Desde hace algunos años las playas de nuestro país han sufrido los cambios que a consecuencia de la contaminación y las altas temperaturas han venido a modificar los ecosistemas marinos, de tal forma que la propia naturaleza reacciona y de manera cada vez más evidente nos señala que el daño es grande y tal vez irreversible.
Si en esta temporada de vacaciones tiene usted la posibilidad de viajar a alguno de los centros turísticos de playa más importantes del país, podrá percatarse que la situación es caótica y ya tan común que muchos de los que en estos estados habitan lo ven como “normal”, cuando la ocupación para atender el problema debiera ser más efectiva.
El Caribe mexicano es un punto de referencia de la reflexión de hoy. Desde el año 2013 se presentó en las aguas un fenómeno atípico de proliferación de sargazo, una especia de alga marina que crece en el océano y que no representaba peligro, hasta que de acuerdo a las últimas investigaciones realizadas por especialistas de la máxima casa de estudios en el país, se ha determinado que las grandes cantidades de esta planta pueden ser dañinas no solo para los animales, plantas y arrecifes sino hasta para los humanos.
De acuerdo a un estudio de Brigitta Ine van Tussenbroek Ribbink, investigadora de la Unidad Académica de la Unidad de Sistemas Arrecifales de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), este tipo de alga libera ácido sulfúrico que provoca alergias, y algunos microorganismos que viven en ellas también son tóxicos para la piel, y los gases que despide pueden ser dañinos. El sargazo ha provocado la muerte de peces, tortugas, pulpos, tiburones; las tortugas no pueden llegar a desovar y las crías no pueden llegar al mar.
El calentamiento de los océanos, es uno de los principales factores que los especialistas han reconocido como causa de su proliferación. Los estudios han ido más allá, al referir que el sargazo también afecta grave y severamente los pastos marinos y las praderas, provocando más erosión; también se ha determinado que el impacto en la playa (por la cantidad tan exagerada que ha llegado) se prolonga por más de un año.
Es por demás terrible constatar que el fenómeno crece, no hay playa libre de esta alga y los esfuerzos que hacen las autoridades por contenerlo han sido suficientes a pesar de que en muchos de estos centros turísticos incluso se ha determinado cobrar el acceso, para poder destinar parte del recurso recaudado a la remediación del problema.
De acuerdo a cifras oficiales, tan solo en una semana se retiran cerca de 30 mil toneladas de sargazo húmedo de las costas quintanarroenses, siendo el municipio de Benito Juárez -en donde está Cancún- el que más recolecta, seguido de Solidaridad -Playa del Carmen-, Tulum, Cozumel, Othón P. Blanco -Chetumal- e Isla Mujeres.
A ello habrá que sumarle la poca conciencia de parte de la gente que incluso al encontrarse en reservas ecológicas, sigue tirando basura donde quiera y utilizando las playas como ceniceros. Aseguran los que allá habitan que no es solo el turismo nacional quien lleva a cabo estas prácticas, sino también los extranjeros que sin respeto alguno incluso destruyen el ecosistema.
Hoy en día las playas del Caribe han cambiado su estampa, y cuando se tiene la posibilidad de constatar la problemática que allá se vive, no puede uno más que lamentar el daño que los seres humanos estamos haciendo a nuestro planeta, ciertos de que tarde o temprano estas acciones, se revertirán en contra nuestra.