Las huellas dactilares de Moscú / Taktika - LJA Aguascalientes
23/11/2024

Colegio de Estudios Estratégicos y Geopolíticos de Aguascalientes, A.C.

 

Ciudad de México. 2 de febrero de 2018. Al tener como testigos a sus pares de Canadá y México, Chrystia Freeland y Luis Videgaray, el secretario de Estado de la Unión Americana, Rex Tillerson, escucha, atentamente, la pregunta del periodista Jorge Ramos de Grupo Imagen sobre la hipotética interferencia del Gobierno ruso en el proceso electoral en la República Mexicana.

Tillerson responde con su típico acento texano: “Usted preguntó sobre la interferencia rusa en las elecciones mexicanas. Todo lo que puedo decir es que sabemos que Rusia tiene huellas dactilares en un número de elecciones alrededor del mundo…”. El jefe de la diplomacia estadounidense subraya su conclusión: “Mi consejo para México sería: pongan atención a lo que está sucediendo”.

La escena arriba mencionada se relaciona con el presente artículo, el cual tiene por objetivo explicar por qué diversos funcionarios estadounidenses han hablado, sin aportar pruebas, sobre una presunta injerencia rusa en la elección presidencial en México.

Para nadie es un secreto que los gobiernos estadounidenses sean de origen demócrata o republicano, ven, en el mejor de los casos, con desconfianza y, en el peor de los casos, con franca hostilidad a los gobiernos progresistas en América Latina. Ejemplo de lo anterior son: Juan Jacobo Arbenz, en Guatemala; Fidel Castro, en Cuba; Salvador Allende, en Chile; Hugo Chávez, en Venezuela; y Evo Morales, en Bolivia, por sólo mencionar a algunos.

¿Por qué la hostilidad estadounidense? Primero, los regímenes progresistas estuvieron (están) constituidos por individuos identificados con la ideología de izquierda. Es decir, las ideas de Karl Marx, Friedrich Engels, Vladimir Ilich Lenin, y León Trotsky. Durante la Guerra Fría (1946-1991), muchos latinoamericanos de izquierda profesaban una simpatía por la Rusia soviética, entonces el archirrival de la Unión Americana, lo cual los convertía en enemigos automáticos del Tío Sam.

Segundo, la izquierda latinoamericana se nutría de la savia antiimperialista de los movimientos nacionalistas. Ejemplo de ello son: Augusto César Sandino, “el general de hombres libres”, en Nicaragua; José Martí, en Cuba; y Lázaro Cárdenas, en México.

¿Cuál fue la respuesta norteamericana? Primero, etiquetar a los movimientos progresistas y nacionalistas de América Latina como esbirros de la Unión Soviética, como receptores, según una expresión originaria de la España franquista, del “oro de Moscú”. Segundo, instaurar dictaduras de ideología derechista en los países que, como dice la expresión popular, se “salían del huacal” estadounidense. Tal y como ocurrió en: Argentina, Brasil, Chile, Paraguay, Perú y Uruguay.


En los últimos años de la Guerra Fría, Washington, al percibir el declive de la amenaza soviética, se “inventó” un nuevo pretexto para intervenir en el Hemisferio Occidental: el narcotráfico. Si antaño era un pecado capital ser izquierdista. Ahora el nuevo yerro, cuando así convenía a sus intereses, era ser narcotraficante. ¿Ejemplos? La invasión de Panamá, en 1989, para derrocar, por sus ligas con el narcotráfico, al déspota Manuel Antonio Noriega -alguna vez informante de la CIA; el Plan Colombia -estrategia antinarcótica- y la Iniciativa Mérida -combate al crimen organizado trasnacional en México y América Central.

Sin embargo, tras las derrotas estratégicas en Afganistán, Irak y Siria, la Unión Americana siente que su dominio sobre su “patio trasero” (América Latina) ha menguado. Por lo tanto, teme que actores provenientes de otras partes del mundo -China y Rusia- aumenten su influencia en el Hemisferio Occidental, lo cual sería perjudicial a los intereses imperiales de Washington.

Consciente de esta realidad, el asesor de Seguridad Nacional de Donald Trump, general H.R. McMaster, ha hecho recientemente una serie de señalamientos -sin aportar pruebas que los sustenten- sobre una probable injerencia rusa en la elección presidencial de México, los cuales se explican en el siguiente cuadro:

 

Tabla de comentarios de H.R. Mcmaster sobre la supuesta injerencia rusa

Institución /medio Comentario
La Fundación Jamestown – Rusia está llevando a cabo una campaña de desinformación, “ustedes han visto los signos iniciales de ello en la campaña presidencial mexicana”.
Entrevista con la corresponsal de la BBC, Yalda Hakim – “Tenemos que mirar lo que Rusia está haciendo. Por supuesto tenemos que contener el comportamiento desestabilizador de Rusia y las sofisticadas campañas de propaganda y desinformación”.

Fuente: elaborado por el autor con datos de: BBC y Youtube

 

Los comentarios de McMaster, tan calvo como un foco de taquería, fueron secundados por Tillerson. En un discurso pronunciado -en la Universidad de Texas, en Austin- el pasado 1 de febrero del año en curso, el texano habló de estar en “guardia contra potencias lejanas, quienes no reflejan los valores compartidos fundamentales en esta región”1.

Tillerson comentó que China estaba ganando una cabeza de playa en América. “Está usando su política económica para atraer a la región dentro de su órbita. La cuestión es: ¿A qué precio?”. Luego, el diplomático estadounidense agregó: “La creciente presencia rusa en la región es alarmante también, pues continúa vendiendo armas y equipo militar a regímenes hostiles…”.

Ese mismo día por la tarde, la embajadora de Estados Unidos ante las Naciones Unidas, Nikki Haley, afirmó que “Rusia no es nuestra amiga”, pues el gobierno de Trump “ha sido más duro con Rusia que cualquier otra administración estadounidense desde Ronald Reagan”2.

Finalmente, el escribano concluye: es ingenuo pensar que las grandes potencias -China, los Estados Unidos y Rusia- no tengan interés en quién será el próximo presidente de México. Pero también es contraproducente e irresponsable hacer afirmaciones, sin aportar pruebas irrefutables, de que tal o cual candidato presidencial recibe apoyo de los países arriba mencionados.

Aide-Mémoire. China ha logrado militarizar, ante las narices de los Estados Unidos, el mar de la China meridional

 

 

  1. U.S. Engagement in the Western Hemisphere https://goo.gl/7RX23g
  2. Before South America Trip, Tillerson Warns Against Trade with China https://goo.gl/1cR3vk


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