Extinción: hay suficientes humanos; si se extinguen algunos animalitos como el oso polar o la grulla bingo de occidente, podemos hacer un sorteo para separar a algunos seres humanos y disfrazarlos de los animales desaparecidos y les pagaremos para vivir en los zoológicos y hagan los ruidos de la naturaleza herida para resarcir nuestros errores.
Cangrejo: anoche navegué por la isla pixelada de Proteus y en una de sus playas, durante el otoño, encontré unos crustáceos. Hacían ruidos graves y peculiares, igual que todos los otros animales en ese juego. Creo que eran cangrejos. Mientras miraba las nubes falsas y escalaba montañas creadas por procesos aleatorios, pensaba en que veremos animales, árboles y gente en mundos virtuales, complacientes, programados para reemplazar la variedad enfadosa de la Tierra, aquella que está parcialmente negada a nosotros porque nos ciega el trabajo, nuestro persistente regaño a los políticos después de ver las noticias, nuestra preocupación por mantenernos vivos sin dudar de nuestros vecinos, amigos y familiares. Qué hacer.
Torta: y sin embargo hay belleza en el acomodo de las salchichas, la pierna, la milanesa, el frijol, el aguacate y la mayonesa; una torre de babel dispuesta a confundir los lenguajes de nuestro estómago. El picante aparte, por favor. En la espera vigilamos a los niños que juegan con el pokémon al otro lado de la acera o vemos de lejos a una muchacha hermosa que camina apresurada mientras ojea su teléfono. No se distraiga, escuche el sonido de la longaniza y el suadero friéndose en la manteca. Perros hambrientos caminan a nuestro alrededor y hacemos lo posible para ignorar la sucinta caminata de una cucaracha. NatGeo está bien pero la belleza de la calle, sus ojos de mosca iridiscentes, siempre estarán con nosotros.
Mosca: el dron de dios y la generación espontánea. Tienes un matamoscas pero sabes, muy en el fondo, que no morirán ellas primero que nosotros.
Mito: es muy popular la falsedad de que las moscas viven solamente un día. Pero si persistes de vivir la mentira romántica de la vida de un día, entonces, aceptas que las tres edades de la mosca están comprimidas en sólo 24 horas. Te desesperas cuando piensas en sus tiempos: ¿es igual al de nosotros? ¿O es relativo? ¿La mosca tiene los secretos de la física cuántica? ¿Ella vivirá los minutos como meses, las horas como décadas? ¿El latido de su corazón es tan rápido que viven el tiempo ralentizado? ¿Por eso es tan difícil matarlas? Toma aire. La verdad es que las moscas viven 19 días en promedio y si no las mata la gordura, es la mano de un hombre.
Tiempo: no es relativo, es una medida precisa. No pienses en los relojes, en la melancolía, en el tiempo acelerado de un encuentro amoroso o el placer de deglutir una cubana; los segundos, minutos y horas son los mismos o si no, no se iniciarían guerras por la impuntualidad de algún agendafílico.
Máscara: un zorro alza una máscara de hombre y la contempla. Da una vuelta, la gira de nuevo; las sombras no le permiten entender cuál es el frente y cuál es la parte trasera. Es el ángulo de la nariz, es mediocre y no permite el paso de la luz. ¿Es el hombre una dualidad por culpa de su nariz?, piensa el zorro. Toma notas mentales, quiere escribir una obra dramática pero queda en ceros, no tiene más que decir, se acaricia el hocico con el dorso de la pata. ¿Seguro que tienes ganas de ponerte metafísico, Rocinante? -se pregunta el animal. Se pone la máscara, se adentra en el bosque y decide vivir los días como la representación de aquello que desea entender. Los conejos no huyen, un oso tira un zarpazo de advertencia, las moscas lo persiguen y cuando se acerca a la ciudad, los perros hambrientos le piden de comer. Trata de complacerlos a todos, pero después quiere explicarle a los otros animales lo que significa ser un hombre. Nadie lo oye.