Movimiento Ambiental de Aguascalientes AC
Las aves han estado presentes y en contacto con nuestra especie de diversas maneras. En las historias, cuentos y leyendas de los pueblos aparecen como símbolos mágicos o religiosos. En algunas mitologías se presentan como seres sabios que aconsejan a los hombres cómo comportarse o salir de algún problema.
Las razón de que su atractivo se debe a sus coloridos plumajes, sus llamativos cantos y la capacidad de volar. Estas fascinantes características, lamentablemente, las han vuelto víctimas de caer presas en cautiverio. ¿Quién no ha tenido una abuela, tía o incluso madre que tenga en su patio pájaros enjaulados? La justificación clásica de tener aves en prisión es que se tienen por su canto que hace alegre y apacible el ambiente, sobre todo por las mañanas. No obstante, el canto producido desde una jaula, “alegre y apacible” para los humanos, es un canto de angustia y desesperación para las aves al ver frustrada su capacidad de volar, de extender sus alas al viento, de entrar en contacto con otros miembros de su propia especie y de encontrar una pareja para completar con ello su ciclo vital. Esto último no se les escapa a las señoras y les buscan pareja a sus pájaros, esperando cubrir con esta acción esa necesidad vital (claro, sin dejar de lado el aspecto lucrativo de su comercialización). Esto es un acto terriblemente frustrante y violatorio para las hembras, pues en estado de libertad ellas eligen su pareja a partir de un ritual de apareamiento realizado por los machos, y en función de eso ellas eligen quién será su pareja. En una estado de encarcelamiento se se inhibe su capacidad reproductiva y se violan los principios naturales vitales de procreación de las aves. ¿Y qué pasa con las que no cantan como los loros o guacamayas? La fascinación humana por ellas radica en sus exóticos y coloridos plumajes, lo que las convierte en “objetos ostentosos de ornamentación” en las casas, a pesar de sus “cantos” estridentes y el olor nauseabundo de sus excretas. Para estas aves aplican también los criterios de frustración ya señalados cuando se encuentran en cautiverio. Por cierto, algunas personas propietarias de aves y en apariencia responsables de su bienestar, se preocupan por tenerlas en un “espacio adecuado”, sin embargo esto no puede satisfacer del todo sus necesidades vitales, ya que una cosa es mantenerlas vivas y otra poder cubrir sus expectativas, mismas que están inscritas en su propio ADN y no las pierden. Es por ello que un ave en cautiverio lleva una vida miserable, a pesar de que se diga que está bien cuidada. De allí lo que dicta el famoso refrán popular: aunque la jaula sea de oro, no deja de ser jaula.
Hablar de la aves en esta ocasión tiene una clara intención: del 5 al 20 de mayo se está llevando a cabo en nuestra entidad el 4º Festival de Aves. Éste es organizado por Movimiento Ambiental de Aguascalientes y Aves EcoAgs, además es apoyado por distintos colectivos y asociaciones protectoras de animales y el medio ambiente. Durante estas dos semanas se estarán realizado conferencias en las que se explica el estado actual de algunas aves en nuestro estado y en el país, así como el de algunas especies en particular; se han ofrecido talleres de dibujo de aves y manualidades, como la elaboración de comederos y bebederos; exposiciones fotográficas y de dibujo; y tal vez las actividades principales son la observación de aves (pajareadas) y el conteo de las mismas realizado el 5 de mayo que se sumó al conteo internacional de aves e-bird.
El objetivo principal de estas actividades es acercar a la población de Aguascalientes a sumarse al cuidado y protección de las aves en nuestra entidad, pues como sabemos la presencia de estás está estrechamente relacionada con la condición de sus hábitats, pues muchas son sensibles a cambios mínimos en ellos, por lo cual se les considera como buenos indicadores de perturbación. Sirva de ejemplo el uso que se hacía de los canarios en las minas, especie que acompañaba a los mineros en los túneles ya que les servía como indicador de la calidad del aire, pues mientras se mantuviera el canario con vida, era señal de que había un aire respirable, pero si moría, los hombres tenían que salir rápidamente, pues la calidad del aire no era buena y su vida peligraba. Este es un claro indicativo del valor de las aves, aunque sea por mero interes, en nuestro entorno, pues mientras éstas estén presentes son muestra de que el aire es respirable. El día que dejemos de escuchar sus cantos y disminuyan sus poblaciones debemos preocuparnos de verdad, pues sería una clara señal de que nuestro entorno no anda bien. Así que si las aves llegan a nuestra ciudad, a pesar de la molestia de algunos que se quejan de que les ensucian sus propiedades (particularmente vehículos), debemos sentirnos tranquilos y hasta orgullosos de que elijan nuestra entidad como sitio para vivir o como estación de migración, por lo que es nuestra obligación ofrecerles albergue (me refiero a los árboles públicos) y evitar perturbarlas, pues la cacería, la tala de los bosques, los efectos de los contaminantes y la introducción de fauna exótica en sus hábitats propios, ha llevado a muchas especies de aves a extinguirse o a estar al borde de la desaparición, por lo que son un grupo clave en las estrategias de conservación de la biodiversidad.
Hay un famoso refrán que dice: “Más vale pájaro en mano que ciento volando”. Éste no debe seguirse al pie de la letra, pues es sólo una alegoría con la que se hace referencia a que hay cosas que es mejor tenerlas y cuidarlas cuando se tienen que cuando no se tienen, por ejemplo, es mejor cuidar los cien pesos que tienes hoy en tu bolsillo que el aguinaldo. En términos de cuidado de las aves el refrán que debemos decir es “más vale cien aves volando y ninguna enjaulada ni en la mano”.