- El escritor oaxaqueño presentó su reciente antología y recibió un homenaje acompañado de Humberto Musacchio, Silvia Molina y Felipe Cazals
Tener 80 años “es una friega”. A veces son dolorosos y difíciles de aguantar, pero que a pesar de eso es posible sentirse contento, expresó Gerardo de la Torre la noche de este martes, en la mesa redonda organizada por el Instituto Nacional de Bellas Artes para celebrar su aniversario.
El paso del escritor oaxaqueño por la literatura, el periodismo, la militancia política, el cine, la televisión y la traducción fueron abordados en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes. Participaron el ensayista, locutor, columnista y periodista Humberto Musacchio; la narradora, ensayista y editora Silvia Molina, y el director, guionista y productor Felipe Cazals.
El escritor aprovechó la celebración para presentar su más reciente trabajo: la antología La vida rápida que definió como una lectura de su vida en cuentos.
El texto es publicado por el sello Lectorum y contiene 50 ficciones de temáticas diversas, unos ya publicados y nueve inéditos que tienen como telón de fondo la realidad mexicana en sus múltiples matices.
“La característica más importante del libro es que los cuentos que lo integran los elegí yo porque me gustaron, no sé si son buenos, malos o regulares, sino que son obras que me dicen todo el tiempo algo”, precisó De la Torre.
En la celebración, Musacchio reveló que Gerardo de la Torre es un hombre vital, directo y un gran amigo, el cual lo ha enriquecido de muchas maneras porque tiene una visión diferente del mundo.
“Dice las cosas que piensa, no le da muchas vueltas, puede ser muy poco diplomático y si alguien le cae mal, no sólo se lo dice, sino le agrega, que si no le gusta, se prepare porque se lo va a agarrar a trompones”.
El columnista agregó que De la Torre es un escritor cuidadoso, pulcro y buen armador de historias. Añadió que para él su libro más destacado es El vengador que está integrado por una serie de cuentos extraordinarios.
“A estas alturas Gerardo sigue escribiendo y publicando. Ha hecho una gran cantidad de libros en 50 años de trayectoria y es un escritor reconocido por sus pares, porque no se anda haciendo publicidad y suele ser bastante huraño”.
Mientras que Silvia Molina precisó que el autor es un hombre con una especial forma de mirar, sentimental, apasionado, bueno como pocos, irónico, fanático del béisbol, entregado a sus causas y generoso con sus alumnos: “Fue actor, quiso escribir teatro. Ha hecho periodismo y guiones de historietas, cine y televisión que se han filmado o no y que han tenido éxito o no”.
La narradora destacó que De la Torre es autor de obra construida a partir de su experiencia, vivencias y amores. Añadió que sus libros destacan por el lenguaje y las técnicas narrativas que maneja, y que son impecables porque expresan nítidamente al hombre y la sociedad que el escritor observa: el México al que pertenece.
Agregó que además es un muy buen traductor y que en sus cuentos y novelas se habla del alma del ser humano, a pesar de que él se ha querido encasillar como un escritor de tendencia social. Precisó que en su escritura se reconocen sus obsesiones y su mundo: el nuestro, el México que vivimos, amamos, odiamos y padecemos: “Su obra, vista en conjunto y a distancia, permanece por la fuerza con la que pone en evidencia las contradicciones del hombre y sus infiernos, el alcoholismo, la frustración, la corrupción, la injusticia, la ira, el dolor, la rebeldía, la crueldad, la represión, el miedo, la fantasía, las pasiones y el amor a pesar de todo”.
Felipe Cazals detalló que De la Torre es un escritor destacado porque entiende que el cine es una expresión distinta y que no va más allá que el cine mismo; y también por sus gustos cinematográficos ya que cuenta con una claridad y precisión única con la que sabe manifestar por qué tal o cual película le gusta.
“Mi encuentro con Gerardo fue satisfactorio por dos razones fundamentales: entendía, por principio, que el cine es el resultado de la aportación de muchos elementos y porque aún era tiempo en que podíamos tomar muchas cubas durante muchas horas. Además, Gerardo entendía, como entendemos los cineastas, que no hay películas buenas o malas, sino cintas que se quedan o se olvidan”.
El director agregó que de la Torre es un amigo cercanísimo porque al igual que él sigue los principios fundamentales de lo que el cine mexicano significa para los mexicanos y lo que ha sido, pero sobre todo, lo que debe de ser: una expresión única.
La celebración terminó con una larga ovación del público y la lectura que Gerardo de la Torre hizo de su cuento El hijo loco que se encuentra en el libro La vida rápida.
Con información de la Secretaría de Cultura