Los más importantes medios informativos del país han dado amplia cobertura a un caso impactante y doloroso, una pareja de Ecatepec en el Estado de México fueron descubiertos como feminicidas seriales con todas las agravantes, de premeditación, alevosía y ventaja, a los cuales se agregaron elementos aún más escalofriantes como venta de un bebé, canibalismo y una larga cadena de conductas delincuenciales innecesarias de enumerar. Y entre todo el acúmulo de patología mental, destaca un hecho que por sí solo nos da el diagnóstico; Juan Carlos asegura que una voz le ordenaba matarlas. Eso se llama conducta delirante y es patognomónico de Esquizofrenia. Desde luego que su enfermedad no deberá librarlo de la cárcel, ya que precisamente por ser enfermo peligroso debe estar recluido. Su pareja Patricia padece de lo mismo, lo cual no es raro, ya que así como existe la asociación delictuosa, es frecuente que personas que padecen de una alteración mental convivan realizando los mismos actos psicopáticos. Serán procesados y estarán a buen resguardo. Pero ¿qué sucede con los asesinatos de mujeres que no son seriales? En Aguascalientes tenemos historia. Hasta donde la memoria nos alcanza hubo cinco casos documentados como feminicidios en el año pasado. En el actual han ocurrido no menos de tres casos en un año que aún no termina. La mayoría de los homicidas escaparon y no han sido detenidos. El largo brazo de la justicia dice que ya caerán tarde o temprano. Ellas ya no están entre nosotros, sin embargo, el daño social es enorme. Todas ellas han dejado una familia que resiente un enorme daño moral, psicológico y seguramente también económico. Los hijos quedan huérfanos porque la madre falleció y el padre huyó o está en prisión. ¿Quién se hace cargo de ellos? Los abuelos? Los tíos? El hermano mayor? En cualquiera de los casos hay trastorno del equilibrio de una familia que ya nunca será normal. Lo importante es que puede hacerse y a quien corresponde hacerlo? Las autoridades judiciales actuarán bajo el enfoque policial que es lo suyo y pondrán el remedio, el asesino va tras las rejas. Enseguida habrá que pensar a quien le corresponde el daño social, la desestructuración familiar, el fracaso económico, el abandono de la escuela, el descontrol que se provocará en la familia que recoja a esos hijos. Tendrá que ser una dependencia dedicada a la protección social. Y además la asistencia emocional, que corresponde a la Secretaría de Salud y concretamente al área de Salud Mental. El apoyo psicológico a todos los elementos de la familia que resultan dañados es imprescindible. ¿Se puede prevenir? Para la prevención sugerimos a la nueva Legislatura una ley que pudiera llamarse Ley para la Prevención del Matrimonio Inoperante. El registro civil podría imponer como requisito para contraer matrimonio que la pareja reciba consulta psicológica formal, seria, por tiempo suficiente para detectar la incompatibilidad de los novios y pueda augurarse el futuro fracaso. Asimismo que ambos conozcan las dependencias que pueden ayudarles una vez que ya estén casados y comiencen a encontrar sus incompatibilidades, para que reciban consejería profesional para reorientar su vida familiar o divorciarse sin violencia. Alguien podrá decir que el Registro Civil ya tiene esta condición, que las parejas reciben pláticas. Conocemos el procedimiento y sabemos que es inútil. La tales charlas son meramente informativas, no tienen la capacidad para detectar los peligros futuros. Seguramente habrá quien diga que la medida no es suficiente, porque muchas parejas se unen sin acudir al registro civil, simplemente viven en unión libre. Es verdad y en esos caso no habrá manera de detectarlos a menos que algún familiar los oriente, pero estará usted de acuerdo en que por algo se empieza.