Seguramente usted ya lo ha notado, México es un país de gordos. Largas estancias en España, Chile y Argentina nos han permitido comprobar que sus niveles de obesidad no se comparan con los nuestros, la mayoría de las personas son esbeltas. Desde luego existen obesos, pero en un número muy reducido comparado con el nuestro. El asunto no es solo cuestión de problema a la hora de comprar ropa, o a la imagen social, es un tema de salud pública. Todos sabemos que las personas con sobrepeso tendrán una alta incidencia de hipertensión arterial, padecimientos cardiovasculares y tendencia a la Diabetes Mellitus, pero además la carga excesiva sobre sus articulaciones tarde o temprano les ocasionarán mal funcionamiento de los tobillos, rodillas , caderas y columna vertebral. El gordito tiene mayor probabilidad de tener un accidente, desde los caseros como caer por las escaleras, chocar con las puertas, caerse de una silla o resbalar en el baño hasta los graves accidentes automovilísticos o laborales porque el exceso de volumen les resta agilidad y capacidad para responder rápidamente ante una maniobra. Todavía más, deben soportar el daño psicológico. Resulta que muchas personas se sienten con derecho de hacer comentarios sarcásticos, burlescos y presuntamente graciosos sobre el peso de su amigo, compañero o pariente, partiendo del mito de que los gorditos tienen muy buen humor. Ponerle apodos como el Bola, el Panzas, el Tripón y muchos otros son tolerados no porque les agraden sino porque es una manera de ser aceptados socialmente y además es difícil de evitar, cuando tantas personas a su lado se sienten con la autoridad para hacer tales comentarios. Es por ello que muchos de los comediantes son obesos y varios de sus chistes se basan en burlarse de ellos mismos. Sin embargo, en la vida cotidiano hay un gran sufrimiento porque la identidad personal se ve alterada, cuando a un ser humano se le distingue y señala mas por su imagen corporal que por su personalidad. ¿Cuál es la causa de esta situación? Desafortunadamente no está solo en la alimentación, porque es muy fácil decirle al amigo gordo, ya deja de comer, bájale a las tortas. O culpar a nuestra cocina nacional por ser hipercalórica. También existe un factor genético que quizás resultó de la mezcla de razas azteca y español. ¡Cuál es la solución? No podemos seguirnos engañando con la falacia de que el deporte adelgaza. Muchos deportistas de toda la vida al llegar a la edad madura serán gordos, aunque haya practicado o sigan jugando futbol, beisbol y básquet. Los deportes para delgados como la gimnasia, los clavados y el ciclismo dejan de practicarse porque el sobrepeso ya no lo permite. Claro que en este momento usted se preguntará ¿Cómo podemos resolverlo si es un asunto genético? ¿Si soy gordo por herencia, que remedio tengo? Sí es posible, combinando la buena nutrición, el ejercicio moderado, la eliminación de todas las comidas no esenciales, el manejo social de la imagen, exigiendo respeto a los amigos burlones y sobre todo una fuerte actitud personal para volver al peso deseado. Y en caso de obesidad mórbida, acudir al médico especialista. No estamos obligados a ser gordos.