Tenemos en Aguascalientes un gran ensamble coral del que deberíamos estar orgullosos, me refiero a Noche lírica, un sexteto vocal dirigido por Jorge Aguilera, un cantante de Aguascalientes a quien respeto y admiro mucho, tiene un rango de voz muy amplio, le he escuchado cantar papeles de contratenor, como en la cantata escénica de Carl Orff, Carmina Burana, y hasta barítono, como en la ópera La Traviata de Verdi en el papel de Giorgio Germont, y créeme que esto no es fácil, nada fácil.
Noche lírica se dedica al canto operístico, son todos ellos cantantes con formación académica y con ambiciones y expectativas muy altas y que les gusta tomar riesgos, el simple hecho de optar por este repertorio no es asunto sencillo, implica, primero enfrentar los riesgos que vengan y cierto es que son muchos, como el hecho de que no existen los espacios suficientes para cantar y se hace necesario abrir o crear estos espacios, de tener que enfrentar la apatía y el casi nulo interés de algunos medios de comunicación que ven el arte y la cultura con desdén, sí, lamentablemente los hay. Por otra parte es decidirse a tomar la música en serio, no como un simple pasatiempo, sino con el compromiso que este delicioso arte requiere y exige, así que si alguien se decide a abordar estas delicias musicales sabrá que sobre cualquier otro interés, y aquí incluyo el económico, la fama, y otras nimiedades, está el irrefrenable amor a la música, créeme, Noche Lírica lo entiende muy bien.
Este sexteto vocal acaba de regresar el pasado 11 de diciembre de Macao, una de las dos regiones administrativas especiales de la República Popular de China, fueron ahí por iniciativa propia y contando con el apoyo de diferentes instituciones, pero sobre todo, lo que los movió a emprender esta aventura es por la necesidad de hacer las cosas cuando crees en ellas, de saber que a pesar de los riesgos estás haciendo lo correcto y sobre todo que nadie lo va a hacer por ti, así que convencidos del valor de su trabajo y teniendo claro que todo es posible si se quiere hacer, hicieron las maletas, prepararon su repertorio y sobre todo, empacaron todos sus sueños e ilusiones y emprendieron su viaje a aquellas remotas tierras con una cultura diferente, un idioma diferente, costumbres que nos son ajenas y muchas cosas más que más de uno habría puesto como obstáculo, para ellos, sin embargo, son oportunidades.
A su regreso de Macao, después de 10 días de estar en ese lugar, tuve la oportunidad de charlar con ellos y entrevistarlos en un programa de radio, estaban radiantes y fascinados, no sólo por la belleza de la tierra que visitaron o por lo que ya un viaje así representa, sino, y esto es lo más importante, por la aceptación que lograron en un lugar en donde eran unos perfectos desconocidos y en donde, además, había público y otros ensambles musicales, procedentes de lugares en donde la cultura musical es pan de todos los días, diferentes países europeos como Inglaterra, Portugal y de otras latitudes apreciaron su trabajo y los felicitaron por su calidad. Es satisfactorio, sin duda lo es, que cuando haces algo, te felicitan tus amigos o familiares, o tus paisanos, es grato, claro que sí, pero cuando la palmada en el hombro, la felicitación o el comentario positivo viene de alguien que no sabe quién eres y simplemente tiene ese gesto por haber apreciado ampliamente tu propuesta artística, entonces la satisfacción producida adquiere otras dimensiones.
Me llama mucho la atención el ensamble vocal Noche lírica, además de su calidad y del compromiso con que asumen su labor como cantantes, está el repertorio que frecuentan, no es sencillo, no se van por el facilismo de cumplir y ya, sino que buscan ese repertorio que les favorezca de acuerdo al perfil y pretensiones del ensamble y de la necesidad de cantar lo que muchos evitan. En el contexto sacro, por ejemplo, toman en cuenta las necesidades de la liturgia, qué fácil, pero qué conformista también, sería integrarse en un coro de guitarras y ya, misión cumplida. Ellos, en cambio buscan música que realmente dignifique el contexto litúrgico sobre cualquier otro interés. Me quedé pensando en eso cuando el 24 de diciembre asistí con mi esposa a la misa de Navidad y la música estaba en manos de un grupo que hasta batería traían, hay reglas que especifican qué tipo de música y con qué instrumentos debe celebrarse la liturgia, el sacerdote oficiante tuvo la ocurrencia de ponerle fondo musical a su homilía y él modulaba la voz como si de un actor o locutor de estación de radio comercial se tratara, hasta efectos incluyó en su pregón, cuando hacía referencia al llanto del niño se escuchó una grabación de un niño llorando, me recordó a uno de esos predicadores sectarios de carpa, pero el colmo vino cuando al terminar su homilía la gente le aplaudió, o sea, el gran protagonista era él, casi nos hizo olvidar que estábamos ahí para conmemorar el nacimiento de Cristo, le faltó mucha espiritualidad, quedé insatisfecho, con un gran vacío. En fin, todo esto tiene que ver con el hecho de que la música sacra, la propia de la liturgia, favorece y predispone nuestro espíritu para un encuentro con Dios, e incluso, cuando no se es creyente, se puede disfrutar del encanto de la música sacra. Me sentí verdaderamente indignado, decepcionado y ofendido como católico. Qué falta hacen estos ensambles comprometidos con la verdadera esencia del canto sacro, por fortuna los tenemos, y uno de ellos se llama Noche lírica.