México es Xibalbá, un río de muertos que une el Suchiate con el río Bravo | Entrevista con Balam Rodrigo, Ganador del 50 Premio Bellas Artes de Poesía Aguascalientes - LJA Aguascalientes
22/11/2024

  • Entrevista a Balam Rodrigo acerca del Libro centroamericano de los muertos
  • Mi idea es que hay que reflejar la condición humana, hablar de los grandes temas, la violencia,la muerte, lo inhumano, desde mi condición de centroamericano y chiapaneco

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Recibo el Premio Bellas Artes de Poesía Aguascalientes en un momento de profunda reflexión en torno a mi quehacer como ser humano, como escritor, como poeta, en un momento importante -indica Balam Rodrigo, quien este año fue reconocido por el Libro centroamericano de los muertos, poemario en el que un jurado conformado por Mariana Bernárdez, Jorge Fernández Granados y Óscar Oliv halló “altas cualidades poéticas que alcanzan tal intensidad en su lenguaje que abre diversos registros literarios; estos atributos permiten ahondar en la comprensión de la condición humana y dar testimonio de una experiencia vital que refleja el presente”. Mi libro, es un libro testimonial que obtiene este Premio en su 50 aniversario, y a 50 años de Espejo humeante de Juan Bañuelos, otro libro de poesía testimonial, también a casi 50 años de Estado de sitio de Óscar Oliva, soy el cuarto poeta chiapaneco en ganarlo que se suma a la tradición de la poesía testimonial de Chiapas, en un momento en que este estado, las instituciones y el momento que vivimos en México es de profunda violencia. En el libro hablo de un problema universal, de un problema grave: los y las migrantes centroamericanos que pasan un éxodo, un infierno terrible, en este inframundo llamado México en su intento de pasar al norte, pasar el río Suchiate y alcanzar el río Bravo, intento reflejar ese estado de ignominia, de infamia, y de terrible injusticia que padecen estas personas.

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Edilberto Aldán (EA): ¿Qué papel juega el territorio dentro de tu poesía, en este intento?

Balam Rodrigo (BR): Es la puesta en marcha de algo que ha estado desde siempre, los chiapanecos nuestra geopoética, nuestra cercanía y habla, nuestra escritura por tanto, es centroamericana, somos los únicos, quizá, centroamericanos de México, mientras que en el Norte hay una vanagloria en términos de la mexicoamericanidad, no se acepta tan fácilmente la mexicocentroamericanidad, hablo desde ese lenguaje, con ese lenguaje, y desde Centroamérica, de México que es Chiapas, para mí también es muy importante poner en el mapa otra vez esa región del mundo desde una geopoética y ahora sí, desde una latitud escritural que estaba un poco relegada, marginada, es decir, no desde la norteñidad, sino desde la sureñidad. La larga tradición de poesía de la sureñidad, de Chiapas y de otras latitudes del sur de México, y también de Centroamérica, puedo casi decir que pocos libros centroamericanos, o quizá el Libro centroamericano de los muertos es el único que ha obtenido este Premio Bellas Artes de Poesía Aguascalientes, que por otra parte es el premio de poesía de México.

EA: Hay una idea de que en el sur se hace poesía, muy buena poesía, pero no testimonial, sino más emocional, amorosa, sensual, de una lírica muy distintiva.

BR: Yo me aparto de ese lirismo que ha tenido sus excesos en lo ornamental, en la pirotecnia verbal, en el adorno, en el regocijo del escenario y la escenografía paisajística que describe minuciosamente la sedosidad de la piel del jaguar, o bien se deleita en las mieles que se escurren de la marimba o las cuerdas de la guitarra, de la trova de toda la península, o los excesos caros de lo únicamente folclórico, que podría ser la palabra como el tejido de colores del sur; lo que yo reflejo aquí es un estado de conciencia desde el que escribo como centroamericano, desde esa centroamericanidad. Es un libro crudo en el que hablo de historias de mujeres y hombres migrantes que han muerto y han dejado más que los huesos en su paso por México, su dolor sobre todo, un dolor que compartimos además, y que criminalmente el estado mexicano ha tratado de manera xenófoba, y ha entregado a los grupos del crimen organizado; las instituciones tienen que hacer su labor, defendiendo los derechos de los migrantes sin criminalizarlos, no han hecho nada, los entregan al secuestro, a la trata de personas, asesinatos… en fin, a esta discriminación que sufren en nuestro país, de eso hablo desde la poesía, sin meterme en el panfleto, ni en el diario o el documental morboso, intentado dotarlos de una intemporalidad y darle voz a muchos de estos muertos que no tuvieron la oportunidad de hablar, recreo y ficciono sobre ciertas historias, pero hablo también de migrantes, hombres y mujeres, que fueron parte de mi familia. Mi padre, vendedor ambulante, mi madre, costurera, realizaron una labor humanitaria y le dieron refugio a más de 300 centroamericanos desde mediados de la década de los 70 hasta finales de la del 80 en la que vivimos en mi pueblo, enfrente de mi casa estaban las vías del tren, antes de que fuera llamada La Bestia, antes de que fuera más inhumano aún esta máquina, este tren y estos muchachos y muchachas que iban migrando, recalaron en mi casa y fueron parte de mi familia, de esa familia centroamericana mía también hablo.

EA: ¿Por qué utilizar la poesía para hablar de esas cosas, separarse de la concepción lírica que tenemos de la belleza en la poesía para abordar estos temas?


BR: En lugar de hablar desde el florilegio, de cantarle a esta belleza edulcorada, esa estética recalcitrante como cliché, mi idea es que hay que reflejar la condición humana, sea la muerte, la miseria, la violencia o el dolor, como una de sus instancias obligadas, no es alejarme de los temas de siempre, es hablar de los grandes temas, la violencia, la muerte, lo inhumano, es decir, la condición humana, lo inhumanos que podemos llegar a ser, y en este caso estos crímenes de lesa humanidad, el genocidio, que cometemos contra nosotros mismos, hablo desde mi condición de centroamericano y chiapaneco sobre los otros centroamericanos que atraviesan por nuestro país; con qué moral, con qué ética, desde que ethos podemos exigir a los Estados Unidos un buen trato a nuestros migrantes, cuando hacemos cosas terribles contra estos otros migrantes, estos trashumantes que van pasando por nuestro país. La poesía también tiene que reflejar esa realidad, y además es un libro testimonial de lo que me tocó vivir en la infancia, en el trabajo de mi padre, que era un vendedor de la calle y a él lo acompañé innumerables veces, el otro lado para nosotros es Guatemala, íbamos a vender a Guatemala, a traficar mercancías, baratijas, por llamarlo de algún modo, y sufrimos del otro lado guatemalteco también esta cuestión xenófoba, yo lo que intento hacer es crear un puente, crear un diálogo y, de algún modo, una reflexión que permita entonces reconocernos en ese espejo de la centroamericanidad como una de las identidades de lo mexicano, el sur y la sureñidad pocas veces son consideradas parte de la mexicanidad, pareciera ser que los que habitamos la frontera sur necesitemos ganarnos nuestro espacio natural en la mexicanidad, siendo de hecho que los pueblos más ancestrales de este país están en el sur, y somos caricaturizados, ridiculizados y no se puede ver a un centroamericano, como a los chiapanecos dentro de esa mexicanidad, parece que al mexicano costará aceptarla.

EA: ¿Cuáles serían los rasgos distintivos de esta geopoética centroamericana?

BR: La principal, podría decirte, es el voseo, el dialecto que se habla en Chiapas es el dialecto centroamericano mexicanizado, somos voseantes tanto en este pronombre, de manera verbal y pronominal, es muy interesante que no ha desaparecido y hay cinco millones, poco más, poco menos, de voseantes en Chiapas, hay más que en Uruguay, y es más antiguo el voseo chiapaneco porque el primer español que llegó al continente americano es el de Centroamérica, al que pertenece culturalmente e identitariamente a Chiapas, después fue mexicanizado, se incorporó o se unió, esa idea de incorporación no deja de ser una idea colonial, fuimos colonizados desde lo mexicano, pero tenemos la ventaja de que hablamos desde el tú, el usted y el vos, pero el vos es anterior a tú o usted en Chiapas, o ha convivido de esa manera, y desde esa latitud lingüística también es desde la que hablo en mi libro. Me decían: hermanito, por qué no le quitás el vos para que te puedan leer allá en los premios o en el Aguascalientes, eso decían de mi libro Marabunta que lo envié, al menos un par de veces al Aguascalientes y no obtuvo el galardón, pero yo dije que no, yo tengo hablar con este lenguaje del que soy, si Juan Bañuelos, Óscar Oliva o los otros chiapanecos no quisieron escribir desde ahí es porque necesitan escribir una poesía que también pudiera ser leída en el centro, ahora con esta cuestión global, el centro es cualquier lado, entonces, por qué no escribir con ese lenguaje, desde nuestro propio dialecto, finalmente la poesía es más cercana a la oralidad y si nuestra oralidad y el común denominador del habla de Chiapas, de la comunicación de ese español es ese voseo, por qué no hablar desde ahí, combinado con el tú y el usted, es decir somos centroamericanos tanto como mexicanos, es uno de los rasgos, quizá uno de los más importantes.

EA: El Libro centroamericano de los muertos es parte de una trilogía, ¿cómo se relaciona con tu literatura canónica, los libros del Chilam Balam, por ejemplo?

BR: Sí, algunos de estos rasgos distintivos, los anclajes que nos unen como puentes o vasos comunicantes con lo centroamericano, es el hecho de que exista casi un siglo de poesía testimonial en Chiapas y que algunos de estos poetas testimoniales no publicaron en México, sino en Guatemala, porque ahí era donde naturalmente algunos de los escritores y poetas chiapanecos. Rodulfo Figueroa el primer modernista, es el primer modernista de México, fue amigo de Darío, alumno de Darío y convivió con él, pero como publicó en Guatemala no puede ser considerado el primer modernista de México, es decir, el padre, el prócer del modernismo en Chiapas publicó primero en Guatemala, el modernismo entra por Chiapas. Por otra parte, en el lejano 1936, Gilberto Pinto Yáñez publica un libro APRA. Poemas revolucionarios, que fue quemado en un acto público, y prohibido por Miguel Ydígoras Fuentes, presidente de Guatemala, es decir, 30 años antes que Espejo humeante ya se escribía con solvencia poesía revolucionaria, poesía testimonial de carácter comprometido, político en Chiapas, qué significa eso o qué importancia tiene, que está más relacionada con Otto René Castillo, Roque Dalton, Leonel Rugama, Roberto Sosa, Ernesto Cardenal, porque es una latitud centroamericana, y porque las injusticias y el abandono que ha tenido Centroamérica, incluyendo Chiapas, es natural, yo decía el voseo, pero, profundamente también la cosmovisión meso y centroamericana, por ejemplo el inframundo, el Xibalbá, lo mayense y los mitos y cosmogonía que derivan del Popol Vuh, del Chilam Balam, los Anales de los Xahil, de los que también habló Bañuelos, que son mitos fundacionales y que también están en mi libro, porque, si intento que un río de muertos una el Suchiate con el río Bravo es el inframundo, es el Xibalbá, el Xibalbá es México, es ese inframundo al que entran los muertos, y la estructura del libro no está hacia el norte, aunque van muriendo hacia el norte, finalmente los muertos de Centroamérica, el libro está estructurado de Guatemala a Nicaragua y México como su inframundo, y entonces van regresando esas almas migrantes otra vez al Xibalbá para regresar su lugar de origen que es Centroamérica, eso intento en el Libro centroamericano de los muertos.

 


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Director editorial de La Jornada Aguascalientes
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