está en la mesa de la toma de decisiones; es importante no sólo pensar que la minoría Hispana está presionando para lograr esta reforma migratoria, pues las minorías Árabes y Asiáticas, sobre todo la Coreana y la China, también han crecido en número e influencia de una manera muy importante; esto ha contribuido a que la presión llegue hasta la Casa Blanca de manera importante.
A raíz de estas presiones el Presidente Barack Obama ha declarado que después de su toma de protesta, para su segundo periodo Presidencial, que será el 20 de enero, ha estado cabildeando presentar después de esta fecha una nueva Ley migratoria, o bien una reforma a la misma, que permita la regularización de más de 12 millones de hispanos, que se encuentran en los Estados Unidos en calidad de “ilegales” y una cantidad indeterminada de familias separadas, las cuales, en muchos casos, a sus hijos menores de edad han sido deportados o bien sus padres, y se encuentran en una situación desesperada. En algunos casos no saben el paradero de sus familiares.
Otra preocupación del Presidente Obama es el precipicio fiscal, que según los expertos si no se toman las medidas pertinentes se hará presente en los primeros días de enero; la propuesta de Obama es que los ricos paguen más impuestos y que las exenciones fiscales, instrumentadas por el ex-presidente Bush, se den por concluidas y se cancelen. Esto, según los enterados, dará al gobierno un ingreso de más de 800 mil millones de dólares, lo cual, en la situación que enfrentan nuestros vecinos del norte, no es una cosa menor, pero como en todo aparece un problema, resulta que el líder de los republicanos en la Casa de Representantes, ha dicho que no aceptarán una alza de impuestos, pues esto desanima la inversión y provoca la fuga de capitales a paraísos fiscales.
Si pronto no se llega a un acuerdo y se implementan las medidas correctas, muchas economías comenzarán a dejar el patrón dólar y buscarán el oro u otras divisas que tengan menos riesgo. No olvidemos que nuestra economía está amarrada irremediablemente a la economía Estadounidense. Así que, Señor Obama a cumplir antes de que sea tarde.