¡Yo lo vi! con estos ojos que se han de comer los gusanos -yo también lo miré, se lo juro por mi madrecita que esta en el cielo-, mi compadre don Prieto Garza y Garza todavía hace algunos años se fumaba unos habanos con él mientras salían de paseo al campo. Fue pretendiente de mi madre y cada año puntualmente en el día de su cumpleaños llegaban unas rosas hermosísimas a la casa, mi padre las tiraba, pero todos sabíamos que eran enviadas por él. Yo mismo y como párroco de esta humilde iglesia le puedo asegurar que aquí viene de vez en vez a confesarse, se le ve muy bien para tener la edad que tiene, pero no puedo decirle más, el secreto de confesión y mi sotana no me lo permiten, aunque sí le puedo decir que deja muy buenas limosnas.
Avistamiento 001321. La señora Heliodora, dueña de un pequeño puesto callejero de mariscos y “antojitos del mar”, como ella denomina a su puesto en Mazatlán, asegura haber atendido como cliente a Pedro Infante hace unos veinte años atrás, ahí en su mismo estado natal, Sinaloa, donde viera la luz un 18 de noviembre de 1917, notifica que pidió la orden especial de camarones y un vuelve a la vida, así como una tanda extra de ostiones, tal vez, supone la señora Heliodora, por aquello de lo mujeriego y parrandero de Pedrito, hace hincapié en que se le veía bronceado, con sandalias de piel de lagarto y de mil amores.
Avistamiento 0027945. En Guamúchil, lugar que Pedro consideraba su tierra natal, el anciano carpintero Bonifacio Arriaga nos enseña una foto tomada hace algunos años atrás en donde se abraza virilmente con un hombre de unos sesenta años, don Boni dice que tal personaje es Pedro, que regresó a darle las gracias porque debido al padre de este, Pedro aprendió desde muy plebe el oficio de carpintero para ganar sus modestos primeros centavos y ayudar a su familia, de ahí se fue a Culiacán y combinaba el oficio con comenzar a cantar para orquestas y estaciones de radio locales. La foto esta un poco desgastada y no permite ver la autenticidad de los rasgos, la chamarra tamaulipeca, advierte, es vital en el análisis.
Avistamiento 0045781. En una vieja vecindad cercana a Garibaldi, el joven mariachi José Pérez canta enterito todo el repertorio de Pedro, casi 340 piezas musicales en diferentes géneros que dejara grabadas Infante, dice saberlas porque su bisabuelo era amigo de Pedro, y que el ídolo llevaba a este a cada grabación posible como amuleto de buena suerte, dice que sin su bisabuelo tal vez el destino de Amorcito Corazón, Cien años, Paloma querida, Cartas a Eufemia, Nana Pancha y tantas más no hubiera sido el mismo, y tal vez aquella voz no cautivaría a millones de escuchas, sea en ranchero, bolero o huapango. El joven mariachi no ha triunfado, argumenta que si su bisabuelo no hubiera muerto siendo él un niño y fuese su amuleto sería él el nuevo ídolo de México. Su máxima relación con Infante es que también tiene una placa de metal, pero en la cadera debido a una caída por una borrachera afuera del Tenampa.
Avistamiento 0056211. El ciudadano alemán Bergen Steinmeier, actualmente asentado en
Stuttgart, agente de la Stasi durante la Guerra Fría, desclasifica haberlo visto en varias ocasiones en cines y cabarets de la ciudad de Berlín Oriental en donde radicaría, comenta que Pedro sí fue a recibir en escrupuloso secreto años después de su “muerte” el Oso de Plata ganado en 1956 por la película Tizoc, ya que no quiso perder tal honor de ser el único actor mexicano en ganarlo. Informa que Pedro se enamoró de una preciosa comunista-marxista que conoció en La Habana, donde fue escondido sigilosamente por el propio Fidel Castro después del montaje y simulación de su avionazo en donde “perdiera la vida” aquel 15 de abril de 1957, este sería un plan orquestado desde la Sierra Maestra debido a la persecución a Infante por parte del entonces presidente mexicano Adolfo Ruiz Cortines por “seducir” a la primera dama y hacer vuelos nocturnos con su avioneta desde Yucatán a Cuba, para proveer de armas a los guerrilleros antes del triunfo de la Revolución Cubana.
Avistamiento 0078929. Varias personas entrevistadas con los métodos más modernos y persuasivos aseguran frente a Notario Público y con la mano derecha sobre la Constitución Mexicana haber visto rondar a Pedro algunos años atrás en los Estudio Churubusco y en la Cineteca Nacional, comentan que un personaje misterioso ataviado con un hermoso traje italiano negro, un corte impecable, un bigote perfectamente delineado y unos elegantes lentes oscuros, ha asistido puntualmente a la exhibición de cada una de las 63 películas de Infante. Aseguran que dicho personaje recita a la perfección en una adorable y seductora voz baja cada uno de los diálogos de Pedro en sus películas, ya sea en Nosotros los pobres, Los tres Huastecos, El gavilán pollero, Los Tres García, Dos tipos de cuidado, Pepe, el Toro, La Oveja Negra, etc. Un personaje de sexo femenino en protección de testigos asegura haber consolado al ídolo cariñosamente al verle estallar en un llanto quedo y hondo durante la exhibición de Un rincón cerca del cielo. Asevera que al final de la cinta él le agradeció y susurro al oído; “Ay, trompuda, si me muero quien la besa”.
Avistamiento 0096458. La investigación ha colapsado, no existe apoyo técnico en tierra, mar o aire posible, la logística se ha vuelto cada vez más compleja, el número de avistamientos se han disparado al cumplirse cien años del nacimiento de Infante, abuelas aseguran tenerlo en su corazón, abuelos dicen cantar con él cada tarde un bolero, mariachis le invitan tragos y chamaconas, mujeres maduras le desean con prolongados suspiros, jóvenes lo presumen en camisetas y artilugios, niños empiezan a conocerle en la pantalla a blanco y negro cuando hay alguien que les enseña que ese personaje se llama (en presente) Pedro Infante y que es el máximo ídolo popular de México hasta que deje de haber un avistamiento más.