Carlos Reyes Sahagún | Cronista del municipio de Aguascalientes
Ahora viene la resaca de navidad. Pasadas las fiestas, las luces se apagan, los adornos se guardan y la cruda se hace presente.
Lo que antes fue apreciado, adornado, iluminado con una luz que quizá se reflejó en los ojos ilusionados de un niño, ahora se convierte en un objeto inútil; estorboso, que debe terminar en la basura, o reciclado. ¿Habrá algo simbólico en este gesto?
Pero más simbólico resulta que al lado derecho esté la publicidad del ayuntamiento sobre la manera como tendríamos que relacionarnos con los árboles; destruida por manos de un gamberro(rra). Si mi memoria es veraz, el letrero decía: “si no me destruyes te daré oxígeno”; algo así.
Llegó la resaca de navidad, con el agravante de las campañas políticas…
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