“La historia no es un frígido museo; es la trampa secreta de lo que estamos hechos, el tiempo. En el hoy están los ayeres”, Borges
Andrés Manuel López Obrador ha rebasado de manera muy rápida la construcción lógica de lo que pudo ser un buen arranque de sexenio. En los últimos Diciembres de cada comienzo de sexenio se han hecho cambios y propuestas que han marcado las líneas de acción de los últimos presidentes, desde Salinas de Gortari hasta Enrique Peña Nieto.
El modo más fácil para anclar y detener el desarrollo de una sociedad; es dañar al sector educativo. AMLO no solamente está comenzando a afectar la economía nacional con el tema del NAIM y los bonos de deuda. Sino que en días pasados anunció que va echar para atrás la Reforma Educativa. Puedo atreverme a decir que la Reforma Educativa de EPN, fue una de las acciones más importantes que logró dentro de su mandato.
Pero fuera de su rentabilidad política, la reforma tenía como ejes principales todo un sistema de evaluación y del mismo modo mejorar la calidad de los docentes, quien finalmente son los arquetipos que le dan instrucción a las próximas generaciones.
“Educad a los niños, y no será necesario castigar a los hombres”, Pitágoras.
Los efectos no serán palpables de manera inmediata, pero en el mediano plazo, nuestra nación asumirá un costo verdaderamente alto por las medidas que se estarán tomando en el ámbito educativo. Los impactos dejarán un lastre y un estigma sobres los futuros ciudadanos de México. No obstante, es evidente que esto le conviene a un magisterio que le hizo mucho daño al país y que es totalmente visible que tiene un acuerdo con el actual mandatario.
El bien común y la esencia de la democracia deja el reflejo de que debe de existir un equilibrio adecuado entre los modos de educación espontáneos y los sistemáticos, pero más aún, debe de existir una formación social que permita más y mejores condiciones de vida para todos y todas las personas.
Por si fuera poco la vituperación sobre el ámbito educativo, también afecta directamente a tecnología e innovación, ya que redujo el presupuesto en un 13.6 por ciento y del mismo modo en cultura existe una reducción de gran magnitud son 552 millones de pesos menos que lo asignado a ese mismo rubro durante el último año de la administración de EPN.
Si en el presente no se invierte en el sector educativo, y se descuida, o no se enfoca a un ámbito tan importante como lo es la tecnología en un mundo globalizado en el que la información da herramientas de vanguardia, entonces, a qué se puede aspirar dentro del mediano plazo. Seguramente la velocidad del mundo nos rebasará, y esa es una factura que tendrán que pagar las próximas generaciones.
El principal propósito que el Presidente argumenta es que el gobierno pueda garantizar el derecho de todos los mexicanos a la educación pública, de manera gratuita y de calidad en todos los niveles escolares. En teoría y en discurso suena extraordinario, pero es meramente un soliloquio, alguien que tuviera ese interés no mostraría acciones apresuradas y desmesuradas.
El presidente puede atentar contra los sueldos de los magistrados, también puede pedirle permiso a la Madre Tierra para la construcción del Tren Maya, también puede imponer la figura de los vice gobernadores en cada estado del país, también puede quitar la pensión a los expresidentes y como acción consiguiente vender el avión presidencial. Eso y muchas cosas más, pueden hacer, pero lo que por ningún modo debe de hacer, aunque pueda hacerlo, es atentar contra una educación de calidad. Si él se atreve a tumbar por completo la reforma educativa, estará haciendo retroceso de más de 40 años y lo más importante para su proyecto político, estará construyendo el principio del fin.
“El objetivo de la educación es el avance del conocimiento y la difusión de la verdad”.
Los finales pocas veces son previstos, casi nunca se planean, en parte por eso llegan, el modo de dejar un legado por parte de los políticos y de los líderes sociales, es construir obras que trasciendan, que pase los lustros y que permanezcan. Quienes atentan en contra de algo tan sagrado como lo es la educación, estarán condenando el futuro, pero sobre todo estarán comenzando su final.
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