Hace muchos años, la verdad no recuerdo cuántos, posiblemente 6 o 7, quizás más, se realizó una especie de festival de órgano en Aguascalientes con conciertos programados en Catedral, evidentemente, con el monumental y maravilloso órgano Ruffatti, también en el templo del Señor del Encino y en el Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe, todos los conciertos se realizaron bien y sin contratiempos, el problema fue en Guadalupe, no se pudo realizar el concierto por el mal estado del órgano, un instrumento de procedencia francesa, hermoso en su estructura física, con los nombres de tres grandes compositores; en el cuerpo central del órgano se puede leer el nombre de Johann Sebastian Bach, el padre de la música; viéndolo de frente, en la parte derecha aparece el nombre de Georg Friedrich Haendel y el extremo izquierdo el de Giovanni Pierluigi da Palestrina, uno de los más grandes polifonistas de los primeros tiempos. El órgano de Guadalupe tiene un sonido profundo y poderoso, al mismo tiempo que delicado, pero nunca débil.
Fue una pena que aquel concierto no se hubiera podido realizar por las lamentables condiciones del órgano, que al ser el instrumento principal de la liturgia, obliga a cada templo tenerlo en un estado óptimo.
Recientemente hemos visto cómo el Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe ha sido hermoseado en casi toda su arquitectura con el oro colocado en las molduras del retablo que verdaderamente hace lucir hermoso este monumento patrimonio de nuestra ciudad, actualmente se está trabajando en el muro que cerca el atrio del Santuario y claro, todo esto está muy bien, pero yo me preguntaba con preocupación, incluso con cierta tristeza: “¿y el órgano?”.
El martes 11 de diciembre estuve en la parroquia haciendo un programa de radio para 92.7 Tu Estación con motivo de la fiesta patronal del día siguiente, comentaba con mi productora Erika Ivonne Silva sobre la vistosa remodelación del recinto religioso pero me lamentaba del descuido en el que se encontraba el órgano, justamente estaba comentando con ella mi desencanto cuando salió a saludarnos el padre Mario Quezada, vicario del Santuario, y conocedor de mi pasión por la música y de mi inmenso celo por la música sagrada, lo primero que me dijo fue que se estaba trabajando en la reparación del órgano, Erika me volteo a ver como diciendo “te acaban de tapar la boca”, y sí, por fortuna así fue. Le pedí al sacerdote que si nos podía dar acceso al coro para ver los trabajos de restauración de tan noble instrumento y gustosamente accedió a acompañarnos. Subimos la escalera de caracol, y en un amplio salón contiguo al coro, estaba una gran cantidad de tubos del órgano que estaba en reparación, llegamos al órgano en donde el maestro Josué Gastellou, originario de la ciudad de Puebla estaba trabajando en uno de los dos teclados del instrumento, cada uno de ellos con su respectiva tubería. El maestro nos comentó que por lo menos uno de los dos teclados estaría listo para la celebración de la solemnidad del 12 de diciembre, concretamente para la misa del mediodía que sería precedida por el obispo de la diócesis, monseñor José María de la Torre Martín. En enero regresaría a Aguascalientes para seguir trabajando en el segundo teclado y dejar el órgano en óptimas condiciones, lo que en realidad es una excelente noticia, porque aunque evidentemente la función principal del órgano es la de acompañar la liturgia, no está exento de ofrecer recitales en donde todos, independientemente de la confesión religiosa o aunque no se tenga una, todos estamos llamados a disfrutar de las delicias de su majestad la música, y los sonidos que provienen de un órgano tubular son de lo más exquisito que pueda saborear nuestro oído.
El hecho de que el restaurador, el maestro Josué Gastellou sea de la ciudad de Puebla es importante y muy significativo, sabemos que la Catedral de Puebla, junto con la Metropolitana de la Ciudad de México y la de Oaxaca tienen un acervo musical impresionante, quizás el archivo musical sacro más rico de nuestro país se encuentre en estas tres catedrales, claro, sin quitarle méritos ni restarle importancia a la Catedral de Morelia que es también una de las más sólidas en términos de acervo musical.
Tuve la oportunidad de charlar un poco con el maestro Josué Gastellou evidentemente se trata de un especialista, tanto en la restauración de órganos tubulares como en el conocimiento erudito de la música sagrada y me estuvo platicando, entre otras cosas, de la riqueza musical existente en nuestro país, específicamente en estos tres templos y de la cantidad de música que todavía queda por descubrir, esto es inagotable, algunas de las misas, motetes, laudes, Te Deums, y otras obras sacras de compositores como Manuel de Zumaya, Hernando Franco, López Capillas y muchos otros nombres descansan en estos archivos.
El maestro Gastellou tiene acceso a mucha música, evidentemente de perfil sacro, que se encuentra en los archivos de estas catedrales, platicábamos de algunas cosas que se pueden hacer aquí en Aguascalientes pero lo dejamos para una segunda charla que planeamos tener, primero Dios, cuando regrese en el mes de enero del próximo año a terminar su trabajo de restauración del órgano del Santuario de Guadalupe, una verdadera joyita.
Estuvo probando el órgano con el padre Mario y la verdad tiene un sonido celestial, es solo un teclado con sus tubos correspondientes. Sólo imaginar el sonido del instrumento cuando ya tenga los dos teclados habilitados resulta un placer, habrá que escuchar esta obra de arte del Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe.