Por Pablo Miranda Ramírez
Frente a sus alumnos, Alejandra Wiechers impulsa la creatividad: “Hoy vamos a trabajar con quimeras”, les dice. Concentrada, dibuja con facilidad lo que se convierte después en un ser mitad animal, mitad humano. Desde pequeña esta tapatía tuvo claro que el camino de la animación era lo suyo, y ahora combina métodos tradicionales y tecnológicos para crear proyectos que le han valido el reconocimiento en el Festival de Cine de Cannes.
Con apenas 25 años, Alejandra ya cuenta con una pequeña pero emergente trayectoria en el mundo de la animación. Lo que inició como un proyecto al final de su carrera se convirtió en una parte importante para el desarrollo de sus habilidades como profesional y, como ella misma enfatiza, lo logró gracias a la perseverancia y a las personas que confiaron en sus conocimientos.
Su cortometraje Flubs es un proyecto elaborado con una técnica de animación que Alejandra denomina “Tradigital”, porque toma elementos de animación tradicional y digital; la primera de ellas es aquella que se elabora a mano por el artista; la joven señala que este método es muy común en los largometrajes de antaño, donde se dibujaban cientos de bocetos en papel.
Este método se aterriza en plataformas como tabletas especializadas, que digitalizan el dibujo que elabora la artista, lo que ayuda a complementar la animación con cientos de archivos de dibujos que en conjunto se convierten en animación. “Para Flubs me puse a dibujar cuadro por cuadro, 24 cuadros por segundo”.
Alejandra está convencida de que el uso de la tecnología ayuda a que el talento de los artistas se potencie, porque además de utilizar las herramientas disponibles, también es un vehículo para crear redes de trabajo y acercar a personas con las mismas ideas y proyectos, asegura esta docente de la Universidad Marista de Guadalajara.
Fueron precisamente esas relaciones y el trabajo arduo, tanto de ella como de su equipo, con las técnicas “tradigitales” lo que le valió la oportunidad de presentar su cortometraje en el Festival de Cine de Cannes, donde Flubs fue exhibido el año pasado.
“Llegar al Festival de Cannes no fue lo más importante, sino fue toda la serie de aprendizaje que adquirimos al hacer Flubs, de lograrlo y regresar de eso y hacer más”.
De las papelerías a Cannes
Cuando era pequeña, Alejandra era cliente frecuente en las papelerías y en los puestos de periódicos. Sus cuadernos se acababan rápidamente porque le sobraban ideas para plasmar, y estas ideas eran alimentadas de revistas de dibujo, que le enseñaron las técnicas básicas para desarrollar su talento. Todo el dinero que le daban sus papás, recuerda, era para estos fines.
Tiempo después, Alejandra decidió orientar sus esfuerzos para estudiar animación, carrera que cursó en la Universidad del Valle de Atemajac (Univa) en Guadalajara. Fue durante las últimas clases de su pregrado cuando empezó a desarrollar lo que posteriormente se convertiría en el cortometraje Flubs.
Aunque en un principio decidió trabajar sola para elaborarlo, un accidente y lesiones causadas por exceso de trabajo la obligaron a buscar compañeros que la apoyaran a cumplir con el cortometraje. Gracias a las manos extras logró terminar el proyecto, que posteriormente fue enviado al concurso donde fue seleccionado para su exhibición.
Para reconocer el trabajo de una de sus colaboradoras, Marcela Cárdenas, lo que hizo Alejandra fue buscar la manera de ofrecerle la experiencia a su compañera, por lo que se aventuró y pidió apoyo para que ambas pudieran acudir a Cannes, donde su trabajo sería exhibido. “Uno empieza a ser agradecido a partir de las personas que confían en ti antes de que seas nada”.
Actualmente Alejandra trabaja en la producción de lo que será su primer largometraje, y espera que esté culminado en 2020. A diferencia de Flubs, este proyecto utilizará otro método de animación, en el que se emplea el uso de un personaje previamente diseñado por la artista, y al “esqueleto” de este es al que le dan facultades de movimiento que se utilizarán en la película.
No obstante, el largometraje también incluirá algunos rasgos de la animación tradicional, pues los efectos especiales serán dibujados a mano para incluirlos en la película durante su etapa de posproducción.
“Para mí, la animación es la facilidad que tengo de crear una realidad donde te podemos sacar de tu día a día y podemos hacerte sentir y formar parte de algo, porque yo sería la que está creando este mundo, ¿no? ¿Qué pasa si te dejo con una buena sensación y te hago sentir algo nuevo? Ya no son solo dibujos, para mí la animación es vida, es darle vida a algo que estaba muerto”.
Compartir sueños y creatividad
En el salón de clases Alejandra es solo “Ale”. Sus estudiantes, curiosos y atentos, acatan las sugerencias sobre técnicas de animación en 2D: “Tienen que imaginar el movimiento de sus dibujos, porque más adelante los van a animar”, exclama ante una veintena de alumnos. El reto de hoy es dibujar un oso con apariencia humanoide.
Alejandra es docente de la licenciatura en animación digital y videojuegos de la Universidad Marista de Guadalajara, y desde ahí busca compartir a sus alumnos las experiencias que ha pasado desde que inició su carrera profesional, tanto éxitos como fracasos, para motivarlos a que exploten su creatividad en la industria de la animación.
“Está padre que vean que es posible, que lo tienen a un lado, me gusta mucho porque a cada generación de alumnos les toca ver una parte distinta de mi vida y cómo es la lucha para lograr las cosas. En su momento fue Cannes, ahora la película, son sueños compartidos, a todos les gusta la industria y les interesaría participar en ella”.
Esta joven tapatía resalta que desde el salón le gusta compartir sus conocimientos, por lo que se acercó a la institución en la que actualmente trabaja, donde le abrieron las puertas para ser docente, actividad que realiza con el fin de motivar a que la industria de la animación en Jalisco se expanda y consolide.
Con información de Conacyt