La boda se celebra a las 7:00 horas; posteriormente se pasa al domicilio de alguno de los contrayentes. En largas mesas colocadas en el enorme patio central, se disponen jarras de grueso plástico con leche fresca o con caliente y aromático chocolate. Están disponibles también en charolas de latón, cocoles, ojos de pancha, alamares y conchas de vainilla (todavía no las registraba la voraz empresa “Bimbo”, ni se llamaban manteconchas).
¡Pero la misa de 7:00 está más sola que un nopal sin tunas! Exclamaría la querida comunicadora Lourdes Dávila. ¡Será en el 2018! porque a mediados del siglo pasado, a esa hora eran las bodas en Agüitas. Luego un prolongado almuerzo que comenzaba con pan dulce y de sal; seguido por una comida de media tarde hoy conocida con el extranjerismo “brunch”; con platillos mexicanos, aguas frescas, aguamiel, pulque de sabores (jamás tequila) y quizá jerez u oporto para los señores.
A las 6:00 en punto, debían estar los recién casados en la estación del ferrocarril, para tomar el tren que los llevaría a su luna de miel; quizá a su regreso los esperaría una agradable comida de recepción en familia, o quizá simple y llanamente habría que iniciar la vida en pareja y familiar que se prolongaría por décadas. Eran los tiempos de la decencia pueblerina y no los de hoy… que priva la anti-política como moda y conducta.
Viven un infierno en su propio hogar, se titula la nota de mi querida amiga periodista Ana Silvia Lozano Galindo. La violencia intrafamiliar, no obstante estar tipificada como delito, se comete día a día en los hogares hidrocálidos. Una de cada cuatro mujeres aquicalidenses, resultan afectadas por este tipo de agresión, según el Informe Delictivo y de Emergencias con Perspectiva de Género 2018”, del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, con corte al 20 de junio de este año. (El Heraldo Aguascalientes, 27-08-2018).
Le va como en feria a Aguascalientes en violencia contra la mujer, en el citado informe. Cuarto lugar en alcance proporcional por mujeres violentadas; noveno lugar en violencia de pareja, ya sea en matrimonio, noviazgo o unión libre; décimo tercer lugar en acoso y hostigamiento sexual ocurrido regularmente en espacios laborales o de manera cibernética; noveno también en incidencia de llamadas de auxilio para mujeres agredidas en diversas formas. ¡Y viiiiiva Aguascalientes’n!
Víctimas de agresiones por sus parejas o por cualquier otro allegado a la familia o fuera de esta, las mujeres aguascalentenses han clamado auxilio en el número de emergencia 911 en más de 16 mil 270 ocasiones en lo que va del año, nos informa Ana Silvia. Esto significa que cada mes casi dos mil mujeres de nuestra tierra, han enfrentado y han invocado auxilio por hechos violentos de diversos tipos. En esta cifra, no se contempla desde luego a las mujeres que sufrieron violencia sin solicitar ayuda. ¡Échele cuentas, apreciada lectora, estimado lector!
Que no caigamos en psicosis por la información sobre inseguridad, pues mucha de esta es falsa, dice el Gobierno del Estado; que las cifras de violencia que colocan a Aguascalientes como una de las entidades con más denunciadas por violencia de género en México, son consecuencia de hacer denuncias basadas en chismes, circula un meme en redes sociales; que el Consejo Coordinador Empresarial local, pide respetuosamente que se informe para que sigamos generando las condiciones de bienestar –¿La violencia, es bienestar?- que todos-¿Todos?- los aguascalentenses deseamos –En deseos queda. Sólo eso– para nuestras familias.
Ha llegado el momento de reconocer que hoy no sólo somos una sociedad antipolítica, sino inmensamente violenta contra la mujer. Atrás quedó aquello que “a la mujer no se le toca ni con el pétalo de un rosa”; atrás el romanticismo provincial y las bodas tempraneras. Los aquicalidenses entramos a este siglo sin la formación adecuada para recibir el cúmulo de información masiva que ha exacerbado nuestra zona oscura agresora, discriminadora y controladora; que ha hecho de la vida en pareja, de la vida en familia y de nuestros hogares la antesala del mismísimo infierno.
Nos vemos en la próxima. Sus aportaciones y sugerencias a [email protected]