La náusea de la democracia, corrupción e ignorancia (Primera parte) / La columna J - LJA Aguascalientes
24/11/2024

El premio Nobel de economía en 1976, Milton Friedman, definía a la corrupción como la intrusión de manera eficiente de un gobierno en el mercado por medio de las reglamentaciones.

Sin embargo, en las condiciones sociales de los países en vías de desarrollo, la corrupción resulta un mecanismo de resolución de conflictos plasmados en los antecedentes de regímenes complejos. Por medio de la verticalidad, la corrupción era un organigrama de vastas dimensiones que oscilaba de un lado a otro y de arriba hacia abajo y viceversa. Resultaba y se ostentaba como endémico y sistemático.

No obstante con la llegada de la democracia y las distintas expresiones a los puntos de poder, se comenzaron a establecer medidas institucionales para remover la comodidad establecida. La corrupción bajo los esquemas tecnócratas, no es en la definición de si una persona es buena o mala, ya que esto genera la inevitable explosión de la corrupción misma, en el sentido de que la solución se presenta como una opinión y no erradicando la funcionalidad orgánica.

De manera particular creo que son mecanismos propios de los discursos y que son utilizados con la intención de no de erradicar a la corrupción, sino de esconder la intención de concentrar el poder, a los demagogos les encanta hacer uso de esos discursos.

Rousseau hacía mención de que; la política debe de tener equilibrios y proporciones, puesto que si el soberano concentra todo, de un modo u otro tendría un beneficio directo para con los cercanos.

Por lo tanto, si la bondad y la congruencia de la democracia preserva la igualdad en cuanto a derechos y obligaciones. No obstante, cuando no existen estos dos principios, es el reclamo social bajo la esencia de las premisas.

Existe una dosis muy peligrosa al detentar esta posibilidad ya que en el justo momento en el que se protege la libertad política, se garantiza a un grupo que buscara enfrentar a los desequilibrios, es decir la democracia tiende a polarizar en la medida de su dinamismo.

Aquí es muy válido expresar fuera de infatuaciones si el ánimo social no comete errores. En la mayoría de las ocasiones esas respuestas son proporcionadas por el decurso del tiempo y por la digresión de los acontecimientos.

En medio de estas interacciones sistemáticas la corrupción tiene su raíz en el desequilibrio y en la ambición, derivado de esto; se comienza una total y absoluta batalla de intereses confundidos por nostálgico sentido de libertad.


Referente a la corrupción, resulta ser una praxis para la acumulación y la conservación del poder. Propiamente se generan dos sentidos. El primero de ellos consiste en que; por medio de las instituciones se generen favores entendidos que permitan la participación sin moral, pero dentro de las reglamentaciones legales, en las cuales se compagina un círculo de actores que fungen como facilitadores y llevan un papel lleno de matices morales.

Por otro lado, existe la interacción que es; corromper el orden público y los lazos transversales que involucran el rompimiento de las regulaciones establecidas. Bajo este esquema de corrupción la organización resulta más puntual y disciplinada, involucra inteligencia criminal.

Por muy distintas que parezcan, ambas están estructuradas para poder preservar el poder dentro de una democracia que es moldeada a la conveniencia de ciertos grupos de poder.

La corrupción es una alternativa cuando los aparatos gubernamentales son ineficientes e ineficaces, bajo métodos fallidos de las líneas de acción de los gobiernos es; por donde tiene su inserción la conducta indebida que antepone los intereses particulares a los intereses colectivos. Por lo tanto, la corrupción es sistemática no endémica.

El punto frágil de lo recién señalado es que cuando una sociedad es ignorante, es aún más endeble a que sea corrompida.

La ignorancia como contra postura de la educación es; una traba de dimensiones estratosféricas, no sigue ningún epígono y lacera en todo momento el progreso colectivo. El verdadero problema en magnitudes severas se presenta cuando la ignorancia es de muchos, ya que se traslada y se conjuga en una carga social, en lugar de ser un activo, se convierte en un pasivo.

El recurso público es más nutrido y más compuesto que cualquier esfuerzo individual, de tal modo que quien lo controla y lo ejerce tiene la posibilidad de manipular, concentrar y generar dependencias a través del patrimonio de todos.

Cualquier persona diría que para disminuir, combatir y erradicar la corrupción de un país, se requieren regulaciones muy precisas y claras, y del mismo modo la estructuración de un poder ejecutor de justicia bien sustentado.

La corrupción y la ignorancia son dos elementos presentes en la democracia, son vicios que dañan y afectan al bien común. Siempre es buen momento para reflexionar en la vida política de nuestro país, pero más aún, tener la voluntad de hacer algo que transforme el metro cuadrado en el que nos encontramos.

El mundo no cambia con la opinión, el mundo cambia con el ejemplo.

 


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