Jorge Edgar Ruiz López, ganador del Premio al Fomento de la Lectura: México Lee
Este programa involucra con la lectura a los jóvenes del telebachillerato de Jesús María
A lo largo del siglo XX, la educación pública cumplió un papel fundamental en la consolidación del Estado nacional, México pasó de ser un país que en 1920 tenía más de un 80 por ciento de analfabetismo, a ser un país con una población con capacidad para leer y escribir por encima del 90 por ciento, según cifras oficiales. Este logro es más sorprendente si se considera que en ese mismo periodo el país pasó de menos de 15 a más de 100 millones de habitantes.
En el último medio siglo se han impulsado políticas públicas de alto impacto social, como la ampliación de la cobertura del servicio educativo y de la educación obligatoria a 12 grados, el desarrollo de la Red Nacional de Bibliotecas Públicas, la distribución de libros de texto gratuito, la dotación de acervos para bibliotecas de aula y escolares, la instalación de salas de lectura, entre muchas otras.
Sin embargo, el nuevo siglo nos enfrenta a retos mayores para continuar y consolidar estos logros, por lo que es indispensable una mayor eficiencia y articulación de las políticas públicas de educación y cultura con énfasis especial en la promoción de la lectura.
Por tanto, fomentar los hábitos de la lectura es una responsabilidad social y obligación del Estado; en este momento, el país se encuentra en una coyuntura muy favorable para subrayar la incuestionable prioridad que el libro y la lectura tienen para nuestro futuro. La práctica de la lectura desarrolla la capacidad de atención, observación, análisis y reflexión, por lo que coadyuva a mejorar el rendimiento escolar de los estudiantes.
Cada año el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta) lleva a cabo el Premio al Fomento de la Lectura: México Lee, dirigido a mediadores de salas de lectura, maestros, promotores, organizaciones privadas, bibliotecarios, entre otros, con el fin de reconocer y difundir sus experiencias en la promoción del hábito lector.
Para cada una de las cinco categorías que se manejan en esta convocatoria, se otorga un solo premio de 30 mil pesos en efectivo, una colección de libros y una beca para un curso o posgrado en temas relacionados con educación y cultura escrita. Además se publican los trabajos en una antología editada por la Dirección General de Publicaciones del Conaculta.
Este 2012, uno de los ganadores en la categoría de Fomento de la lectura y la escritura en otros espacios educativos, fue Edgar Ruiz López por su trabajo Alimentando Almas implementado en un telebachillerato del municipio de Jesús María, Aguascalientes.
Los telebachilleratos son escuelas para personas de escasos recursos, ubicados en comunidades, generalmente rurales, en donde los jóvenes mayoritariamente no están acostumbrados a leer y suelen tener problemas tanto de escritura como de lectura, así como barbarismos y arcaísmos en su manera de expresarse.
En entrevista, el maestro Jorge Edgar Ruiz López manifestó lo complicado de trabajar con los jóvenes puesto que “no les gusta para nada la lectura”, por ello al iniciar su trabajo como profesor en el municipio de Cosío, decidió crear un programa titulado Alimentando Almas –el autor cree que la lectura alimenta el alma-, y explica cómo ha involucrado a los jóvenes con la lectura, y la forma en que ellos han aplicado lo aprendido, principalmente en el montaje de obras de teatro, “empiezo obligándolos pero les doy libros que sé que les van a gustar”.
En el programa de lectura de Ruiz López, cada chico tiene que investigar y crear una biografía corta de un determinado autor; una paráfrasis del contexto y sintetizar la historia en cinco oraciones. En la parte final de lo que él denomina reporte, se les pide a los alumnos cambiar el final a su propia perspectiva, creando una tesis y opinión personal, siendo esto lo más importante, ya que así determina si prestaron o no atención al texto. Finalmente crean una ilustración o dibujo de la historia, “hay ocasiones donde los jóvenes proyectan su talento como dibujantes”.
Para el ganador del premio México Lee, no pueden faltar los personajes, el ambiente físico de la historia, las emociones, así como distinguir el tiempo histórico del relato.
En estas comunidades, la pobreza de vocabulario es frecuente, sin embargo, programas como Alimentando Almas, han logrado disminuirla, aunque Ruiz López asegura que es un proceso lento, debido a que sólo se trabaja con los jóvenes los tres años que dura su preparatoria, por lo que no se alcanza a cubrir el 100 por ciento de la problemática.
Posterior a la implementación de Alimentando Almas en el año de 1997, los resultados han sido muy notorios; en la Evaluación Nacional del Logro Académico en Centros Escolares (ENLACE) y en el Examen Nacional de Ingreso a la Educación Media Superior (Exani I) el telebachillerato de Jesús María se encuentra en un nivel medio alto comparado con otros del medio rural, “de las 130 preparatorias en Aguascalientes estamos en el lugar 28”, dice el profesor, lo cual también es gracias a la calidad de los maestros y formas de trabajo, añade.
Específicamente, en el área de lectura los resultados se elevan cada año, mostrando la evolución que se tiene gracias al uso de este programa.
Como un maestro más de comunidades rurales, este promotor de lectura decidió regresar un poco a la sociedad algo de lo que ella le daba, y aprovechando su pasión por la lectura, trabajó arduamente en la elaboración del programa ganador. Sin embargo, al cuestionarle la razón principal del porqué presentarlo en un concurso, señaló que de una u otra manera sus experiencias pueden servir a alguien que todavía no sabe cómo motivar a los jóvenes.
“Si los vas a obligar no les des autores clásicos, primero haz que les guste la lectura”, por ello en su primer reporte les pide iniciar con cuentos, después con poesía y teatro, preparándolos para que en su último año logren trabajar con novelas un poco más complicadas, como las clásicas. El objetivo es motivarlos a leer.
El ahora director del telebachillerato creó una regla al iniciar la selección de alumnos, la cual consiste en que cada junio de examen de admisión se les deja un libro que leer, para que cuando inicien el ciclo escolar ya se tenga una base para su primer reporte. Cabe destacar que cada libro se intercambia entre los grupos, de manera que todo alumno lee al menos seis libros en un semestre.
Con ello se ha logrado tener poca renuencia al trabajo lector, ya que las historias “los atrapan” al escuchar a otros compañeros hablar de sus experiencias con algún título.
Jorge Edgar Ruiz López comenzó Alimentando Almas con la única finalidad de mejorar la calidad de vida en alumnos de escasos recursos, ahora será un programa utilizado por más de una institución. “Si esto sirve para que se fijen en los telebachilleratos, ya que son escuelas que no reciben apoyo de la Federación, entrego el trabajo a quien sea”.