Durante su primer período de gobierno, George Bush hijo logró mantener la cohesión ciudadana en torno a la imagen de la integridad nacional, severamente afectada por la demolición del World Trade Center, a tal grado que pocos se percataron del procaz título de su violenta campaña: War on terror (guerra contra el terror, inspirado en la War on drugs de Nixon).
El verdadero significado de la War on terror consistía en que, como comandante en jefe de sus fuerzas armadas, Bush se consideraba autorizado para invadir a quién se le ocurriera sólo por el hecho de calificar como terroristas, o encubridores de terroristas, a quienes se le antojara, dando así diáfana certeza a la expresión “Capitalismo salvaje” emitida por el Papa Juan Pablo II en su encíclica Centesimus Annus de 1991, en la que condena tanto “los estados totalitarios” como “los regímenes que sostienen la doctrina de la seguridad nacional.” (Apartados 8 y 19).
En su segundo período (2005-2009), sin embargo, fue sufriendo el deterioro progresivo de su prestigio personal cuando la ciudadanía empezó a analizar su personalidad psicópata y, en consecuencia, su inepta actuación guiada sólo por el interés de la oligarquía, a la que colmó de beneficios, a costa del quebranto en la calidad de vida de las mayorías.
Y en el ámbito internacional, dos de los factores, que ayudaron a despertar la consciencia de los ciudadanos estadounidenses, fueron el fracaso para derrocar, de manera encubierta, a Hugo Chávez (2002) y la gran derrota que sufrió Bush, personalmente, a manos del bloque latinoamericano durante la cumbre de jefes de Estado del continente en Argentina (2005). Ambos, ampliamente difundidos mundialmente. (Si a eso agregamos sus estrepitosos fracasos en Iraq y Afganistán, así como la aún más descarada invasión a Libia, etc., la hipócrita bandera de libertad y democracia del Imperio se va deslavando cada día más ante la actitud crítica de su pueblo).
Estos síntomas de debilidad obligan a Bush, y su Estado mayor, a retraerse aparentemente hacia un área geográfica de América Latina que, no obstante su pequeñez, es altamente estratégica: América Central, también conocida como Mesoamérica.
Décimo segundo: Ahora sí entramos al tema final, no sólo de la descripción del Plan Colmex, sino de nuestra serie sobre la narcoguerra. Como dijimos previamente, desde que surgió en el año 2000 ha sido bautizado con varios nombres: Plan México, Plan Puebla-Panamá, Plan Mérida, Iniciativa Mérida y, finalmente, Proyecto Mesoamérica, culminación de lo que yo llamo Plan Colmex, debido a que, habiendo surgido como una iniciativa imperial para imponer a México la estrategia impuesta a Colombia en 1998, derivó para incluir a Centroamérica y, finalmente, incorporar en 2006 a Colombia; así, el plan que finalmente toma el nombre de Proyecto Mesoamérica se fortalece enormemente al fusionar el Plan Colombia con el Plan México -incluida Centroamérica- con antecedentes en diferentes fechas a partir del Bogotazo (1948) en el inicio de las respectivas guerras sucias promovidas por el Imperio y culminadas con la Operación Cóndor -todo con pretexto del comunismo- y continuadas hasta la fecha -con el nuevo pretexto del narcotráfico y el terrorismo- en forma de War on drugs y/o War on terror en países como México y Colombia, lamentables ejemplos de violencia en el mundo.
En el Proyecto Mesoamérica participan nueve países: Colombia, América Central (integrada por Panamá, Costa Rica, Nicaragua, Honduras, El Salvador, Belice y Guatemala) más México.
Se insiste mucho en decir que, de México, sólo están incluidos los estados de la región sur-sureste a partir de Puebla -de allí el nombre original de Plan Puebla-Panamá como también se le sigue llamando- pero esto es una tomadura de pelo; sería una incoherencia pensar que se puede sustraer, de un programa de esa magnitud, a los demás estados del país.
Ahora bien: ¿Cuáles son las ideas centrales de este Plan Colmex? Veamos:
A) General: Fortalecimiento estratégico del Imperio en Mesoamérica, como una etapa previa para alcanzar, en un asalto posterior, el propósito de controlar América Latina entera para el beneficio de sus empresas.
Ejemplo: Actualmente, Estados Unidos ya tiene firmados tratados de libre comercio (TLC) con todos los integrantes del Plan Colmex; su verdadera intención consiste en -y está a un paso de ello- conseguir que el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), que actualmente incluye a Canadá, Estados Unidos y México, abarcase todo el territorio comprendido entre Alaska y Colombia; luego continuaría presionando a Sudamérica y El Caribe con el propósito de eliminar todos los TLC y sustituirlos por su proyecto de Asociación de Libre Comercio de las Américas (ALCA) que, incluyendo a todas las regiones del continente, quedasen bajo su control. Ésta fue una oportunidad que, por lo pronto, perdió Bush en la cumbre de Buenos Aires de 2005.
(Continuará…)
Aguascalientes, México, América Latina