- Desde 1994 con la entrada en vigor del TLCAN, México empezó a depender mucho de sus socios comerciales
- Durante los primeros años del tratado, México comenzó a crecer a un ritmo acelerado
Una guerra comercial o la cancelación del Tratado de Libre Comercio con América del Norte (TLCAN) desencadenaría una crisis económica derivada de la pérdida de empleos, aseguró la investigadora de la Escuela Superior de Economía (ESE) del Instituto Politécnico Nacional (IPN), Claudia Icela Martínez García.
Sin embargo, mencionó que el escenario más improbable es el de la cancelación del TLCAN ya que no es conveniente para ninguno de los tres países por su estrecha relación económica que se traduce en una producción combinada de 17.0 billones de dólares.
Desde 1994 con la entrada en vigor del TLCAN, México empezó a depender mucho de sus socios comerciales; no obstante, durante los primeros años del tratado, México comenzó a crecer a un ritmo acelerado, explicó.
La cancelación de dicho tratado sería perjudicial para los trabajadores porque México es un país manufacturero, lo que significa que es dependiente de la importación de materia prima y de la exportación de productos, dijo la investigadora de la Sección de Investigación y Posgrado de la ESE.
El tratado favorece a México con un saldo comercial positivo de 24 mil millones de dólares, en el balance calculado entre lo que exporta y lo que importa: “El TLCAN fue la iniciativa del gobierno federal para proyectar a México hacia el desarrollo y este fue durante mucho tiempo la herramienta principal para que el país creciera a través de sus exportaciones”.
La investigadora afirmó que el tratado agudizó la dependencia y está comprobado que destruyó algunos sectores de producción en el país.
Por lo que sugirió que la problemática en la cual nos encontramos fue originada debido a la poca diversificación de la economía, en particular, alrededor de la casi nula generación de productos de valor agregado para el consumidor: “La ventaja estratégica con respecto a otros países es por la cercanía geográfica a un mercado tan grande como el de los Estados Unidos, esto posicionó a México como un natural aliado comercial; sin embargo, nunca se proyectaron alternativas de crecimiento”.
Para la doctora especializada en comercio, México está en una encrucijada porque 79.8 por ciento de sus exportaciones es hacia los otros dos países de América del Norte y no es tan fácil diversificar las exportaciones ya que las distancias con Europa y China imposibilitan el intercambio de productos o por lo menos lo hacen más complicado.
La revisión del Tratado de Libre Comercio con América del Norte era necesaria y válida, aseguró la doctora Claudia Martínez, porque se redactó hace 25 años y nuevos actores internacionales, como China, han irrumpido en la economía global.
Las reformas estructurales y económicas en China al final de la década de los 70 no solo hicieron que el país asiático se convirtiera en uno de los principales productores del mundo, también lograron sacar a más de 800 millones de personas de la pobreza.
Una de las primeras consecuencias de una hipotética cancelación del TLCAN sería la pérdida de empleos en los sectores más dependientes, así se desencadenaría una crisis económica.
Los rehenes de las guerras comerciales
Para el doctor Eliseo Díaz González, investigador del Departamento de Estudios Económicos de El Colegio de la Frontera Norte (Colef), en el mundo hay un riesgo muy serio de una guerra comercial entre Estados Unidos y varios países, incluido México.
La imposición de aranceles al acero y hierro mexicano es algo que ya ocurrió y va a tener un impacto significativo para estas industrias del país, el investigador de El Colef, institución adscrita a la red de centros públicos del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), expresó que lo único que le quedaba al gobierno era establecer medidas retaliatorias para disminuir o compensar el impacto macroeconómico.
El investigador estimó que aunque en los últimos años las industrias del acero y hierro en México habían venido a la baja podrían perderse alrededor de siete mil empleos. Sin embargo, el impacto para la actividad económica del país no será mayor a 0.5 por ciento.
Indicó que se esperan efectos colaterales en las industrias que están relacionadas, como la minera y la de la construcción, aunque explicó que el impacto en estas áreas es más difícil de estimar, “En las guerras comerciales, los que terminan perjudicados son los consumidores porque los productos a los cuales están acostumbrados se encarecen, y así disminuye su poder adquisitivo”, comentó Claudia Martínez García.
En las últimas semanas se ha intensificado el conflicto de Estados Unidos con China porque ambos países han ido escalando sus imposiciones de aranceles a más productos e insumos, “Los pronósticos de crecimiento a nivel mundial se van a ver afectados, los indicadores de corto plazo empiezan a ver las reacciones, un ejemplo es el tipo de cambio”, explicó en entrevista con la Agencia Informativa Conacyt la especialista de El Colef.
Estos hechos sí complican el panorama de cara a los siguientes pasos en la renegociación del TLCAN por lo que hay mucha incertidumbre, lo que a su vez retrasa la inversión de capital en el país.
Las medidas espejo se tienen que atener a las reglas ya establecidas de la Organización Mundial de Comercio (OMC), por lo que los países no pueden aislarse de manera arbitraria, agregó.
Transición hacia una economía del conocimiento
Para la doctora Claudia Martínez García debemos de plantearnos el crecimiento del país desde una diferente perspectiva, debemos fortalecernos en virtud de generar las condiciones para producir desde un nuevo paradigma de un mundo globalizado, donde las tecnologías de la información juegan un papel crucial.
Explorar mercados que proporcionen a México ventajas competitivas es una de las posibles soluciones para dejar de depender de las exportaciones de productos no finalizados. No obstante, generar productos con mayor valor agregado debe de ser uno de los principales ejes hacia donde deberían de girar las políticas públicas: “México tiene que incentivar la creación de empresas con ideas innovadoras vinculadas a la ciencia y tecnología. Ese es un camino que dará certidumbre y mejores ingresos para el país”.
El investigador de El Colef mencionó que las grandes empresas deben servir para impulsar las economías locales para lograr un desarrollo más igualitario en las distintas regiones del territorio nacional: “Estamos entrando a una nueva etapa de la apertura en la economía mexicana en la que las grandes industrias se apoyan de redes de proveeduría local, lo que impulsa el desarrollo regional de manera importante”.
Con información de Hugo Valencia Juliao y del Conacyt