- El consumo repetido de drogas puede dañar el centro esencial de toma de decisiones en la parte frontal del cerebro
- Después de los 40 años, una persona cada 10 años disminuye 5 por ciento su corteza cerebral, pero en un individuo expuesto a drogas o alcohol la pérdida es de 7.5 por ciento
Existe una escena recurrente que se presenta en la familia de un adicto a las drogas o al alcohol. El hijo reclama al padre que al consumir una sustancia tóxica quien se daña es él, por lo cual el padre no tiene derecho a interponerse ante ese acto:
¡Al final, quien fuma mariguana soy yo -dice el hijo-, quien se toma la caguama soy yo y quien inhala cocaína soy yo. Al único que le va afectar es a mí, así que no te metas en lo que hago papá, es mi vida y el que decide qué hacer soy yo!
Hijo, eres un cínico –contesta el padre– me duele verte así, no quiero que te destruyas.
En esa conversación ambos exponen un punto de vista en el que están en desacuerdo el uno del otro, pero el padre con una formación adecuada tendría que explicarle a su hijo que al consumir drogas o alcohol sus receptores se están disminuyendo y que en ese momento no tiene corteza prefrontal, en la medida en que se desintoxique va a aumentar su corteza prefrontal y tendrá más elementos para tomar una mejor decisión sobre su vida, mencionó el doctor Eduardo Calixto González, en su charla: Procesos fisiológicos y anatómicos de las adicciones en el cerebro.
El consumo repetido de drogas puede dañar el centro esencial de toma de decisiones en la parte frontal del cerebro. Las personas en las que no funciona de manera correcta esta zona, conocida como corteza prefrontal, no pueden tomar la decisión de dejar de consumir la droga. Los estudios de imagenología del cerebro de las personas adictas a las drogas o al alcohol muestran menor actividad en la corteza frontal.
Esta parte del cerebro, es la región que más tiempo tarda en desarrollarse. De hecho se considera que no termina su desarrollo hasta los principios de la edad adulta entre los 20 y 25 años de edad. Los procesos cognitivos y las funciones ejecutivas no podrían llevarse a cabo sin su participación, de manera que estamos ante una de las áreas más relevantes a la hora de poder adaptar nuestra conducta a las situaciones y realizar operaciones cognitivas complejas.
La corteza prefrontal tiene importantes conexiones con una gran cantidad de regiones cerebrales tanto corticales como subcorticales, como por ejemplo el sistema límbico, los ganglios basales, el hipocampo, el tálamo y el resto de lóbulos cerebrales. Es por ello que influye en y se ve influida por una gran cantidad de información proveniente de muy diversas regiones, resultando imprescindible para la correcta gestión de la conducta y de nuestros recursos.
Para ejemplificar cómo las drogas cambian la percepción de la realidad, el doctor Calixto González, responsable del departamento de neurobiología del Instituto Nacional de Psiquiatría Ramón de la Fuente Muñiz, relató un estudio realizado por los doctores James Olds y Peter Milner en 1954, en donde se llegó a la conclusión de que la conducta estaba impulsada por el placer y por el dolor.
“A una rata se le pusieron unos electrodos en el cerebro. De un lado de la jaula cuando la rata presionaba una palanca le salía un pedazo de comida, pero del otro lado le daban estímulo eléctrico en la zona conocida como septum, lo cual la hacía sentir placer. Lo que hizo que la rata cambiara su percepción de la realidad y entonces dejara de comer y tomar agua, la rata moría al día 21 de inanición, pero feliz. Estamos frente a un evento en el cual se comprueba que el cerebro empieza a cambiar la percepción de la realidad y ya no le interesa lo más básico.
“Lo que sucedió quizá sea el experimento más impresionante de la historia de la neurociencia de la conducta: las ratas llegaron a pulsar la palanca hasta siete mil veces por hora para estimularse el cerebro. Las ratas hembra abandonaban a su camada recién nacida para seguir pulsando la palanca”, explicó el doctor Eduardo Calixto en el Festival por la Salud Emocional, 96° Encuentro de Ciencias, Artes y Humanidades.
Después de los 40 años, una persona cada diez años disminuye cinco por ciento su corteza cerebral, pero un individuo expuesto a drogas o alcohol se le disminuye 7.5 por ciento la corteza cerebral, 50 por ciento más de pérdida. Lo primero que se va con la adicción es la memoria, señaló el doctor Calixto González.
Con información del Foro Consultivo Científico y Tecnológico