Narcoguerra: Callejón sin salida (83) / Tlacuilo - LJA Aguascalientes
15/11/2024

 

 

RESUMEN XV. Al renunciar Nixon, el Vicepresidente Gerald Ford tuvo que concluir su mandato (1974-1977); nadie recuerda su desempeño porque le tocó concluir la retirada de Vietnam y dejar que Kissinger siguiera haciendo de las suyas, pues fue el único integrante del gabinete que no pudo dar de baja.

El pueblo estaba harto de guerras, engaños y corruptelas y para el siguiente periodo (1977-1981) eligió a un político joven, campirano e instruido: James Carter, quien sí se deshizo de Kissinger, intentó moralizar el gobierno, cambiar el lenguaje imperial de su predecesor y darle un periodo de tranquilidad al mundo; lo logró sólo en forma parcial y pasajera, pues el peso de la clase dirigente es aplastante.

Sin embargo, dejó huella de su buena voluntad en hechos como su desdén por el “peligro comunista” al negociar convenios con la URSS para reducir (él proponía eliminar) las armas nucleares; por tiranos como Somoza de Nicaragua o Stroessner de Paraguay a quienes retiró su apoyo; por desactivar la bomba de tiempo que era el Medio Oriente con los acuerdos de Camp David entre Egipto e Israel; o al devolver la zona del canal a su legítimo dueño el pueblo panameño mediante los tratados Torrijos-Carter, razón por la que merece el reconocimiento del pueblo latinoamericano.

RONALD REAGAN. Fue un político popular por su simpatía cinematográfica y su habilidad para mentir. Considerado mediocre como actor y comentarista deportivo, una vez que resolvió participar en política se dedicó a cultivar relaciones con los dueños del dinero con inclinaciones nazis, convirtiéndose en un fiero agente macartista para convencerlos de su “patriotismo”. Convencidos de que era quien mejor garantizaba sus intereses para mantener al mundo en vilo, le cerraron el camino a Carter para que Reagan ocupara la presidencia por los dos periodos siguientes (1981-1989).

“DOCTRINA” REAGAN: Lo primero que hizo como presidente fue revivir la “Doctrina” de la Seguridad Nacional desprestigiada por la derrota en Vietnam, exponiendo en Londres la posición beligerante de Estados Unidos ante la Unión Soviética, al calificar a ésta como el “Imperio del mal” al que había que exterminar.

Esta expresión mágico-política fue resultado de su ingreso a una “organización religiosa secreta” de corte milenarista que proclamaba la destrucción del demonio comunista, así fuera necesario aniquilar al mundo mediante el armaguedón nuclear, para permitir la total reorganización del estado israelí como pueblo de Dios a fin de hacer realidad las profecías del apocalipsis; así mantuvo el terror de Estado mediante la carrera armamentista más absurda, conocida como “guerra de las galaxias”. El cuadro es de un demente fanático dirigiendo a la mayor potencia del mundo en lugar de estar en el manicomio, pero ideal para los fines de los mercaderes del templo armados hasta los dientes.

Esta estrafalaria “doctrina” fue ampliada por la “doctrina” Kirpatrick, nombre de la embajadora imperial ante la ONU, quien proclamó en forma insolente y desvergonzada que Estados Unidos continuaría apoyando a todas las dictaduras que se sumaran a la lucha de su país contra la URSS sin importar lo que tuvieran que padecer sus pueblos, a los que efectivamente saquearon y reprimieron sanguinariamente.


OPERACIÓN IRÁN-CONTRA. Entre las atrocidades cometidas por Reagan, destaca ésta que Anabel Hernández califica como “el caso más grave de corrupción en la historia de Estados Unidos”. Al repetirse la historia de los recortes presupuestales contra las guerras impopulares, en este caso la CIA urdió vender armas a Irán para su guerra contra Iraq; con la ganancia de 21 millones de dólares echó a andar un ejército apoyado por varios dictadores para derrocar al gobierno legalmente constituido de Nicaragua.

MÁS NARCOTRÁFICO IMPERIAL. Insuficiente la cantidad para sostener aquella canallesca aventura, mientras Reagan atizaba la War on Drugs para encarecer el precio de las drogas, la CIA se hizo del control del narcotráfico latinoamericano, utilizando a los narcos colombianos y creando las bases de los ahora internacionalmente poderosos cárteles mexicanos.

ESTADOS UNIDOS EN EL BANQUILLO. Nicaragua recurrió a la Corte Internacional de Justicia (CIJ) para denunciar la criminal embestida imperial que entre 1985 y 1986 le dejó 38 mil muertos más los heridos y mutilados; destruida su infraestructura por los bombardeos aéreos y minados sus puertos para impedirle el comercio.

La CIJ condenó a Estados Unidos a pagar la cantidad de 17 mil millones de dólares para indemnizar al pueblo nicaragüense por los daños causados, pero “Estados Unidos rechazó el fallo y anunció que en lo futuro no aceptaría la jurisdicción de la Corte.”

POR QUÉ LA ONU NO SIRVE. Si el país insubordinado hubiera sido Haití, con seguridad el “policía del mundo” -como se autodefine el imperio- hubiera enviado a un escuadrón para invadirlo y someterlo a la justicia. ¿Pero quién somete al policía atrabiliario que pisotea la autoridad del máximo tribunal?

Continuará

(Aguascalientes, México, América Latina)

 


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