- Escuelas no son simples centros de aprendizaje, sino de formación de ciudadanos
- Padres deben enterarse de las relaciones que entablan sus hijos
Lo trágico de la culminación sobre la desaparición de Andrea Nohemí Chávez Galván, es una situación que debe mantener en alerta a las autoridades estatales, aseguró Francisco Chávez Rangel, director general del Instituto de Educación de Aguascalientes, ya que bajo ningún motivo se debe volver a repetir, “hoy por hoy estas situaciones es lo que nos hace reflexionar sobre el tipo de acciones que estamos realizando en las escuelas”, ya que considera que las escuelas no deben ser concebidas como simples centros de aprendizaje, sino como lugares para la formación de nuevos y mejores ciudadanos.
Es digno de análisis que los asesinos son cada día más jóvenes, pero sobre todo que quienes cometieron estos lamentables hechos son personas con un nivel educativo superior, por lo que no puede señalarse que eran personas que ignoraban diversas cuestiones o que carecían de formación para no cometer un homicidio, sin dejar de lado que las jovencitas también contaban con algún nivel de conciencia y de madurez, como para persuadir el riesgo.
Otra de las cuestiones que es importante es la forma en que se conocieron las víctimas y los victimarios, un caso fue mediante la red social de Facebook y en el otro fue en una exposición de cómic. En este tipo de temas los padres de familia deben mantenerse involucrados y enterarse de las relaciones que sus hijos están entablando, “es momento de darse cuenta si realmente se tiene la comunicación con los hijos y saber con quién se relacionan” del mismo modo que deben averiguar lo que están conociendo en Internet.
Una de las estrategias del IEA en contra de este tipo de situaciones que están viviendo los jóvenes, es que se tome en cuenta la posible condición en la que se pueden encontrar los individuos. Explicó que existen tres tipos de personas involucradas en los casos de la violencia que se vive en cualquier lugar en el que se comienza a gestar: el agresor, la víctima y el observador, por lo que mantenerse en cualquiera que no sea la de agresor, puede convertirse en tal, “reitero que es un momento en que los padres sepan qué están haciendo con sus hijos… en un ejercicio responsable y consciente de lo que se vive en el contexto”, de modo que debe de asumirse que el riesgo existe, a pesar de que vivimos en un estado de aparente tranquilidad.