En la medida en que se ha venido acercando el final de la administración del presidente Felipe Calderón, se ha venido subrayando, cada vez más, el calificativo de estrategia fallida al combate a la violencia de la delincuencia organizada; es un debate que deberá continuarse con la próxima administración del presidente Enrique Peña, no sólo desde la perspectiva del tradicional deslinde que hace una administración entrante respecto de la administración saliente, sino por la necesidad de lograr una solución definitiva al grave problema, que es lo que interesa a la sociedad.
Es necesario volver a poner atención en el punto de origen de la violencia que ha alcanzado, de nueva cuenta, a personas de la clase política; el asesinato de José Eduardo Moreira Rodríguez, hijo de Humberto Moreira Valdés, ex gobernador de Coahuila y ex presidente nacional del PRI, se ha convertido en un referente importante, tanto para el análisis del fenómeno y sus implicaciones, como para comprender lo doloroso que resulta para las familias el perder uno de ellos.
Para el estudio útil del problema que nos pueda llevar a esa solución tan deseada y esperada en la sociedad, considero necesario rebasar los niveles del mero partidismo político –que hace que nos atoremos en si es el presidente de la república, o un gobernador, o un presidente municipal, el único o el principal responsable– para pasar a conocer la dinámica que aplica la delincuencia organizada para realizar sus actividades; al identificar los elementos de esa dinámica, tendremos la oportunidad de prevenir y cambiar, exactamente, esos puntos para que podamos dar paso a las soluciones.
En la información dada a conocer por las autoridades de Coahuila en el caso del asesinato del joven Moreira, encontramos lo siguiente: fue el subdirector operativo de la policía municipal de Ciudad Acuña, junto con dos policías municipales, quien con engaños citó a la víctima en el lugar donde lo entregaron a los sicarios, presuntamente, del grupo de los Zetas (LJ, 9 oct.). La pregunta útil es ¿cómo llegaron estos servidores públicos a esta circunstancia?
Para tener una idea –precisa y comprobada– de cómo se dan las colusiones de servidores públicos con la delincuencia organizada, recurramos a la videograbación de YouTube, en la que el podemos apreciar los elementos básicos requeridos por los delincuentes a los gobiernos para poder desarrollar sus actividades; los actores en el video son el presidente municipal electo de Teloloapan, Ignacio de Jesús Valladares Salgado, y los delincuentes de la Familia Michoacana.
Los requerimientos por parte de los delincuentes son: que el presidente municipal no se meta con otros grupos de la delincuencia organizada y se comprometa con ellos a nombrar un director que no se meta con ellos ni con otro grupo; que los policías municipales hagan lo mismo; y “usted mismo, algún policía que vea que se está saliendo de la línea, usted tiene toda la obligación y el derecho de ponerlo en mal con el ejército, con quien sea, con las autoridades competentes”. Los delincuentes, a cambio, ofrecen al presidente municipal: tener al pueblo de Teloloapan tranquilo y en paz; no meterse con la policía municipal, pero si la policía se mete con ellos, “va a arder Teloloapan”.
El presidente municipal electo responde: se compromete a poner un director de seguridad pública que sea ajeno a los intereses de otras personas (grupos), “que sea neutral y que se dedique a trabajar, igual que yo lo pienso hacer, en beneficio de la ciudadanía”; “quiero decirles a ustedes que no es mi intención meterme con alguien, mi gran interés es tener la fiesta en paz”; “ustedes también saben que estamos enfrentados a otras situaciones, con otros grupos, y que yo me voy a mantener al margen de todo”; “hago el compromiso de que todo el cuerpo policiaco de Teloloapan, en el momento en que ya yo asuma la responsabilidad y estén bajo mis órdenes, los voy a invitar par que no se metan en problemas…”; “… si algunos se descarrilan, tendremos que actuar en consecuencia para nosotros despedirlos, o ponerlos, en su defecto, a disposición de las autoridades competentes”.
¿Con qué características se da la circunstancia del presidente municipal? Los delincuentes señalan: “por la amistad que lleva con el señor Pez, aquí no va a pasar nada porque somos amigos”; “Teloloapan va a estar tranquilo, siempre y cuando sigamos igual con la amistad que llevamos nosotros con usted”. El presidente municipal también señala: “tengo una relación de amistad con los papás de ustedes, con el Pez, aunque no somos tan amigos pero igual que con ustedes”; “amo la vida y quiero la vida, como también quiero la vida de mis seres queridos”.
Este es el cuadro básico que plantean los delincuentes a los gobiernos; son elementos del pacto que llegan a hacer autoridades derrotadas con la delincuencia organizada. En los territorios en que este pacto, o alguno parecido, existen, las consecuencias de paz y tranquilidad son engañosas; el poder que van tomando los delincuentes es cada vez mayor.
Será importante conocer cuál es la estrategia que piensa aplicar la próxima administración federal para combatir a la delincuencia organizada y disminuir su violencia; el abatimiento de los índices de asesinatos –como principal manifestación de la violencia– puede basarse en la concientización de los gobernantes en su responsabilidad de hacer un buen gobierno para la sociedad, y en la consolidación del estado de derecho.
Pero también puede basarse –engañosamente y como antes solía hacerse– en llegar a acuerdos con los delincuentes. Hoy los tiempos son distintos; cada grupo de narcotraficantes busca nuevos mercados de distribución, lo que los lleva a ganarlos con las armas para desplazar a los otros, con la consecuente violencia.
Hoy encontramos en el país territorios todavía limpios, o que se han recuperado; para la sociedad es importante conocer cómo suceden estas circunstancias, para estar en condiciones de exigir responsabilidad a los gobiernos.