Empecé este texto el pasado martes, considerando que el viernes, día en que se publica esta columna coincidía con el 8 de diciembre, la lógica nos encamina a pensar en John Lennon y su 37 aniversario luctuoso y así fue, terminé la columna y la guardé en mi memoria USB para mandársela a Aldán el jueves, a fin de que se publicara el viernes, pero mira, uno no planea las cosas, nunca pensé que la madrugada de ese mismo martes 5 de diciembre, bueno, ya 6, porque fue a las 4 de la mañana en punto, falleció mi papá, así que no podría preparar este banquete sin hacer mención a este hecho, finalmente a él le debo mi gusto, no sólo por la música de Los Beatles, sino que a él le debo el gusto a la buena música en particular y al arte en general. Otra de mis grandes pasiones es la lectura, hábito que él también me inculcó desde que yo era muy pequeño, recuerdo que me leía cuentos de aquella primera edición de una colección de libros llamado El tesoro de la juventud, eran unos libros negros en blanco y negro, no la edición nueva, sino aquella viejita que estaba en un librero en mi casa de la calle Díaz de León en el centro de esta ciudad, cada noche mi papá se sentaba en la orilla de mi cama y me leía el libro de las Narraciones Interesantes, increíbles aquellos cuentos y también el libro de la poesía contenido en esa misma colección. Él y mi tía Mago llenaron de letras mi infancia y esa fue una de las razones, sin duda, por las que fui un niño inmensamente feliz. Quizás esto no tenga la menor importancia para ti, pero quiero compartírtelo, posiblemente como un agradecimiento público a todo lo que mi padre hizo por mí, porque créeme que esto no es asunto nada fácil, eso de inculcar la lectura y el gusto por la buena música no es muy común, la verdad me siento afortunado. Bien, pues hablemos entonces del buen John.
Lennon estará por siempre ligado a mi experiencia en los medios de comunicación, de hecho, la primera vez que estuve en una cabina de radio fue precisamente con el fin de hacer un programa especial de Lennon invitado por David García, toda una institución en las frecuencias de radio culturales de Aguascalientes. Fue el 8 de diciembre de 1983 y fue entonces cuando entré por primera vez a una cabina de radio, en realidad yo sólo iba acompañando a mi amigo José Luis Jiménez Castro, periodista deportivo y gran admirador de la música de Los Beatles y que había sido invitado por David a ese programa especial con motivo del tercer aniversario luctuoso de Lennon, pero ya estando ahí me cedieron el micrófono en un par de ocasiones, finalmente yo también he sido un apasionado del cuarteto de Liverpool y no me pude resistir a las ganas de hacer algún comentario intermitente, esa fue mi primera experiencia con la radio, recuerdo con claridad que desde aquel primer momento sentí esa pasión y esa atracción y me enamoré irremediablemente de este maravilloso medio. Obviamente no me imaginé en ese momento que ese sería mi futuro, que ese sería mi modus vivendi, mi proyecto de vida, ahora, después de 34 años de aquella primera experiencia, no me imagino haciendo otra cosa, o viviendo de otra cosa que no sea este apasionante mundo de los medios de comunicación.
Te diré algo, y es que de una cosa estoy muy orgulloso, yo no soy de esos que de pronto se hicieron fans de The Beatles a raíz de la muerte de Lennon. Cuando él murió yo tenía 17 años, estaba en la prepa y los Beatles eran parte de mi patrimonio sonoro desde hacía mucho tiempo antes, además de Creedence, The Doors, Bob Dylan, los Rolling Stones y algunas leyendas más, yo ya vivía la beatlemanía desde…, pues sin ánimos de parecerte exagerado, desde la más temprana edad, en mi casa se escuchaba su música desde que yo recuerdo, hay imágenes que tengo perfectamente claras en mi mente de un sábado, por ejemplo, yo llegaba a la casa del entrenamiento de futbol -en mi primaria el soccer era una especie de segunda religión y los sábados teníamos entrenamiento- llegaba a la casa poco después de las 13:00 hrs y mi papá estaba sentado en su restirador, el dibujo y la pintura siempre han sido su gran pasión, aunque ahora por la edad, tiene 88 años, ya no puede dibujar, y mi mamá terminando de preparar la comida; de la cocina se escapaba aquel delicioso olor de no sé qué guisado y en el ambiente se escuchaba I should have known better y yo llegaba cansado y asoleado aventaba en mi cama una mochila con los tachones mientras pensaba en un reconfortante baño. Evidentemente, cada vez que escucho esa canción, se me viene a la mente las imágenes de aquel sábado cuando a los 11 o 12 años no existen mayores preocupaciones…, en fin.
Por cierto, que uno de los programas que más he disfrutado trabajando en radio es Desde Liverpool, lo hice durante poco más de 20 años, ahora que después de mi auto exilio de un sexenio he regresado a casa, es decir, Radio y Televisión de Aguascalientes, se me presentó la oportunidad de hacerlo otra vez, ya te comentaré a partir de cuándo.