Bastaría con revisar las noticias de, quizá, un par de semanas para comprobar que no hay un día que pase sin que nos enteremos de un evento que se relaciona con la maldad de las personas, sea del nivel que sea, en contra de hombres, mujeres, niños, animales, todos con distinto nivel de gravedad; esto ocurre en ciudades y en contextos diferentes.
Apenas comenzaba el mes de noviembre y este domingo, recién pasado, se encontró en Aguascalientes el cuerpo de una mujer que había sido abandonado al oriente de la ciudad, hoy sabemos que quien cometió el asesinato de la joven de 17 años, resultó ser su pareja sentimental, un chico de apenas 20 años de edad que le propinó 20 heridas con arma blanca a la hoy occisa. El móvil del crimen aparentemente fue una discusión luego de que la jovencita le informó al tipo que estaba embarazada.
En Jalisco recientemente la Procuraduría capturó a un par de individuos que presuntamente habían participado en alrededor de 17 homicidios, entre los que se cuentan, policías, delincuentes rivales, así como hombres y mujeres a quienes secuestraron e incluso niños. Los sujetos manifestaron tener menos de un año “trabajando” para un grupo criminal al que pertenecen, en el que además de matar, vendían droga.
Y por si fuera poco, en Mérida, un sujeto que laboraba para una familia, secuestró a la hija de dicha familia, para pedir un rescate ridículo de 10 mil pesos, esto ¿adivine para qué? Para pagar una deuda de 20 mil pesos contraída en una tienda comercial.
Queda claro que el hecho de maldad puede provenir de casi cualquiera, aun de quienes se supone deberían estar del otro lado de la moneda, por citar algunos casos, recordemos jueces vinculados con el crimen organizado que se hacen de la vista gorda al momento de realizar su trabajo y hacer cumplir la ley, incluso se conoce de sacerdotes pertenecientes a redes de corrupción de menores y prostitución infantil.
No hace falta hablar más, información de este tipo siempre tiene espacios en los medios de comunicación y sabemos todos que son de las notas más leídas. Estamos acostumbrados a leer, escuchar y ver sobre maldad, pero ¿qué es la maldad, qué es ser malo?
Todos los sucesos anteriormente descritos entran en la definición de “maldad“ o “malo”, según la Real Academia de la Lengua Española; de hecho a maldad se le otorgan 13 significados como lo son: Que carece de bondad. Dañoso o nocivo a la salud; que se opone a la razón de la ley; de mala vida y malas costumbres; malicioso, etc.
En verdad desconozco si cada vez hay más gente mala o los malos que hay hacen cada vez cosas peores para que nos demos cuenta, pero se cree que desde sus inicios la maldad ha acompañado al ser humano durante toda su existencia, esta condición no surge de manera espontánea, sino que se va forjando a través de las conductas humanas.
Es malo quien se pasa los altos, quien se estaciona en lugares para discapacitados. Es malo abandonar a un perro sin agua y sin comida. Es malo robar, violentar a alguien, secuestrar, abusar sexualmente de una persona, extorsionar, mentir, matar. Da lo mismo la falta o el delito cometido, la maldad existe y quien comete actos en contra de sus semejantes está siendo malo, lo mismo sean personas humildes, que reyes, políticos, sacerdotes, trabajadores, amas de casa, niños en la escuela, quien sea. Simplemente no podemos reservar el título de malvado al sicario o al vendedor de drogas, la maldad está entre nosotros, tan sólo que hay niveles y algunas muestras las toleramos e incluso le damos la etiqueta de “no es tan malo”, lo comparamos y lo minimizamos.
Día a día debemos revisar nuestra conducta, saber si somos buenas personas y hacemos lo que nos corresponde en beneficio propio y para los demás, no podemos, corrijo, no debemos criticar ni señalar a los compañeros, familiares, amigos o a las demás personas por lo que hacen sin antes haber hecho nuestro propio análisis en la manera en que actuamos. Ser malo, es un calificativo que no solamente corresponde a quienes suelen cometer delitos graves, ser malo simplemente es no hacer el bien.
Decidámonos pues a ser mejores personas, a elevar nuestra manera de comportarnos a un nivel responsable y honesto. No dejemos pasar algunas faltas calificándolas como pequeñeces puesto que ése es el comienzo de una conducta maliciosa. Está en nosotros cambiar lo que tenemos, si cambia uno puede empezar a cambiar todo.
Hacer el bien siempre tiene su recompensa.