Desde hace algún tiempo algunas personas empezamos a notar cómo muchas de las actitudes de la llamada clase política mexicana, comenzaban a dar un giro que las hacía ver muy diferentes a lo que en el pasado caracterizaba al común de esa especie, y también nos percatamos que actitudes históricas de los mismos personajes antes citados dejaban de tener esa serie de esquemas reposados que los hacían verse hasta cierto punto prudentes, a pesar de la caterva de defectos intrínsecos en ellos, los cuales ya eran absolutamente perceptibles para el ciudadano común.
Pero lo que hemos venido observando y escuchando de ellas y ellos en los últimos meses, ya rebasa por mucho lo que pudimos haber previsto en cuanto a la ausencia plena de respeto hacia la ciudadanía, y por lo cual podemos asentar con pena ajena, que los políticos mexicanos han hecho del cinismo una virtud. Y para demostrar lo antes afirmado me permito traer dos ejemplos que nos pueden ilustrar con creces esta nueva aportación que nos están heredando estos mexicanos excepcionales (porque en verdad son excepción) a la historia nacional.
El primero de estos ejemplos, es lo sucedido en torno a la supuesta muerte de Heriberto Lazcano Lazcano El Lazca, líder de Los Zetas, sucedida al enfrentar a efectivos de la Secretaría de la Marina en Coahuila, y que desde el momento en que fluyó la primera información al respecto, se manejó de una manera poco seria, ya que desde el primer boletín de prensa que distribuyó la propia Secretaría, en el texto se hablaba de que “en un enfrentamiento entre elementos de la Secretaría de Marina y miembros de la delincuencia organizada, habían caído abatidos dos de estos últimos y existían indicios de que uno de ellos era El Lazca.” Posteriormente se creó un vacío de información y entre la noche de ese día y la madrugada del siguiente día, el cuerpo del famoso delincuente, había sido robado; y la explicación que se dio fue que al no haber servicio forense en Progreso, Coahuila, donde fue ultimado junto con un acompañante, habían tenido que utilizar los servicios de una funeraria, de donde fueron sustraídos por un comando armado, ambos cadáveres que habían sido puestos a disposición de la autoridad local. Esta noticia fue tomada con un absoluto escepticismo por la opinión pública nacional, que a raíz de lo burdo del manejo de la información sobre este evento, por parte tanto del gobierno federal como del propio gobierno estatal de Coahuila, le permitió a la mayoría de la gente hacer escarnio sobre lo ridículo que parece que después de supuestamente abatir a un delincuente tan buscado no sólo en México, sino aún en los Estados Unidos, hayan sido capaces de abandonar su cadáver de una forma tan estúpida y grotesca. Amén de que después nos enteramos de que “por un error de dedo” primero se habló de seis balazos en el cuerpo del susodicho delincuente y después fueron cinco balazos ¿perdón?
El segundo ejemplo sucedió apenas este jueves, y la nota la dio el coordinador de los diputados federales del PAN, Luis Alberto Villareal, que en el forcejeo por las presidencias de las comisiones en la LXII legislatura de la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión, en conferencia de prensa, manifestó de forma rústica y cínica “que si el PRI piensa que nos va a avasallar en la distribución de las comisiones, será porque no nos van a necesitar”, lo cual muestra que si al inicio de la misma legislatura la mayoría de los periodistas de la fuente en la Cámara de Diputados, y los analistas políticos se preguntaban “quién es este diputado, que ahora va a coordinar a sus compañeros diputados de su partido”, ahora ya pueden saber que es un político demasiado práctico.
Éstas son dos muestras de muchas que sin lugar a dudas nos seguirán ilustrando de qué está hecho el nuevo discurso de la clase política mexicana, y si nos queda alguna duda podemos también repasar lo que se ha venido sucediendo en la Cámara de Senadores respecto a la Reforma Laboral, donde ahora el PAN se une a los senadores de los partidos autonombrados de izquierda, para insistir en la necesidad de la democracia sindical, después de que hace seis años, el sindicato donde menos democracia y transparencia existe, el SNTE, ayudó de manera definitiva a que el PAN y su candidato a la Presidencia de la República, operaran el fraude electoral para burlar la voluntad popular e instalar al espurio Calderón Hinojosa en la primera magistratura de la nación. Esta actitud absurda del PAN que ahora sí dice que es importante que en los sindicatos prevalezca el voto libre y secreto para la elección de sus dirigentes, y que se sepa qué pasa con las cuotas de los obreros, es un ejemplo más que nos muestra que el cinismo es una virtud.
Es inconcebible el grado de indolencia que hoy muestran los políticos con respecto al pueblo mexicano, siguen pensando que tratan con ignorantes y dormidos, y lo peor es que la mayoría de la gente, aún no quiere entender que nos merecemos una mejor clase política; que esta partidocracia se siente dueña del país, y que si no salimos de este marasmo en que nos encontramos caminando en círculos, como si nos desentendiéramos de tratar de frenar esa dinámica y buscar reorientar nuestros pasos hacia la construcción de un mejor camino; el tiempo nos volverá a cobrar la factura, como nos la ha cobrado en innumerables ocasiones, sólo que ahora ya no podremos seguir creyendo en las mentiras pensando en que son verdades, dado que las segundas parecen haberse terminado.