Ella camina silenciosamente, pero, bajo
ese aspecto tranquilo, es todo furia,
pura energía eléctrica. La mujer común
es tan común como una tormenta.
Judy Grahn
En el marco del Día Internacional de la Mujer vale la pena hacer la reflexión sobre el escenario que en el mundo y especialmente en nuestro país prevalece a propósito de los abusos que se siguen cometiendo en contra de este sector de la población.
Tras varias décadas de movilizaciones promovidas por la sociedad civil y los movimientos de mujeres, se ha conseguido incluir la erradicación de la violencia de género en las agendas nacionales e internacionales.
La violencia contra mujeres y niñas es una violación grave de los derechos humanos. Su impacto puede ser inmediato o de largo alcance, e incluye múltiples consecuencias físicas, sexuales, psicológicas, e incluso mortales, para mujeres y niñas en todo el mundo.
Los altos costos asociados, que comprenden desde un aumento en gastos de atención en salud y servicios jurídicos a pérdidas de productividad, impactan en presupuestos públicos nacionales y representan un obstáculo al desarrollo.
En todo el mundo, un 70 por ciento de las mujeres experimenta algún tipo de violencia en el transcurso de su vida. En el orbe 35% de ellas, ha sido víctima de violencia por parte de su pareja o de agresión sexual de personas distintas de su pareja.
Si bien es cierto que nunca tantos países han contado con leyes contra la violencia doméstica, las agresiones sexuales y otras formas de violencia continúan existiendo desafíos en la aplicación de estas leyes, resultando en una limitada protección y acceso a la justicia por parte de mujeres y niñas.
De acuerdo a datos de la Organización de Naciones Unidas (ONU), México encabeza la lista de países con una situación crítica de violencia en contra de las féminas en América Latina.
Particularmente en nuestro país la crisis es severa respecto al feminicidio, las cifras están tomando una magnitud impresionante, ya que dos de cada tres mujeres asesinadas mueren a causa de su género.
En 12 estados de la República, incluido Aguascalientes, el hecho de que un hombre asesine a su novia, esposa o a una mujer con la que tenga una relación sentimental o de amistad no es suficiente para que el crimen sea considerado como feminicidio, pese a que en el ámbito federal y en otras 18 entidades sí lo es; en Chihuahua y Nayarit no está tipificado el feminicidio como delito.
México enfrenta varios pendientes en la materia. Si bien la tipificación de este delito es un paso, no basta para llegar a la meta que es combatir la impunidad y que se juzgue con perspectiva de género la violencia feminicida.
El Mapa de los Feminicidios en México marca para nuestra entidad unos 10 asesinatos cometidos por razones de género en Aguascalientes desde 2016 al cierre del 2017.
Bajo este panorama, instituciones internacionales como Naciones Unidas, recomiendan tomar medidas para reducir estas estadísticas de entre las que destaca el robustecimiento de las instituciones, dar continuidad a las políticas públicas que combatan la violencia, empoderen a la mujer y asignar mayores recursos para ponerlos en marcha.
Es necesario seguir trabajando en el cambio de los “patrones culturales patriarcales” que, basados en tradiciones y creencias religiosas, “están fundados en las relaciones de desigualdad e inequidad entre hombres y mujeres”.
Cada mujer asesinada representa una vergüenza para el país, que con todo y sus leyes y sus buenas intenciones, sigue teniendo una deuda pendiente con aquellas que ya no están y con las que en cualquier momento pueden ya no estar.