Eran los últimos días de abril de 1989, el calor del trópico cubano era casi infernal, me limpié el sudor con la manga de mi playera y miré con una sonrisa absorta la fachada de cantera de la emblemática librería “La Moderna Poesía” en La Habana Vieja. Sin más, entré. Yo era un muchacho con menos de veinte años, pocos dólares y muchos deseos de llevarme todos los libros. No sabía que dentro encontraría al que sería un viejo amigo del que jamás estrecharía su mano.
En una estantería encontré el libro de poemas Las islas y las luciérnagas de Jesús Cos Causse, una obra con textos con profundo sentido poético en el que recupera la esencia de la atmósfera caribeña, muestra su identidad afrocubana con un intenso compromiso ideológico llevado en poemas con lenguaje sencillo y directo. La negritud, la lucha por la libertad de sus antepasados traídos como esclavos desde África, las religiones populares, sus costumbres y su arte están en sus versos.
Nacido en Santiago de Cuba en 1945, el poeta descendiente de cubanos y haitianos tuvo una larga trayectoria como militante desde la Unión de Jóvenes Comunistas y de gestión cultural en su ciudad natal, leí su libro, disfruté mucho sus poemas y de vez en vez a lo largo de estos años releí sus textos.
Pasaron los años y al entrar a estudiar mi doctorado en Guadalajara elegí analizar en mi tesis a la obra de cuatro autores, entre ellos a Cos Causse. Al hacer mi protocolo, contacté con el narrador cubano José Fernández Pequeño residente en Miami y amigo de Cos Causse. Me confirmó que el poeta al que cariñosamente le llamaban “El Quijote negro” había muerto de cáncer en 2007 y que junto con el reconocido antropólogo Joel James había fundado en Santiago la Casa del Caribe. Al tener contacto y conocer a sus directivos actuales recibí la generosa invitación para presentar mi libro de poemas Caribe y leer una ponencia en julio del año pasado dentro del Festival del Caribe, un evento fundado hace 35 años por Causse. Al imaginar las batallas del poeta provinciano para abrir estos espacios solamente veo esfuerzo y tenacidad.
Una agradable coincidencia me volvió a acercar más a Cos Causse al conversar por teléfono con mi amigo, el poeta colombiano Pedro Blas Julio Romero a quien conocí en su natal Cartagena, le informé que analizaría parte de su obra para mi tesis, al igual que poemas de Cos Causse. Sorprendido me contó que fueron grandes amigos, que primero lo recibió en Cartagena y luego lo visitó varias veces en Santiago, sostuvieron correspondencia por muchos años. Me habló de lo mucho que Cos Causse amaba al Caribe. En su vida Cos Causse fue además diplomático en Jamaica y asesor del Ministerio de Cultura de su país entre otras encomiendas, pero siempre volvió a su tierra, publicó al menos diez libros de poemas y participó en diversas revistas. El Quijote Negro es un ejemplo de los muchos creadores artísticos y gestores culturales que desde la provincia luchan por impulsar al arte en su región a pesar del terrible centralismo en nuestra Latinoamérica. Creador de la Casa del Caribe que es un referente internacional para el estudio de esa región, la Casa de las Religiones Populares que es un centro de investigación a ese factor importante de la identidad caribeña y del Festival del Caribe que cada año espera a más de mil participantes de más de veinte países entre artistas e investigadores en Santiago de Cuba para realizar espectáculos y foros de discusión, con todo eso Cos Causse sigue de alguna manera venciendo gigantes con ese legado y no a molinos de viento.
Finalmente en julio del año pasado participé en el Festival del Caribe en Santiago, presenté mi libro de poemas Caribe y leí una ponencia como parte de mi estancia académica en Cuba por el doctorado. En esos días, me reuní con Camilo Cos, hijo de Jesús Cos Causse, almorzamos un par de veces y hablamos de la vida y la obra de su padre, luego me reuní con la poeta Nancy Galano quien conoció al Quijote Negro en sus últimos años de vida. Jesús Cos Causse tuvo la vida de muchos poetas de provincia, esa vida que es aparentemente común, pero llena de toda la magia de la poesía.
En esos días también, visité algunas bibliotecas en Santiago y pude digitalizar los ya agotados libros de Cos Causse, así como un par de libros dedicados a analizar su obra poética. Al leer su poesía completa en estos días redescubro y conozco en mejor manera a un poeta de excelente factura, profunda pasión por la palabra y gran compromiso político que debiera ser más difundido.
En mi memoria queda el agradable recuerdo de que en la entrada de la Casa del Caribe hay un busto en bronce con la imagen de Cos Causse, esa imagen parece mirar hacia la calle, como disfrutando de la belleza que hay en la vida cotidiana de la ciudad que amamos. Queda en mi recuerdo cómo el pueblo generoso de Santiago le hizo ese homenaje a uno de sus poetas y con esto me pregunto ¿qué tanto en Aguascalientes reconocemos, agradecemos a los poetas y en general a los artistas de nuestra tierra?