Mi Televisión / Los molinos de la mente - LJA Aguascalientes
15/11/2024

Cuando veo televisión disfruto dos tipos de programas: los de ciencia ficción y los documentales. Para quienes disfrutamos de la ciencia ficción, no cabe duda que esta época es sobresaliente, prolífera, pero no únicamente es ciencia ficción abundante sino de buena calidad. Series como Revolution, TerraNova, Person of Interest, Grimm, Torchwood, American Horror Story, Eureka, Fallin Skies, Fringe, Awake y demás, porque realmente hay docenas de series interesantes transmitiéndose ahora, que poseen sorprendentes argumentos y llamativas tramas. Además de que hay para todos los gustos, desde muertos vivientes o zombis, luchas interestelares hasta aquellas que manejan el terror. No sucede lo mismo con los documentales, al contrario, este género de programas de televisión se encuentra en la más alarmante etapa oscurantista. Discovery Channel, TLC (The Learning Channel), NatGeo, Animal Planet y el más terrible de todos el History Channel. Todos estos canales se han dado a la tarea de pasar ahora programación chatarra y reality shows como programas de asesinos y asesinatos, policías, bomberos, sobrevivientes de tragedias, el programa de un padre y sus dos hijos, ninguno de los tres medianamente inteligentes, que fabrican motocicletas y cómo se pelean entre ellos; el Amazing Race que es una telenovela de parejas avaras que harán lo que sea por ganar el premio; Pesca Mortal que es la historia de seis u ocho hombres en una nave pescando cangrejos; o lo increíble por absurdo, una serie llamada Camineros del Hielo, que no se conforma con tener uno de los temas más baladíes de la televisión, sino además se ha dado el lujo de hacer varias temporadas. Así, hombres que entrenan perros, otros que rompen cosas para verlas en cámara lenta, salas de emergencia de veterinarios y de humanos, un programa sobre las formas más raras de morir. Realmente pasan, con suerte, un documental al día. Y estoy hablando de la programación de Discovery Channel para México, pero la programación para Bélgica, por poner un ejemplo europeo, es la misma porquería. Por lo visto, no se trata de que tengamos gustos charros los mexicanos en particular, y por eso nos programen esta clase de basura en lo que antes era una verdadera opción para ver televisión documental. El canal decidió cambiar de programas para tener más público y poder venderse mejor en los servicios de televisión de paga. Seamos francos, las personas que vemos los documentales somos una minoría, en cualquier país. Pero no soy el único que ve con tristeza y nostalgia el cambio de estos canales, pues al hacer un poco de investigación me encontré con varias páginas que coinciden en que estos canales han bajado sus estándares de calidad hasta el suelo. En la televisión no hay lugar más bajo en cuanto a calidad que el de los canales que antes eran de documentales, pues se han tornado prácticamente en canales de Reality Shows. Si a uno le va bien, encontrará un documental al día que sea medianamente bueno o actualizado, porque nos pasan todavía series del Universo donde la premisa es que el Cosmos se originó en el Big Bang… ¿De verdad? ¿Aún están hablando del Big Bang como el origen del Universo en la televisión? ¿Acaso no ven tele? Ian Fortney se pregunta, por ejemplo -en Internet-: ¿Qué tan tonto es el Learning Channel? (The TLC Experiment: Just How Dumb is The Learning Channel?). Después de pasar cinco días atento a la programación aprendió -pienso yo- que no debe perder su tiempo viendo estos canales. Por una parte los programas de ciencia ficción actuales superan mis expectativas, mientras los programas documentales de televisión se han tornado escasos, al punto de estar en peligro de extinción. Yo sigo pensando en que la cultura es un buen negocio, pero desafortunadamente los empresarios de la mayoría de los medios masivos de comunicación no lo ven así. Quizá si promovieran más a la gente de cultura como escritores, escultores, pintores y demás, se encontrarían con la agradable sorpresa de que el público, la gente, no es tanto tonta ni tanto superficial como piensan. Obviamente quienes leen este diario están más inclinados al mundo de las ideas y de la cultura que al mundo superficial. Ahora buscamos en el canal de la Universidad Nacional Autónoma de México documentales traducidos, -porque la mayoría de los documentales nacionales todavía se producen como cine casero y dan miedo-, o entrevistas a escritores (el programa llamado La Revista de la Universidad, presenta en ocasiones a escritores de grande calibre o a escultores de magno calado, un programa muy recomendable pese a la pésima producción que tiene la serie). Sin duda, el Canal 22 es una alternativa cultural para quienes no busquen llenar su tiempo con el morbo de los Reality Shows. Agradablemente encontrarán una programación cultural a través de todo el día. Ojalá crezcan este tipo de canales y en general esta clase de foros de cultura, donde se privilegia el entendimiento y no lo frívolo, lo vano, lo liviano, lo hueco. La cultura mexicana debería de ser promovida por ley. Los canales deberían estar obligados a incluir en su programación, al menos cuatro horas diarias de programas culturales. Los medios masivos de comunicación en general, deberían tener la obligación de incluir el tema cultural. Sé que suena a política Nazi: la cultura como obligación… quizá no sea tan buena idea imponer la cultura.

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