Colegio de Estudios Estratégicos y Geopolíticos de Aguascalientes, A.C.
Mount Pleasant, Carolina del Sur. 7 de diciembre de 2015. El precandidato republicano, Donald Trump, se dirige a la multitud que atenta lo escucha: “¿Debería leer la declaración?”, pregunta el patán neoyorquino. La multitud, delirante, da su aprobación. El energúmeno lee: “Donald J. Trump hace un llamado a un cierre completo y total para que los musulmanes entren a los Estados Unidos hasta que los representantes puedan resolver qué rayos está pasando”.
Los seguidores de Trump estallan en aplausos. Su dicho es maná caído del cielo y se agrega a lo comentado por el republicano en el verano pasado: “Cuando México envía a su gente, no envía a sus mejores, envía a gente que tiene muchos problemas”.
La escena arriba mencionada sirve como prólogo al presente artículo, el cual tiene por objetivo explicar la victoria anti-inmigrante otorgada por la Suprema Corte y una maniobra diplomática, la cual tiene un tinte netamente en contra de los inmigrantes.
Desde sus tiempos de precandidato, Trump no escondió su mexicano-fobia e islamo-fobia. Para Trump, los mexicanos somos una nación de “narcotraficantes y violadores” y los musulmanes son “terroristas”. El republicano mantuvo su retórica anti-inmigrante durante la precampaña y campaña presidenciales. Muchos esperaban que, una vez electo presidente, bajara su labia xenófoba.
El 27 de enero de 2017 Trump firmó la Orden Ejecutiva 13769 la cual prohibía a gente de siete países de mayoría musulmana -Irán, Irak, Libia- Siria, Somalia, Sudán y Yemen- de entrar a los Estados Unidos por 90 días. Asimismo, detenía el programa de reasentamiento por 120 días y prohibía indefinidamente a los refugiados sirios.
Para coraje de Trump, la Orden Ejecutiva 13769 fue bloqueada en las cortes federales. Por ello, el 6 de marzo de 2017 Trump rubricó la Orden Ejecutiva 13780, la cual reemplazaba al número 13769. Trump llamó a la nueva disposición una “versión rebajada y políticamente correcta” de su antecesora, pues removía a Irak de la lista, después de que acordó cooperar con la Unión Americana, y levantó la prohibición indefinida a los refugiados sirios.
El 24 de septiembre del año en curso, Trump signó la Proclama Presidencial 9645, la cual expandía la Orden Ejecutiva 13780, pues incluía a Chad, Corea del Norte, Irán, Libia, Siria, Somalia, Venezuela y Yemen. Aquí Sudán fue retirado. Sin embargo, la política anti-inmigrante de Trump recibiría un impulso.
Ayer, 4 de diciembre de 2017, la Suprema Corte dijo que la Orden Ejecutiva será aplicada a los refugiados que no tengan una “relación de buena fe” con una persona o entidad en los Estados Unidos. Esto constituye, en la práctica, una vindicación de la política anti-inmigrante de Mr. Trump. ¿Cuáles han sido las reacciones? El siguiente cuadro lo explica:
Reacciones a la decisión de la Suprema Corte
ACTOR | COMENTARIO |
Noel Francisco,
Procurador General de los EUA |
“La Constitución y las actas del Congreso confieren amplia autoridad al Presidente para prevenir que los inmigrantes entren a este país cuando él lo juzgue en el interés de la nación”. |
Hogan Gidley,
Vocero de la Casa Blanca |
“La proclama es legal y esencial para proteger a nuestra Patria”. |
Jeff Sessions, Fiscal General de los EUA |
“Es una victoria substancial para la prevención y la seguridad del pueblo estadounidense”. |
Omar Jadwat,
Abogado de la Unión Americana de Libertades Civiles |
“El prejuicio anti-musulmán del presidente Trump no es un secreto, él lo confirmó la semana pasada en Twitter”. |
Fuente: Elaborado por al autor con datos tomados de: BBC, CNN y The Guardian
El comentario de Omar Jadwat se refiere a que Trump retransmitió un tuit de Jayda Fransen, la líder de Gran Bretaña Primero -un grupo anti-inmigrante e islamófobo-, en el cual los musulmanes demolían una estatua de la virgen María.
El domingo 3, un día antes de la decisión de la Suprema Corte, Trump retiró a los Estados Unidos de la Declaración de Nueva York para los Refugiados y Migrantes, la cual busca mantener los derechos de los refugiados, ayudarles a reasentarse y asegurar que tengan acceso a la educación y empleo.
Los acólitos de Trump lisonjearon la medida: la embajadora estadounidense ante las Naciones Unidas, Nikki Haley, comentó: “Nuestras decisiones sobre las políticas de inmigración siempre serán hechas por los estadounidenses y los estadounidenses solamente. Decidiremos cómo es mejor controlar nuestras fronteras y a quién le será permitido entrar a nuestro país”.
La reforma fiscal, aprobada por el Congreso, y el fallo de la Suprema Corte sobre la Proclama Presidencial 9645 son dos victorias para la administración Trump, la cual se mostraba muy alicaída por la trama de la supuesta injerencia de Rusia en la elección presidencial de 2016.
La construcción del muro fronterizo, la retórica y políticas anti-inmigrantes, la renegociación del TLCAN y la reforma fiscal -todo ello elucubrado por Trump- son, para México, un parteaguas en su relación con su vecino del Norte. A partir de ahora, el águila azteca debe seguir el dictum de Manuel Mijares: “Date cuenta de quién eres, date cuenta lo que vales, cierra la puerta tus dudas…abre tus alas, emprende el vuelo… cada mañana depende de ti”.
Esto será doloroso, pero si Trump se reelige en 2020 no tendremos otra opción más que hacerlo. Si México necesita un ejemplo, sólo tiene que voltear hacia Alemania, cuyo ministro de Asuntos Exteriores, Sigmar Gabriel, declaró hoy, 5 de diciembre de 2017: “El dominio global de los Estados Unidos se está convirtiendo lentamente en historia”.
Aide-Mémoire. El Senado de la República debe tomar en cuenta las opiniones de la Organización de las Naciones Unidas y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos sobre la Ley de Seguridad Interior.